Experimento holand¨¦s
La extrema derecha ser¨¢ garante de un Gobierno de coalici¨®n centrista y minoritario
Por vez primera desde la II Guerra Mundial, Holanda va a tener un Gobierno minoritario de centro-derecha, apoyado en el Parlamento por un partido de derecha extrema. Tras casi cuatro meses de negociaciones, los liberales de Mark Rutte (VVD, los m¨¢s votados en las elecciones de junio) y los cristianodem¨®cratas de Maxime Verhagen (CDA, segundos, claramente escorados a la derecha), que juntos suman 52 de los 150 esca?os del Parlamento, han acordado una coalici¨®n que contar¨¢ con el apoyo del extremista Partido de la Libertad (PVV), de Geert Wilders, y conseguir¨¢n 76 diputados. En un pa¨ªs acostumbrado a Gobiernos firmes, este complicado andamiaje para lograr un esca?o de mayor¨ªa est¨¢ destinado a la inestabilidad. De entrada, ya paga las concesiones al partido de Wilders -que disfrutar¨¢ las ventajas del poder sin los inconvenientes de estar en el Gobierno-, concretadas en una pol¨ªtica de inmigraci¨®n mucho m¨¢s estricta.
Las reglas del juego pol¨ªtico en Europa cambian aceleradamente, y la llegada de los extremismos a los Parlamentos es probablemente su expresi¨®n m¨¢s relevante desde la ca¨ªda del comunismo. Hasta hace pocos a?os, partidos como el de Wilders -actualmente enjuiciado por atizar el odio contra los musulmanes- estaban confinados a las manifestaciones callejeras. Ahora, como reflejan los resultados electorales en pa¨ªses con acrisolada tradici¨®n democr¨¢tica -desde Suecia a Holanda, pasando por Dinamarca, Francia, Suiza o Noruega-, una extrema derecha pujante llega al Legislativo en volandas de nuevas y explosivas realidades sociales (inmigraci¨®n masiva, paro acelerado, desaf¨ªo cultural de minor¨ªas no asimiladas) sobre las que con demasiada frecuencia han intentado pasar de puntillas los partidos nucleares del espectro pol¨ªtico: cristianodem¨®cratas, socialdem¨®cratas o liberales.
Las primeras encuestas sugieren que a los holandeses, crecientemente resentidos contra el auge inmigratorio, no les disgusta el perfil de su pr¨®ximo Gobierno.No tardar¨¢ en apreciarse si este consigue poner orden en una econom¨ªa baqueteada, argumento fundamental de la larga y compleja negociaci¨®n. Entretanto, lo mejor que podr¨ªa suceder es que la corresponsabilidad del poder temple los impulsos m¨¢s da?inos del PVV y haga abdicar al partido de Wilders de los elementos m¨¢s extremistas de su programa. En beneficio de Holanda y de Europa.
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