Refugio para gais y maltratadas

D¨¦bora se llama D¨¦bora desde que ten¨ªa 17 a?os. Odia tanto el "nombre de chico" con el que naci¨® hace 39 a?os en Honduras que no lo revela ni ante la promesa de no publicarlo. Va contando su historia en el banco de una plaza, a la sombra. Su activismo en Tegucigalpa a favor de los LGTB (lesbianas, gais, trans y bisexuales), el tiro que le pegaron -"gracias a Dios, a orillas del est¨®mago"-, los siete meses presa, la absoluci¨®n por falta de pruebas... Y se embala. Habla alto y sus gestos femeninos son m¨¢s ostentosos. De repente, dice: "En mi pa¨ªs no puedes hacer esto, ya estar¨ªan rode¨¢ndome, insult¨¢ndome". D¨¦bora aterriz¨® en Espa?a en junio de 2008 con un prop¨®sito: pedir asilo. Se lo dieron en julio.

Transexuales, mutiladas e incluso un albino han recibido amparo

ACNUR estima que el 70% de peticiones son de mujeres y minor¨ªas sexuales

La convenci¨®n de Ginebra de 1951 define a los refugiados como los perseguidos por cinco motivos: ideas pol¨ªticas, raza, religi¨®n, nacionalidad o pertenencia a determinado grupo social. El ¨²ltimo se convirti¨® en una especie de caj¨®n de sastre, donde quiz¨¢ habr¨ªa entrado el caso de D¨¦bora. La nueva Ley espa?ola de Asilo, en vigor desde noviembre, ha sumado dos causas: g¨¦nero y orientaci¨®n sexual, "algo bastante excepcional" en el panorama legislativo, asegura el secretario general de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR), Alfredo Abad.

El asilo, que nunca fue uniforme aunque a menudo se crea que es solo pol¨ªtico, se diversifica. Imposible saber, no obstante, cu¨¢ntos extranjeros reciben el estatuto de refugiados -o la protecci¨®n para quien no est¨¢ perseguido pero huye de un conflicto- por una u otra raz¨®n. "No se clasifican por motivos. Y a veces se solapan", seg¨²n fuentes del Ministerio del Interior. El responsable de CEAR a?ade que "ni siquiera en la comunicaci¨®n se precisa el motivo".

El perfil de los solicitantes (3.007 en Espa?a en 2009) es cambiante "porque el mundo es cambiante", declara Juan Carlos Arnaiz, oficial de protecci¨®n del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Este organismo es una buena atalaya para observar los cambios porque analiza todas las demandas de asilo presentadas en Espa?a (Interior escucha su opini¨®n, no vinculante, sobre cada caso). "Calculo que ahora el 70% de las solicitudes est¨¢n vinculadas con el g¨¦nero o con minor¨ªas sexuales", indica. El asilado que casi todo el mundo tiene en mente, m¨¢s com¨²n hace una d¨¦cada, era el disidente, el sindicalista, el defensor de los derechos humanos. A ellos se han unido homo y transexuales, mujeres maltratadas, forzadas a casarse de ni?as... Incluso un subsahariano albino. Abdoulaye Coulibaly, veintea?ero maliense, es refugiado desde finales de 2009, tras llegar en cayuco a Tenerife.

Vistas las cifras, es un afortunado porque Espa?a est¨¢ entre los pa¨ªses europeos que menos solicitudes recibe y menos estatutos de asilo concede. El a?o pasado, lo otorg¨® a 179 perseguidos. Otras 162 personas recibieron protecci¨®n subsidiaria. "Nos preocupa que las pol¨ªticas de control migratorio hayan dejado fuera a posibles solicitantes de asilo", afirma Mar¨ªa Serrano, responsable adjunta de Pol¨ªtica Interior de Amnist¨ªa Internacional. Son cifras tan exiguas que las crisis puntuales dificultan percibir tendencias.

Pero el oficial de protecci¨®n de ACNUR observa algunas: "En los ¨²ltimos a?os ha habido muchas peticiones de mujeres argelinas y marroqu¨ªes por violencia intrafamiliar". Algunos casos son bastante claros: "Si su marido es poderoso, un juez, digamos, y no puede denunciarle". O los gais que huyen de Ir¨¢n, Arabia Saud¨ª o Yemen, de una condena a muerte si les descubren. El iran¨ª Al¨ª (nombre ficticio) lleg¨® a Espa?a de carambola. A su arresto en una fiesta clandestina de homosexuales en Teher¨¢n le siguieron seis d¨ªas de malos tratos y amenazas de muerte en comisar¨ªa. En cuanto pudo compr¨® un visado en el mercado negro. Era para Espa?a. "?l no ten¨ªa ni idea de que Espa?a proteg¨ªa a gais y lesbianas, cogi¨® el pa¨ªs que pudo", cuenta su amigo David Cede?o. Al¨ª, que tiene el asilo desde diciembre, sigue con miedo. "Aqu¨ª puede ser ¨¦l mismo. En Ir¨¢n le hubieran obligado a casarse con una chica", asegura otro amigo, Pedro Biedma, de la asociaci¨®n Colega M¨¢laga.

Otros han visto reconocida su condici¨®n de refugiados en los tribunales. CEAR destaca las sentencias a favor de dos mujeres. La nigeriana Hajia, a la que casaron y mutilaron, es refugiada gracias al Supremo despu¨¦s de un periplo jur¨ªdico de seis a?os. La argelina Kheira fue obligada a casarse, violada y maltratada por un marido que intent¨® asesinarla. Le denunci¨® pero fue castigado a multas peque?as. Hoy es asilada.

Tambi¨¦n existen solicitudes inconsistentes, como las de decenas de nigerianas que invocan historias cl¨®nicas plagadas de inexactitudes, cuenta el oficial de protecci¨®n Arnaiz. Posiblemente son v¨ªctimas de la trata.

A ACNUR le preocupa la calidad del proceso en general. "C¨®mo se hacen las primeras entrevistas, el trato con los funcionarios, con los abogados. Los expedientes no son todo lo completos ni rigurosos que deber¨ªan ser", detalla Arnaiz. Contarle con pelos y se?ales por qu¨¦ te persiguen en tu pa¨ªs a un desconocido en una comisar¨ªa atestada es arduo. Una situaci¨®n en la que mujeres y ni?os son a¨²n m¨¢s vulnerables. Amnist¨ªa pide procedimientos espec¨ªficos para ellos. A?ade Serrano que a AI tambi¨¦n le preocupa que la Ley de Asilo excluya a los ciudadanos de la UE -un activista gay polaco o un gitano rumano no pueden pedir protecci¨®n en la Uni¨®n- y que las causas de exclusi¨®n hayan aumentado.

Los perseguidos por su religi¨®n no son mayor¨ªa, pero hay. El representante de ACNUR recuerda: cristianos argelinos conversos, cristianos paquistan¨ªes, chinos de Falung Gong, testigos de Jehov¨¢ armenios, hind¨²es de Rusia, protestantes de Eritrea...

El activista gay colombiano Manuel Antonio Velandia sufri¨® un atentado y huy¨® cuando amenazaron a su familia. Es refugiado desde abril. "Es un precedente muy importante, permite que otros pa¨ªses avancen", afirma.

D¨¦bora, en el proceso de cambiar de sexo, dej¨® atr¨¢s Honduras, "una sociedad machista con costumbres y valores religiosos". Cuando pueda pedir¨¢ el pasaporte espa?ol porque sin ¨¦l no puede cambiarse oficialmente de nombre. Y ser solo D¨¦bora.