?Y si no hubiesen revelado toda la verdad del 11-S?
Michael Moore cuestiona en 'Fahrenheit 9/11' la versi¨®n oficial sobre los ataques
Cada a?o, en la conmemoraci¨®n de los ataques del 11-S, la zona cero de Nueva York se convierte en el apasionante espejo en el que se reflejan la complejidad y las contradicciones de Estados Unidos. Ciudadanos de todo pelaje acuden en peregrinaci¨®n desde hace nueve a?os para expresar su l¨®gico respeto por las v¨ªctimas de aquellos atentados, su temor ignorante hacia el otro, (encarnado primero en Bin Laden y hoy en una posible mezquita proyectada para el ¨¢rea), su hist¨®rico y sincero compromiso con la libertad de expresi¨®n y sus dudas legendarias hacia su propio Gobierno.
Pese a que hubo quien desde un principio se hizo muchas m¨¢s preguntas respecto a los atentados y sus consecuencias que las que la prensa estadounidense puso sobre la mesa, no fue hasta que Michael Moore estren¨® Fahrenheit 9/11 en 2004 cuando el gran p¨²blico estadounidense comenz¨® a inquietarse seriamente ante las razones ocultas que podr¨ªan haber llevado al Gobierno de su pa¨ªs a invadir Afganist¨¢n e Irak. Nueve a?os despu¨¦s de los ataques que oficialmente motivaron aquellas invasiones, nadie ha podido probar que las conexiones con las multinacionales de defensa del entonces vicepresidente Dick Cheney o del ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld ni que la incapacidad intelectual del ex presidente Bush fueran las verdaderas causas para aquellas guerras, como insinuaba sin rodeos y con much¨ªsima iron¨ªa Moore.
Moore denunciaba las carencias de Bush como origen de la guerra de Irak
"Hay demasiados puntos oscuros en las explicaciones", dice un manifestante
Aquel documental dio alas a las teor¨ªas sobre la conspiraci¨®n del 11-S, un movimiento que apareci¨® en Europa t¨ªmidamente tras los atentados pero que solo se afianz¨® con fuerza en EE UU cuando, antes de las elecciones presidenciales de 2004, cada vez m¨¢s voces se alzaron para criticar al Gobierno de Bush despu¨¦s de que nadie encontrara armas de destrucci¨®n masiva en Irak.
Cuando falta un a?o para que se cumpla el d¨¦cimo aniversario de los atentados, cada vez hay m¨¢s 9/11 Truth Believers, nombre con el que se autodenominan miles de personas agrupadas en colectivos y asociaciones como The 9/11 Truth Movement, International Center for 9/11 Studies o 9/11 Citizens Watch que dudan de toda o parte de las versiones oficiales con las que se explican aquellos atentados.
Durante el ¨²ltimo aniversario, varios centenares de ellos se manifestaron en las inmediaciones de la zona cero exigiendo una investigaci¨®n criminal independiente sobre el 11-S que arroje luz sobre por qu¨¦ se derrumbaron las torres, por qu¨¦ edificios que no sufrieron da?os como el WTC 7 cayeron como un castillo de naipes o por qu¨¦ no existen im¨¢genes del avi¨®n que se estrell¨® en el Pent¨¢gono. La presencia de este grupo, que fundamentalmente sostiene que el Gobierno instig¨® o permiti¨® que ocurrieran los atentados para poder justificar las guerras y por tanto beneficiarse econ¨®micamente con ellas, era igual o superior a la de los islam¨®fobos, que protestaban aquel d¨ªa contra la construcci¨®n de una mezquita en el ¨¢rea. Mientras toda la prensa mundial apuntaba sus c¨¢maras hacia ese pu?ado de ultraderechistas radicales, nadie le prestaba atenci¨®n a j¨®venes como Goshi King, un ingeniero de Baltimore perteneciente al grupo Ingenieros y Arquitectos por la Verdad sobre el 11-S, que como sus compa?eros llevaba carteles con un signo de interrogaci¨®n gigante. "Hay demasiados puntos oscuros en las explicaciones que nos han dado; incluso los congresistas que participaron en la Comisi¨®n del 11-S que elabor¨® la investigaci¨®n oficial han dicho que su trabajo no es suficiente", explicaba King.
El sargento Spoto, de 30 a?os, fue marine hasta 2007. Abandon¨® el Ej¨¦rcito porque dej¨® de comulgar con el mensaje que le vendieron desde el Gobierno. "Quieren que pensemos que el Islam es el enemigo para mantener al pa¨ªs dividido y las guerras en marcha. Por eso le prestan tanta atenci¨®n a los pocos manifestantes que hay hoy en la zona cero. Es como si el Gobierno estuviera a gusto haci¨¦ndonos pensar que Bush simplemente fue un tipo idiota que se dej¨® manipular y no se enter¨® de que sus subordinados aspiraban a forrarse a costa de aterrorizar a la poblaci¨®n. Para m¨ª ese es el gran equ¨ªvoco de Moore: Bush no es ning¨²n idiota. Es un criminal de guerra y deber¨ªa ser juzgado".
La pel¨ªcula
- Pensada como bomba desestabilizadora para modificar el curso de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2004, Fahrenheit 9/11 volvi¨® a poner el g¨¦nero del documental en boca de la cinefilia, arras¨® en la taquilla mundial, triunf¨® en el Festival de Cannes pero no logr¨® su principal objetivo: el 20 de enero de 2005 George W. Bush juraba de nuevo su cargo como presidente de Estados Unidos. Otra vez. En la cinta, Moore realiza una tragic¨®mica disecci¨®n de la reacci¨®n del Gobierno a los ataques del 11 de septiembre, retratando a Bush sin ning¨²n pudor. Ma?ana, la pel¨ªcula Fahrenheit 9/11 en su quiosco por 2,95 euros con su ejemplar de EL PA?S.
Babelia
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