La ofensa hecha a Francia
El 5 de agosto apareci¨® la prueba infamante, una circular del jefe de gabinete del ministro del Interior que ordenaba la expulsi¨®n colectiva de los gitanos rumanos de Francia. No se trataba de una orden secreta. El propio presidente de la Rep¨²blica hab¨ªa clamado en Grenoble contra ellos, pocos d¨ªas antes, en un discurso que ya se ha hecho c¨¦lebre. Todo estaba m¨¢s que claro, la orden pol¨ªtica, la circular escrita administrativa y luego los hechos: millares de rumanos de etnia gitana, ni?os y ancianos incluidos, expulsados colectivamente de un territorio europeo no en raz¨®n de delitos o faltas individuales sino de su identidad. Es decir, un flagrante caso de discriminaci¨®n ¨¦tnica, expl¨ªcitamente prohibido en los tratados europeos.
Borr¨¦moslo. Nada de esto ha ocurrido. Todo fue una confusi¨®n que se aclarar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas cuando Francia termine de adaptar su legislaci¨®n a las directivas europeas sobre libre circulaci¨®n. Las palabras presidenciales se las lleva el viento. La circular ha quedado anulada y ha sido sustituida por otra que evita llamar a las cosas por su nombre. Lo ¨²nico que no cambia son los millares de gitanos rumanos expulsados. Aunque se hizo de forma colectiva y en raz¨®n de su etnia, la prudente actitud de la Comisi¨®n Europea ante la Rep¨²blica ofendida y vejada ha permitido acomodar mejor las palabras a las necesidades pr¨¢cticas. Como en un pase de prestidigitaci¨®n, ahora solo hay traslados individuales de personas que viv¨ªan en asentamientos irregulares, que en nada vulneran los tratados y las leyes europeas.
El pe¨®n de brega de esta pol¨ªtica, Eric Besson, ministro de Inmigraci¨®n franc¨¦s, ha declarado que Francia sale "con la cabeza alta". Esos republicanos franceses son muy especiales y verdaderamente muy poco republicanos: est¨¢n totalmente convencidos de que el presidente de la Rep¨²blica es un monarca que encarna en su propia personalidad la soberan¨ªa popular y por eso convierten las cr¨ªticas a sus acciones o palabras en cr¨ªticas a Francia. Cuando el presidente se hace el ofendido, algo que sabe hacer muy bien y que le da muy buenos rendimientos, quien est¨¢ de verdad ofendida es una adorable se?ora entradita en carnes con gorro frigio, t¨²nica romana y pecho al aire a la que llamamos la France o la R¨¦publique y solemos ver representada en pinturas y esculturas en los museos y monumentos.
?Discriminaci¨®n ¨¦tnica en Francia, la patria de los derechos humanos? Nada de nada. Sarkozy ha ganado el pulso a Barroso. Francia, a la Comisi¨®n Europea. El nacionalismo franc¨¦s chovinista y propenso a la xenofobia, al europe¨ªsmo. La pol¨ªtica de los hechos, al esp¨ªritu y la letra de las leyes que nos hemos dado entre todos. Francia sale con la cabeza alta, claro que s¨ª. Y Europa con la cabeza gacha.
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