Arthur Penn, el cineasta oportuno
El director rompi¨® con 'Bonnie and Clyde' los esquemas tradicionales de Hollywood
Arthur Penn puede que no fuera el cineasta m¨¢s talentoso de su generaci¨®n, y desde luego no tuvo tanta suerte como otros, pero estuvo en el sitio adecuado olisqueando el esp¨ªritu de la ¨¦poca. Supo llevar la violencia y la protesta generacional a la pantalla en un momento en que el viejo Hollywood se opon¨ªa con u?as y dientes al cambio. Y ¨¦l mismo fue ahogado por la siguiente ola, la que cabalgaban Spielberg y Lucas y que se llev¨® por delante a los creadores de finales de los sesenta. El martes, el director falleci¨® en su casa de Manhattan por problemas cardiacos y rodeado de su familia, justo un d¨ªa despu¨¦s de haber cumplido los 88 a?os.
Arthur Penn naci¨® en 1922 en Filadelfia en una familia descendiente de rusos jud¨ªos. Cuando se divorciaron sus padres, Arthur y su hermano mayor, Irving, que ser¨ªa uno de los m¨¢s reputados fot¨®grafos del siglo XX, se mudaron con su madre a Nueva York. De vuelta a Filadelfia con su padre, empez¨® a ir a clases de teatro hasta que entr¨® en el Ej¨¦rcito en 1943: en el campamento, en Carolina del Norte, organiz¨® una compa?¨ªa teatral y repiti¨® experiencia en Par¨ªs. A la vuelta de la guerra se enganch¨® al m¨¦todo, el sistema de interpretaci¨®n basado en las ense?anzas de Stanislavski (m¨¢s tarde lo repudi¨®) y dej¨® la actuaci¨®n para abrazar la direcci¨®n.
Cre¨ªa en ense?ar a la gente la muerte y la violencia tal y como ocurren
Por eso volvi¨® a Nueva York, entr¨® en la cadena de televisi¨®n NBC y all¨ª dirigi¨® adaptaciones teatrales y telefilmes. Porque Penn forma parte de una generaci¨®n, la de los sesenta, curtida en la peque?a pantalla -John Frankenheimer, Sidney Lumet- y correa de transmisi¨®n entre los cineastas m¨¢s cl¨¢sicos de la d¨¦cada anterior (Joseph L. Mankiewicz, William Wyler) y los renovadores de los setenta (Coppola, Scorsese, Schrader o Ashby).
Para la peque?a pantalla realiz¨® en 1957 la primera versi¨®n de El milagro de Anne Sullivan. Cinco a?os m¨¢s tarde supo cambiar su visi¨®n, transformar el gui¨®n para el cine y lograr oscars para su actriz principal, Anne Bancroft, y su secundaria, Patty Duke, con este drama de superaci¨®n personal y de relaci¨®n especial entre una profesora y su alumna, ciega y sordomuda. Con El milagro... fue candidato al Emmy (versi¨®n televisiva), al Oscar (versi¨®n gran pantalla) y gan¨® el Tony (versi¨®n Broadway).
El milagro de Anne Sullivan confirmaba el talento mostrado en su debut en el largo con El zurdo (1957), un western m¨¢s all¨¢ del g¨¦nero en s¨ª, en el que Paul Newman encarnaba a Billy el Ni?o, m¨¢s cercano a sus gustos. Por ah¨ª quer¨ªa que fuera El tren, rodaje del que fue despedido por sus desavenencias con Burt Lancaster, y por ah¨ª iba Acosado (1965), su primer encuentro con Warren Beatty. Su apuesta por dar verosimilitud a las historias choc¨® con el productor Sam Spiegel en La jaur¨ªa humana; Spiegel remont¨® el filme, aunque a¨²n est¨¢ en ¨¦l parte del impulso creativo de Penn, que cre¨ªa en ense?ar a la gente la muerte y la violencia tal y como ocurren, y no con subterfugios o filtros. Como dec¨ªa Paul Schrader: "Penn trajo la sensibilidad de los filmes m¨¢s art¨ªsticos europeos a la cultura americana", y eso se nota en La jaur¨ªa humana y en Bonnie y Clyde (1967), ollas a presi¨®n de rabia y violencia. Por eso Beatty, productor de Bonnie y Clyde, empuj¨® a dirigirla a Penn.
Bonnie y Clyde, amor y violencia a partes iguales usando como excusa la vida de esta aut¨¦ntica pareja de delincuentes, rompi¨® los esquemas tradicionales que maniataban Hollywood -el c¨®digo de 1934- con sus expl¨ªcitos mensajes sexuales (como los juegos con pistolas) y con su sangre y v¨ªsceras. La gente no fallec¨ªa en Bonnie y Clyde, sino que mor¨ªa, con un estallido como en la vida real. El final del filme, la muerte a c¨¢mara lenta, acribillados a balazos, de Clyde (Warren Beatty) y Bonnie (Faye Dunaway) abri¨® la espita a t¨ªtulos como Grupo salvaje y marc¨® obras maestras posteriores como El padrino.
Hollywood se dividi¨® en dos partes: unos, apoyaron este filme para que obtuviera 10 candidaturas a la estatuilla de Hollywood; otros, a¨²n la mayor¨ªa, cercenaron su triunfo aupando a Doctor Dolittle o Adivina qui¨¦n viene esta noche.
Penn hab¨ªa cogido el pulso del momento: a su Bonnie y Clyde le siguieron obras de otros creadores como Easy rider, El graduado o Malas tierras... Volvi¨® con El restaurante de Alicia (su tercera y ¨²ltima candidatura al Oscar a la mejor direcci¨®n) y Peque?o gran hombre. Pero los tiempos cambian, y cuando en 1975 estren¨® La noche se mueve, peque?a joya de orfebrer¨ªa detectivesca, el p¨²blico prefer¨ªa Tibur¨®n, y Penn se refugi¨® en Broadway (siempre volv¨ªa al teatro, de ah¨ª sus tres candidaturas al Tony). Ya no cuaj¨® un gran trabajo: Missouri (1976), Georgia (1981) o Target, agente doble en Berl¨ªn (1985) contienen chispas de buen cine, pero el fracaso de Muerte en invierno (1987) lo devolvi¨® a la tele y al teatro.
En los ¨²ltimos tiempos recibi¨® homenajes en festivales como el de Berl¨ªn (Oso de Honor en 2007) o San Sebasti¨¢n, donde se le dedic¨® un ciclo en 1998 y entreg¨® la Concha de Plata a la mejor direcci¨®n a Fernando Le¨®n, por Barrio. Al madrile?o le qued¨® el recuerdo, dec¨ªa ayer, de "su afabilidad, su presencia tranquilizadora". Y de su amor por Nueva York.
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