Me parto de risa
Probablemente se trate de una reacci¨®n defensiva, pero tengo la impresi¨®n de que, de repente, el mundo de la cultura se ha echado a re¨ªr a mand¨ªbula batiente. Ah¨ª tienen, por ejemplo, el ¨¦xito (y la cobertura medi¨¢tica) del primer festival La Risa de Bilbao (Bilboko Barrea), un estupendo invento de Juan Bas que ha reunido a un notable grupo de escritores y artistas gr¨¢ficos para debatir sobre el humor en esa ciudad fascinante. Mezclar escritores y risa en este pa¨ªs, en el que la letra impresa suele producirse sub specie aeternitatis, se me antoja tarea de alto riesgo. Como la que emprende la revista E?e: en su ¨²ltimo n¨²mero, consagrado al humor, se incluye, entre otros textos saludablemente hilarantes, el estupendo relato de Evelyn Waugh 'El hombre al que le gustaba Dickens', en el que se demuestra, una vez m¨¢s, que sin inteligencia no hay humor literario posible. Claro que, entre nosotros, risa y literatura parecen constituir un salvaje ox¨ªmoron. Aqu¨ª si un cr¨ªtico literario se refiere a un autor como "humorista" lo m¨¢s probable es que le est¨¦ haciendo un reproche. Algo parad¨®jico, si tenemos en cuenta las r¨¢fagas de humor que, desde el Poema del Cid hasta Tu rostro ma?ana, ha ido fecundando la (buena) literatura de las cuatro lenguas (hoy oficiales) espa?olas. Sin risas, "el mundo" -y tambi¨¦n la literatura, que es su espejo- "es una catedral helada", por utilizar en otro contexto un estupendo verso de Luis Alberto de Cuenca, que en su intervenci¨®n bilba¨ªna afirm¨® (demasiado rotundamente) que el humor es m¨¢s propio de los esc¨¦pticos que de los revolucionarios. No estoy del todo de acuerdo con il miglior fabbro po¨¦tico de la derecha civilizada: en los anales de la revoluci¨®n -y en las biograf¨ªas de algunos de sus l¨ªderes- ha quedado constancia de c¨¦lebres carcajadas (a menudo sard¨®nicas), pero no recuerdo ni una l¨ªnea de los Evangelios que muestre a Cristo ech¨¢ndose unas risas, lo que ha marcado a todos los que crecimos m¨¢s o menos a la sombra de su doctrina (menos mal que, tras la misa, le¨ªamos tebeos). En Bilbao estaba tambi¨¦n Michel Houellebecq, "el m¨¢s famoso escritor vivo de Francia", como lo califica The Paris Review en la extensa entrevista que publica en su ¨²ltimo n¨²mero. En ella me entero del truco al que el autor de Las part¨ªculas elementales recurre para atreverse a escribir algunas de las cosas escandalosas que le han hecho c¨¦lebre: "Oh, es muy f¨¢cil" -explica-, "s¨®lo finjo que ya estoy muerto". Como ven, a ¨¦l tampoco le falta sentido del humor, a pesar del "silencio funeral" con que recibe inicialmente las preguntas que le formulan. En cuanto a m¨ª, y hablando de risas, casi me parto en dos al averiguar en el muy afamado restaurante Guggenheim que tras el pomposo nombre "ra¨ªz carnosa a la brasa" se ocultaba, simplemente, una peque?a remolacha de sabor insuficiente. En cuanto a las "hebras de berenjena asada con makil goxo y yogur de aceite de olivos milenarios", mis improbables lectores me permitir¨¢n que guarde silencio. Menos mal que me quit¨¦ el hambre y la ansiedad que me produjeron los estragos sem¨¢nticos de la "alta cocina" con un atrac¨®n de pintxos en Xukela, en la mism¨ªsima calle del Perro. All¨ª la gente s¨ª que hac¨ªa risas de pura felicidad gastron¨®mica.
Sima
Casiodoro de la Reina traduce a Lucas (XVI, 24-26; habla Epul¨®n): "Padre Abrah¨¢n, ten misericordia de m¨ª y env¨ªa a L¨¢zaro que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque soy atormentado en esta llama. Y d¨ªjole Abrah¨¢n: Hijo, acu¨¦rdate de que recebiste tus bienes en tu vida, y L¨¢zaro tambi¨¦n males; mas ahora ¨¦ste es consolado y t¨² atormentado. Y dem¨¢s de todo esto, una grande sima est¨¢ confirmada entre nosotros y vosotros, que los que quisieren pasar de aqu¨ª a vosotros no pueden, ni de all¨¢ para ac¨¢". Ricos y pobres: la crisis agranda la sima, pero a Epul¨®n nadie lo manda al infierno. Aumentan los "sacrificios" para los pobres: tambi¨¦n Zapatero trata mejor a los que m¨¢s tienen. Quiz¨¢s porque les tiene m¨¢s miedo. No ocurre s¨®lo aqu¨ª: Paul Krugman, que no milita precisamente en la IV Internacional, dice que en Estados Unidos los m¨¢s ricos se han vuelto "iracundos". Les enfurece que les hayan subido ligeramente los impuestos y que se intente limitar sus obscenos bonus: Obama, el musulm¨¢n, es el demonio (negro), y yo con "mi dinero" hago lo que me viene en gana. Algunos llegan a quejarse de que no llegan a fin de mes. Como Isabel II, mi reina favorita, que quer¨ªa pagar su factura de la luz (hace tanto fr¨ªo en Buckingham) con un fondo de ayuda a hogares humildes. Los ricos se crecen. Y los ricos absolutos se crecen absolutamente. Mientras tanto (as¨ª se llamaba la revista que fund¨® Manuel Sacrist¨¢n), los desastres medioambientales y la especulaci¨®n desatada en el mercado de las materias primas amenazan con extender la crisis alimenticia que ya padecen los pa¨ªses m¨¢s pobres. Encuentro una legible (y nada enrojecida) cr¨®nica del ¨²ltimo crash (por ahora) y de los Epulones que lo provocaron en Malas noticias (Planeta), del periodista Andrew Ross Sorkin. Y, como contraste, leo en Tierra y libertad (Cr¨ªtica), un reader coordinado por Juli¨¢n Casanova (con interesantes textos de diversos estudiosos del anarquismo), las biograf¨ªas de "20 personajes clave de la historia del anarquismo espa?ol", redactadas por Jos¨¦ Luis Ledesma. Ellos lo intentaron de diversos modos (en general poco santos), pero tampoco pudieron enviar a Epul¨®n al infierno. Sigue en su castillo, vestido de "p¨²rpura y lino fino y banquete¨¢ndose espl¨¦ndidamente". Y no para de re¨ªrse.
'Comerezaama'
No he le¨ªdo Come Reza Ama (Aguilar y Suma de Letras), las memorias "inspiracionales" de Elizabeth Gilbert que han logrado la proeza de mantenerse 190 semanas en la lista de superventas de The New York Times. Despu¨¦s de ver la pel¨ªcula existen menos posibilidades de que lo haga. En realidad la historia de esa escritora divorciada (que es la de casi todas nosotras) que se busca a s¨ª misma (como usted y yo) infl¨¢ndose de pasta y helado en Italia, ilumin¨¢ndose espiritualmente en India y encontrando el amor sexuado en Bali es una solemne tonter¨ªa. Fui a verla s¨®lo por Julia Roberts. O, m¨¢s exactamente, por su cuello, que siempre me trae a la memoria unos versos del gran Moreno Villa (l¨¦anlos en La m¨²sica que llevaba, C¨¢tedra): "Mas que cuello griego / cuello bizantino / cuello que permite / diez besos seguidos". Mucho cuello y pocas nueces, la peli. Por primera vez en mi vida, me encantar¨ªa poderles revelar el final, para que no se molesten en verla. Pero no hay final (coherente), ni tampoco casi nada entre ¨¦ste y el principio. Ah¨®rrense los ocho euros de la entrada y, si sienten bulimia, les recuerdo que un Big Mac con patatas de luxe y refresco es m¨¢s barato y son 970 calor¨ªas, aproximadamente. Por lo dem¨¢s, ruego a mis (improbables) lectoras que sean misericordiosas si algo en este comentario les ha parecido rijoso. Les aseguro, para su tranquilidad, que lo mismo habr¨ªa dicho si Elizabeth Gilbert y Julia Roberts fueran sendos t¨ªos. Pero no lo son, supongo.

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