Traer o no traer
Traer y gobernar se han convertido en sin¨®nimos desde que el PNV nos ha tra¨ªdo lo que no se hab¨ªa preocupado en traer mientras gobern¨® Euskadi. No traer resultaba rentable cuando se gobernaba, y no nos sirve que se apele a la coyuntura como argumento justificatorio de que s¨®lo gracias a ella se ha podido conseguir lo que se pretend¨ªa. Zapatero nos necesita, clamaba Urkullu en las campas de Foronda, pero supongamos que no se hubiera producido el cambio en Euskadi, que Ibarretxe siguiera siendo el lehendakari y que las necesidades de Zapatero hubieran sido las mismas que las actuales. ?Habr¨ªan sido en ese caso las transferencias estatutarias pendientes el tema estrella de la negociaci¨®n para apoyar los Presupuestos Generales tanto del a?o en curso como del venidero? No es nada descabellado sospechar que no, que hoy no estar¨ªamos hablando de esos asuntos y que la ¨²nica coyuntura que explica este cambio de objetivos es justamente la circunstancia de que el PNV ha dejado de gobernar.
Y nos ha venido bien. Su salida del Gobierno nos ha liberado del lastre de cierta l¨ªrica insensata -que ahora queda ce?ida a los l¨ªmites de sus predios festivos- y ha servido para implicarlo en la gobernabilidad de Euskadi y de Espa?a, extra?o accidente que s¨®lo puede explicarse desde el trastorno que provoca la ca¨ªda en la realidad. Desde la oposici¨®n no se gobierna, pero s¨ª se contribuye a la buena marcha del pa¨ªs, aunque s¨®lo sea como efecto perverso, as¨ª en este caso, del deseo de desprestigiar y de desplazar a quienes llevan sus riendas, deseo leg¨ªtimo, por otra parte, y al que no cabe poner objeciones. Los reparos cabr¨ªa pon¨¦rselos al estilo, pues el quehacer pol¨ªtico tambi¨¦n debe esperar un juicio est¨¦tico.
Da la impresi¨®n de que el PNV es un partido que no supiera existir sin gobernar. Est¨¢ en la oposici¨®n y ah¨ª sigue, vivito y coleando, y con la suficiente capacidad maniobrera para mostrar su poder y que es un partido influyente. Pero es incapaz de desligar ese poder de influencia de su funci¨®n de tutelaje, funci¨®n derivada de su concepci¨®n patrimonial del pa¨ªs o, lo que es m¨¢s grave, del pueblo vasco, al que define a su imagen y semejanza. Ese patrimonio natural le ha sido usurpado al desplazarlo del Gobierno, y su pueblo corre el peligro de perderse al ser sometido a un Gobierno espurio. De ah¨ª esa necesidad de declararse Gobierno -y restablecer ese v¨ªnculo natural roto- incluso hall¨¢ndose en la oposici¨®n.
Esta actitud m¨¢s parece propia de un ligamen religioso que de un v¨ªnculo pol¨ªtico, y es en ella donde encuentran su explicaci¨®n todos los excesos verbales peneuveros desde que perdieron el poder. Y esos excesos son dudosamente democr¨¢ticos. "Euskadi no tiene hoy un Gobierno vasco", clamaba Urkullu en las campas de Foronda. Hay que llenar ese hueco, no vaya a ser que el Gobierno vasco, el ¨²nico, el PNV, acabe qued¨¢ndose sin Pueblo. ?Que Dios los ampare!
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