La reinvenci¨®n de Allegra
Diez a?os sin que pasara nada y en solo dos todo cambi¨®". La propia Allegra Hicks se asombra de las sacudidas que sufri¨® su vida entre 2008 y 2009. La italiana llevaba desde 1998 al frente de una firma de moda e interiorismo con la que consigui¨® hacerse un nombre como dise?adora de estilos de vida, pero que en noviembre de 2008 se convirti¨® en una v¨ªctima de la crisis. Hicks tuvo que cerrar sus tiendas de Nueva York y Londres, borrarse del calendario de desfiles de la semana de la moda de esta ¨²ltima ciudad y sentarse a esperar un milagro. El caso es que ocurri¨®. Gracias a la inyecci¨®n monetaria (sin especificar) de un inversor privado (tampoco), Hicks fund¨® una nueva compa?¨ªa, AH Lifestyle Ltd., con la que consigui¨® resucitar su marca a partir de las cenizas a las que hab¨ªa sido reducida. Bueno, m¨¢s que ella, lo hizo Linda Peters, hasta entonces en Sephora.com. Peters fue nombrada directora ejecutiva con la intenci¨®n de cuadrar las cuentas para conseguir que Allegra Hicks (la marca) empezara a rentar bien posicionada a nivel global. A toro pasado, Allegra Hicks (la persona) concede que "ese drama financiero es precisamente lo que necesitaba mi firma para reorganizarse. A veces pierdes la noci¨®n de lo que est¨¢s haciendo, de lo que se te da bien hacer, concretamente. Cosas como esta te ayudan a centrarte y maximizar tu potencial. No estamos como para hacer locuras, pero estamos, que es lo importante". Lo cual se traduce en la apertura de una ¨²nica tienda (en Londres), mucho menos pretenciosa que las anteriores. Su declaraci¨®n pone de manifiesto que, a pesar de todo, ella puede privilegiar su creatividad por encima de cualquier contratiempo econ¨®mico. As¨ª ha sido (casi) siempre. "Tengo la suerte de que la l¨ªnea que separa mi trabajo de mi tiempo de ocio sea muy delgada. Todo es lo mismo. Nunca me he tomado el trabajo como una obligaci¨®n, siempre he tratado de hacer lo que he querido".
"Un vestido es exactamente eso, un vestido. Y nada m¨¢s. No debe tener mayores pretensiones"
Menos de un a?o despu¨¦s lleg¨® otro tipo de crisis. Tras 19 a?os casada con el dise?ador de mobiliario Ashley Hicks, su matrimonio a lo Charles y Ray Eames tomaba el camino de la separaci¨®n. El punto y final para una de las parejas doradas del Nueva York de los a?os ochenta con cierta notoriedad en el circuito del arte. "Eran los tiempos en los que los artistas empezaban a ser considerados estrellas del rock, pero todo era a¨²n muy underground. Elitista, s¨ª, pero m¨¢s sincero que ahora".
Alt¨ªsima, rub¨ªsima y de gestos parsimoniosos, Allegra Hicks podr¨ªa pasar por ser de cualquier parte. Casi lo es: se cri¨® en Tur¨ªn, estudi¨® dise?o textil en Mil¨¢n y luego bellas artes en Bruselas, antes de mudarse a Nueva York. Ahora vive en Londres. Su nacionalidad se diluye en lo cosmopolita. Mujer de mundo. Esta ma?ana -una cualquiera del pasado mes de mayo-, Hicks se encuentra en Madrid con motivo de la presentaci¨®n de la colecci¨®n que ha dise?ado para The Rug Company, la marca de alfombras de lujo artesanales con tienda en la calle de Villanueva. "Las alfombras son a una casa lo que un pintalabios a una cara", explica, y, tras alabar su sensualidad, cuenta lo mucho que le recuerdan a una de sus pel¨ªculas favoritas: El Gran Lewoski, de los hermanos Coen.
Porque ya sea en el terreno de los vestidos, en el cual se la conoce con el nombre de la "reina del caft¨¢n" por ser esta la prenda que m¨¢s cultiva, o en el de las cosas para el hogar, a Hicks lo que le interesan son las telas. Por eso sus referentes en moda siempre ser¨¢n Paul Poiret y Madeleine Vionnet. Dos cl¨¢sicos cuyas creaciones fueron especialmente ornamentales. Aunque Hicks no llegara aqu¨ª de rebote de la pintura, s¨ª admite que idear los motivos que se estampar¨¢n en los tejidos es precisamente lo que m¨¢s le atrae de su trabajo: "Una tela es como un lienzo en blanco al que me aproximo como lo har¨ªa un pintor". Y a?ade: "Me gustan los textiles porque siempre han estado ah¨ª, son una manifestaci¨®n cultural que cuenta mucho sobre el contexto en el que se ha dado. Y porque son arte sin pretenderlo".
Tras su alegato a favor de las artes decorativas, Hicks explica c¨®mo su aproximaci¨®n al dise?o de moda no puede ser menos intelectual: "Un vestido es exactamente eso, un vestido. No debe tener pretensiones de ser algo m¨¢s. Aunque su proceso de creaci¨®n tenga un componente intelectual, al final, se trata de un vestido. Yo lo que hago es convertir una tela en un vestido, por eso mi estilo es muy lineal. Hago que el material con el que est¨¢ hecho sea lo m¨¢s importante. Que quede bien por s¨ª mismo". Como toda mujer que dise?a para el resto de mujeres, la est¨¦tica que cultiva se basa en la practicidad. Forma sigue a funci¨®n. Su marca es de las que buscan la viabilidad comercial, sin estridencias y que se desarrollan sin hacer mucho caso a las tendencias. Y con un p¨²blico objetivo que ha superado la treintena. "S¨ª creo que el g¨¦nero condicione. Los hombres enseguida se ponen creativos y por el camino se les olvidan cosas como que las mujeres usan sujetador, y no lo tienen en cuenta". Con uno de sus sencillos dise?os, un vestido suelto en azul claro, Hicks es la personificaci¨®n de lo que dice. "Para m¨ª la ropa es una expresi¨®n del estado de ¨¢nimo. Me gusta ser yo la que lleva la ropa, no ella a m¨ª. Por eso me visto en funci¨®n del humor del que est¨¦ ese d¨ªa". Hoy es bueno. Est¨¢ en Madrid y hace un d¨ªa luminoso.
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