Maldita sea
Gritar, blasfemar, maldecir o perjurar alivia el dolor. Lo han demostrado tres cient¨ªficos brit¨¢nicos que conquistaron uno de los IG Nobel que cada a?o se reparten en Harvard unos d¨ªas antes de que la academia sueca otorgue los que dan aut¨¦ntico pedigr¨ª, am¨¦n de unas l¨ªneas en las enciclopedias. Los investigadores estudiaron el dolor de los sujetos que sumerg¨ªan sus manos en un cubo de hielo. Los que se aguantaban sin proferir tacos, resistieron menos tiempo a remojo que los que invocaron en voz alta el ¨¢rbol geneal¨®gico de los promotores del experimento. Otro de los galardones premi¨® una nueva forma de combatir el principio de Peter, as¨ª llamado -y de paso aclaramos malentendidos- en honor al psic¨®logo canadiense que demostr¨® la teor¨ªa seg¨²n la cual en una empresa las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad hasta que alcanzan su m¨¢ximo nivel de incompetencia. Los autores del estudio, tres universitarios de Catania, proponen dos alternativas para evitar los peores efectos del conocido ascenso en el escalaf¨®n. Una, escoger aleatoriamente a qui¨¦n promocionar, y dos, elegir a cara o cruz entre los mejores o entre los peores. M¨¢s all¨¢ de la extravagancia de estas investigaciones, no obstante acreditadas, importa su aplicaci¨®n a la sociedad, particularmente a sus instituciones. De especial relevancia, pues, para cuantos aspiren a mejorar los maltrechos registros del Pa¨ªs Valenciano en casi todas sus formas de vida cuyo tama?o exceda de un mel¨®n. Descartado el sentido com¨²n como m¨¦todo para promocionar a los mejores, sistema del que tampoco hay costumbre ni constancia, lo mejor son las estrategias aleatorias, menos devastadoras que el teorema del canadiense. Extender los conocimientos emp¨ªricos a la acci¨®n pol¨ªtica roza la utop¨ªa, y no es por se?alar. V¨¦anse los indicadores que sit¨²an este territorio en el fondo de un hoyo en constante excavaci¨®n. La derecha ind¨ªgena podr¨¢ eludir sus trapisondas judiciales, pero dif¨ªcilmente puede desligar de su hoja de servicios la pericia demostrada en el actual estado de ruina. Eso s¨ª, comparte con los partidos de la oposici¨®n su habilidad para promocionar a lo peor de cada casa. Si al menos aplicaran las tesis de los italianos, las candidaturas de las respectivas cofrad¨ªas mejorar¨ªan el producto a vender. Tambi¨¦n en esas votaciones internas de la socialdemocracia errante, que le acaba de regalar otros cuatro a?os fenomenales a Rita Barber¨¢. Es m¨¢s, si eligieran al azar entre el censo, como demuestra el experimento, la eficiencia alcanzar¨ªa resultados ins¨®litos. Como no va a ocurrir y el futuro se prev¨¦ doloroso sin necesidad de ponerse a remojo entre t¨¦mpanos, queda el grito y la blasfemia. Maldigan, perjuren y h¨¢ganse o¨ªr. No saldr¨¢n de pobres, pero aguantar¨¢n mejor los efectos del infortunio. Est¨¢ cient¨ªficamente comprobado.
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