El discreto gobierno de Xabi Alonso
El centrocampista es el hombre m¨¢s respetado por Mourinho y el vestuario del Madrid
El encanto de Don Draper, el protagonista de la serie Mad Men, reside en su capacidad para exponerse continuamente sin revelar su misterio. Como dice Harry Crane, uno de sus compa?eros: "?Draper? ?Qui¨¦n sabe algo de ese t¨ªo? Podr¨ªa ser Batman y no nos hemos enterado".
Don Draper es uno de los personajes de ficci¨®n favoritos de Xabi Alonso. El mediocentro es aficionado a las series de televisi¨®n. Uno de sus pasatiempos en las concentraciones consiste en devorar cap¨ªtulos de Mad Men en su ordenador port¨¢til. No se sabe si esto ha tenido alg¨²n efecto sobre el jugador. Lo que parece cada d¨ªa m¨¢s evidente es que se ha apropiado del juego del Madrid con el apetito sigiloso de su h¨¦roe.
El equipo gira a su alrededor: es el que m¨¢s pases da y m¨¢s kil¨®metros recorre
El partido contra el Deportivo fue una exhibici¨®n de su influencia. Brillaron los delanteros, pero el que los abasteci¨® fue Xabi. Dos toques sirvieron para dejar su sello. En el primero, en el pase que abri¨® la jugada del segundo gol, aplic¨® un martillazo seco que rompi¨® la presi¨®n del Depor, cuando Tom¨¢s y Sa¨²l lo apretaban, y mand¨® la pelota a 30 metros, a los delanteros. El segundo fue un pase de primera que habilit¨® a Higua¨ªn con varios metros de ventaja para que centrara a Di Mar¨ªa en el tercer gol.
A los 28 a?os, Xabi conoce el procedimiento. Ha ido ocupando inexorablemente el centro de la escena de los equipos en los que ha jugado. Lo ha hecho con sigilo y firmeza. Primero en la Real, luego en el club m¨¢s temperamental de Inglaterra, el Liverpool; despu¨¦s en la selecci¨®n campeona del mundo y ahora en el Madrid, en el que sus compa?eros le reconocen como el l¨ªder del vestuario y el aut¨¦ntico brazo derecho de Mourinho en el campo.
Quien m¨¢s, quien menos, todos los jugadores tienen cuentas pendientes. Con Xabi es distinto. Si las tienen, no se saben. Sus compa?eros le respetan porque les ofrece soluciones y porque, a pesar de su experiencia, no parece reclamar poder. No genera divisiones. No es sospechoso de maquinar a espaldas de nadie, ni compite por el mejor sueldo ni por ser el m¨¢s famoso. Habla poco, pero le escuchan. En la caseta y fuera de ella.
"La selecci¨®n tiene un estilo m¨¢s de toque", dijo ante las cr¨ªticas al f¨²tbol del Madrid; "nuestro juego es m¨¢s vertical, pero eso tambi¨¦n tiene su p¨²blico. Yo, personalmente, disfruto".
Mourinho ha elegido a Xabi como quien elige la mejor herramienta para hacer la obra. No hay otro jugador con el que se comunique m¨¢s durante los partidos. El t¨¦cnico somatiza cada gesto del mediocentro. Interpreta cada se?al. Entre los dos manejan un lenguaje. La situaci¨®n no es nueva. En la selecci¨®n, Del Bosque le trata igual. En el Liverpool, Ben¨ªtez hac¨ªa de cada partido un discurso a Xabi.
Mourinho nunca tuvo que defenderle en p¨²blico. Habl¨® de Cristiano, de Pedro Le¨®n, de Higua¨ªn, de ?zil, de Canales, de "los intocables" y de los que deben "aprender" y "crecer".
Mourinho nunca habla de su jugador m¨¢s ¨²til. Del que m¨¢s campo recorre: m¨¢s de 10 kil¨®metros de media por partido. Del que participa en m¨¢s jugadas: 350. Del que m¨¢s veces se interpone a los regateadores contrarios para proteger su defensa: 30. Del que m¨¢s pases dio: 462. Del que m¨¢s balones recuper¨®, despu¨¦s de Sergio Ramos: 60.
El Madrid de Mourinho pertenece, discretamente, al seguidor de Don Draper.
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