Marc Almond, entre el ne¨®n y la niebla
Hay demasiadas canciones malas en el mundo y yo no quiero a?adir m¨¢s a la lista". Marc Almond (Southport, 1957) se pone lapidario para justificar los 11 a?os desde su anterior ¨¢lbum de temas propios. Y nada que ver con la galbana: entre Open all night (1999) y su nueva entrega, Variet¨¦, median notables discos de versiones. "Me veo m¨¢s como cantante e int¨¦rprete que como compositor, hay otros capaces de escribir mejor lo que yo quiero decir", insiste desde Londres.
La modestia del m¨²sico brit¨¢nico coincide con la celebraci¨®n de tres d¨¦cadas de carrera apasionada y excesiva. Primero con Soft Cell (algo menos de un lustro), luego en solitario. "Siempre he padecido la disquisici¨®n entre mainstream y underground, el ¨¦xito comercial o la semioscuridad art¨ªstica, ser p¨²blico o invisible", confiesa Almond. Cierto: su trayectoria combina momentos masivos con un perfil de culto. Y sus dos ¨²nicos n¨²meros uno proceden de autores ajenos: la c¨¦lebre Tainted love, en tiempos de Soft Cell y, ya a finales de los ochenta, Something's gotten hold of my heart, a d¨²o con Gene Pitney.
"No ser¨ªa el mismo artista si no llega a ser por Marc Bolan y David Bowie. Ambos colorearon mi mundo"
Esos pr¨¦stamos y su capacidad para sacarles lustre no le invalidan como art¨ªfice de trabajos extremadamente personales, de carga autobiogr¨¢fica. Es el caso de Variet¨¦: "Tiendo a mezclar mis propias experiencias con las que he observado o le¨ªdo para crear personajes que no sean enteramente yo. Como una forma de protecci¨®n, de retener algo de privacidad. En el disco nuevo solo hay dos cortes muy autobiogr¨¢ficos, Sandboy y The trials of eyeliner".
El segundo recoge encuentros juveniles en s¨®tanos con marineros de permiso. Tambi¨¦n la violencia con la que su padre, militar profesional, reaccionaba ante su h¨¢bito de pintarse los ojos. Un drama solo mitigado por la m¨²sica y el fulgurante triunfo del synth-pop de Soft Cell. ?La bomba? El toque electr¨®nico que insuflaron ¨¦l y un compa?ero de Escuela de Arte, Dave Ball, al Tainted love de Gloria Jones, dama del Northern soul y ¨²ltima pareja de Marc Bolan, al que Almond siempre ha idolatrado. "Yo no ser¨ªa el mismo artista si no llega a ser por Bolan y David Bowie. Ambos colorearon mi mundo: el de un adolescente problem¨¢tico del norte de Inglaterra. Y a trav¨¦s de Bowie descubr¨ª a Jacques Brel y Jean Genet".
La pasi¨®n por los genios franc¨®fonos nunca le abandona. De hecho figuran poemas de Genet (tambi¨¦n de Rimbaud, Verlaine o Cocteau) en uno de sus pr¨®ximos proyectos, Feasting with panthers: "Una colecci¨®n de poes¨ªa decadente y er¨®tica, convertida en canciones. Jeremy Reed, al que definir¨ªa como poeta glam rock, los ha traducido y adaptado al ingl¨¦s, adem¨¢s de aportar alguno propio. Y los arreglos los firma Michael Cashmore, con una amplia gama que va del folk melanc¨®lico al glam punk, un poco como ocurre en Variet¨¦".
La huella de Bowie lleva a Almond a percibir, cuando mira atr¨¢s, distintas fases en su carrera, a la manera camale¨®nica de su ¨ªdolo. "Aunque, conforme envejezco, todos esos periodos parecen fusionarse y convertirse en uno solo". Pero quiz¨¢ la gran herencia del Duque Blanco sea su indestructible amor por Jacques Brel, del que Marc borda m¨²ltiples versiones y al que ha dedicado alg¨²n ¨¢lbum entero. "Para amar de verdad a un int¨¦rprete, me debe tambi¨¦n interesar su vida, algo que puede a?adir intensidad a sus canciones y hacerlas m¨¢s cre¨ªbles o conmovedoras. Brel y su falta de convencionalismos siempre me fascinaron, pero me pregunto c¨®mo se sentir¨ªa ¨¦l, supuestamente hom¨®fobo, a prop¨®sito de que un cantante gay interprete sus temas. A m¨ª me da que, m¨¢s all¨¢ de su personaje de trovador macho, en realidad no le importar¨ªa en absoluto".
Hay otro cantautor, el ruso Vadim Kozin, tambi¨¦n objeto de atenci¨®n para Almond por las tribulaciones de su existencia. En 2009 Marc le dedic¨® Orpheus in exile, un acercamiento en ingl¨¦s a la obra de alguien que pas¨® de estrella nacional a ser recluido por Stalin en Siberia. Y cay¨® en desgracia, en buena medida, por su homosexualidad. "El disco result¨® una experiencia muy emotiva, me quebr¨¦ varias veces en la grabaci¨®n, sobre todo en las canciones sobre Magadan, su lugar de exilio. De mis trabajos, este est¨¢ entre mis favoritos".
El nuevo ¨¢lbum de Almond posee tambi¨¦n cuota rusa: Nijinsky heart, uno de los mejores cortes. "Me atrap¨® de Nijinsky su tr¨¢nsito de la genialidad a la locura. Y quise ser bailar¨ªn, pero la dislexia y mi mala coordinaci¨®n me lo impidieron a pesar del esfuerzo. Algo eternamente frustrante. Trata sobre la imposibilidad de alcanzar tu ideal de perfecci¨®n".
El primer gran reflejo art¨ªstico del amor de Almond por Rusia ya apelaba en su t¨ªtulo, Heart on snow (2003), al coraz¨®n: "Me encontr¨¦ a m¨ª mismo en las canciones rusas de romance, un g¨¦nero po¨¦tico y emotivo del siglo XIX -Kozin fue luego uno de sus cultivadores-, que me lleg¨® muy dentro. Los rusos tienen una profundidad oscura en el alma, no s¨¦ si por la dureza del periodo sovi¨¦tico, los cielos interminables o su terrible historia de guerras. Y mezclan gozo y melancol¨ªa. Me ayud¨® a comprenderles el haber vivido en Mosc¨² y puede que tambi¨¦n mis ra¨ªces noruegas. Aunque Churchill defin¨ªa Rusia como 'una adivinanza envuelta en un misterio dentro de un enigma': solo ellos entienden plenamente su cultura. Pasa igual con el flamenco: hay que ser espa?ol para captarlo".
Almond residi¨® en Barcelona en la segunda mitad de los ochenta ("me inspir¨® su belleza, entre intacta y decadente"), pero hab¨ªa tenido el primer acercamiento a la cultura espa?ola una d¨¦cada atr¨¢s, en tiempos universitarios. "Compr¨¦ en una tienda de segunda mano un viejo disco, The Rhythms of Carmen Amaya, porque la mujer de la cubierta era sensual y misteriosa, como los antiguos astros del cine. Me encantaron los ritmos flamencos y comenc¨¦ a grabar loops de los taconeos para introducirlos en mis actuaciones. Despu¨¦s, en una gira por Espa?a, me dio por adorar un ¨¢lbum de Lole y Manuel. Y de eso, al inter¨¦s por la poes¨ªa y el arte. Las influencias se notan en mi ¨¢lbum Torment and Toreros -1983-. Eso s¨ª, superficiales y falsas, mero colorido, si las comparamos con la pureza original".
La autenticidad, otra de sus obsesiones: "Me cans¨¦ de interpretar If you go away -su adaptaci¨®n del Ne me quitte pas de Brel-. Es espeluznante, psic¨®tica y manipuladora. Y la sent¨ªa como una pantomima". Sin ir m¨¢s lejos, Almond no la cant¨® en la pasada edici¨®n del Primavera Sound. A finales de octubre, en v¨ªsperas de su potente gira de aniversario por el Reino Unido, le espera en B¨¦lgica otro festival: el Sinner's Day, reuni¨®n de glorias del punk y la nueva ola. ?Mucho de Soft Cell para la ocasi¨®n, tras la fugaz vuelta del d¨²o con un disco en 2002? "Si puedo, no planeo repertorios. Disfrut¨¦ al reunirme con Dave Ball y hubo una gran qu¨ªmica, pero enseguida reapareci¨® el motivo por el que dej¨¦ el grupo en su d¨ªa: ser libre para elegir cualquier camino".
Sorprende que alguien tan al¨¦rgico en lo musical a la nostalgia, la padezca: Variet¨¦, en parte, se promociona como celebraci¨®n de la misma. "La nostalgia es una espada de doble filo, una droga con resaca, pero me creo afortunado por haber crecido en una ¨¦poca en la que muchas cosas se experimentaban por primera vez. Y tal como est¨¢ el mundo, ese pasado representa algo familiar y seguro". En uno de sus nuevos temas, Almond a?ora el Soho londinense de luces rojas y peep shows. All¨ª vivi¨®, justo enfrente del Raymond Revuebar, un famoso cabaret er¨®tico. "Mi Soho est¨¢ desapareciendo, en pro de mamotretos sin alma, de cristal, acero y hormig¨®n. Ocurre en muchas ciudades: pronto existir¨¢ la ciudad global, una monocultura, una mediocridad".
Marc se prepara para un reto esc¨¦nico: "Ten plagues, una opereta moderna, escrita para m¨ª por el dramaturgo Mark Ravenhill y el compositor Conor Mitchell, algo impensable hace algunos a?os, antes de mi accidente de moto". Almond lo sufri¨® en 2004 y el consiguiente par¨®n trajo sorpresas: "Tuve un gran entrenador para recuperar mi voz, que ha crecido de registro, pese al timbre algo m¨¢s grave, propio de la edad". Y Stardom Road (2007), un ¨¢lbum de versiones poco obvias, lo considera su "disco de convalecencia": "No todas se comprendieron, pero de manera velada cuentan la historia de mi vida. Vendi¨® muy bien".
Estamos ante un hombre satisfecho: "Canto mejor que nunca y hac¨ªa a?os que actuar no me reportaba tanto placer. Me siento m¨¢s respetado como artista y como persona". El premio en mayo de la revista Mojo, que lo se?alaba como h¨¦roe musical, sin duda ha aportado lo suyo. "Y me conmovi¨® que Antony Hegarty -Antony and the Johnsons- viajara desde Nueva York para entreg¨¢rmelo. Quiero nuevos desaf¨ªos: seguro que cualquier aventura que aborde ser¨¢ para disfrutar".
Variet¨¦ est¨¢ editado por Cherry Red / Pop Stock!
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