Mario, al fin
El Nobel reconoce en Vargas Llosa la grandeza de su literatura y su compromiso con la libertad
En la obra de Mario Vargas Llosa se tratan todos los asuntos que ata?en a la condici¨®n humana y, para abordarlos y ahondar en sus misterios, ha cultivado todos los registros de la literatura. Ha narrado situaciones tr¨¢gicas y disparatadas, ha recreado los paisajes de su pa¨ªs pero tambi¨¦n el ruido de las metr¨®polis del siglo XX, se ha hecho acompa?ar por personajes cargados de vida y de contradicciones, ha explorado los recovecos del poder y las alcantarillas del alma. Junto a sus obras de ficci¨®n, irrumpe con fuerza la voz del ciudadano que se pronuncia a prop¨®sito de los problemas de su tiempo y se compromete con sus ideas de manera apasionada. Cr¨ªtico con las situaciones de injusticia y con muchas pol¨ªticas de los m¨¢s diversos Gobiernos, muchas veces inc¨®modo, siempre curioso por cuanto sucede en todas partes. En su af¨¢n por estar all¨ª donde ocurren las cosas, ha cultivado el periodismo y no ha abandonado nunca la escritura inmediata que cabalga a lomos de la actualidad.
El secreto para llevar adelante desaf¨ªos tan distintos est¨¢ en su prosa transparente, rigurosa, cargada de destellos po¨¦ticos dentro de su estricta sobriedad. Novelas, teatro, ensayos: el espa?ol que ha cultivado Vargas Llosa ha contribuido a iluminar las zonas oscuras, tanto las que tienen que ver con lo personal como las que se proyectan en el mundo, y lo ha hecho con un lenguaje de una gran elegancia y repleto de recursos y de un vasto y riqu¨ªsimo vocabulario.
Por todo eso se merec¨ªa hace ya a?os el Nobel de Literatura, y por eso hay que celebrar que la Academia Sueca levantara esa especie de veto ideol¨®gico que le impidi¨® hab¨¦rselo concedido hace tiempo. El premio sirve tambi¨¦n para reconocer el peso del espa?ol en el nuevo mundo globalizado y su extraordinario empuje. Vargas Llosa es uno de sus mejores embajadores.
Desde hace ya a?os, la Academia Sueca que concede el Nobel parece premiar, adem¨¢s de a un escritor, a la causa que considera que defiende, o que representa. Por eso a veces, cuando se concede, no se habla tanto de literatura como de los conflictos que el mundo padece. Los valores que ha defendido la Academia han tenido, adem¨¢s, casi siempre que ver con las luchas de las minor¨ªas, la valent¨ªa de quienes se enfrentan al poder, el coraje de los que construyen sus obras en ambientes adversos. Seguramente por eso, se le neg¨® injustamente a Jorge Luis Borges. A sus supuestas simpat¨ªas con la dictadura militar de Videla se debe el ninguneo. Vargas Llosa, que escapa a toda catalogaci¨®n y no ha escondido sus ideas liberales y sus cr¨ªticas a las mitoman¨ªas izquierdistas, tambi¨¦n parec¨ªa condenado a no recibirlo nunca.
La Academia ha encontrado por fin la manera de aunar la grandeza de su literatura con las causas que tanto aprecia, al sostener en el fallo que se lo concede "por su cartograf¨ªa de las estructuras del poder y sus mordaces im¨¢genes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual". Con el premio a Vargas Llosa, el espa?ol confirma su riqueza y su potencial para seguir alimentando la gran literatura universal.
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