Cuando pap¨¢ hace tanto como mam¨¢
Cada vez m¨¢s hombres asumen tareas en casa y cuidan de los hijos - El nuevo padre lo hace por responsabilidad, pero tambi¨¦n por gusto
Desde que se qued¨® en paro hace algo m¨¢s de un a?o, Florencio Mart¨ªn, de 39 a?os, se hace cargo de David, de 12, y de Isaac, de tres, mientras su mujer, Vanesa, trabaja como peluquera. Este es su d¨ªa a d¨ªa: "Levanto a los ni?os, les preparo el desayuno, los llevo al cole y hago la casa. Hago la compra, la comida, los recojo del cole, los llevo al parque, ayudo al mayor con los deberes, preparo los ba?os y la cena". Un ejemplo extremo de una tendencia creciente: hombres que no se limitan a "echar una mano" a las mujeres en el cuidado de los ni?os y las tareas dom¨¦sticas, sino que se corresponsabilizan, o incluso asumen m¨¢s cargas que sus parejas.
Aunque "todav¨ªa es una tendencia minoritaria, est¨¢n empezando a aparecer hombres que se toman la paternidad como las mujeres la maternidad: una responsabilidad personal, y a la vez algo que proporciona una satisfacci¨®n ¨ªntima", explica In¨¦s Alberdi, catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid y coautora de Los hombres j¨®venes y la paternidad (Fundaci¨®n BBVA, 2007). "Por un lado, est¨¢n los convencidos de esta nueva forma de paternidad, y por otro, los que lo hacen por responsabilidad, porque les parece injusto no compartir las tareas con las mujeres, que han estudiado lo mismo y tambi¨¦n trabajan fuera", detalla Alberdi, directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para las Mujeres (Unifem).
"El rol tradicional era muy ingrato: proveer y castigar", dice una soci¨®loga
"Quieren una relaci¨®n nueva, de afecto y cercan¨ªa", afirma otra experta
Mart¨ªn a¨²na esta doble faceta. "La carga es de los dos", dice. Pero no solo es una obligaci¨®n. "Para m¨ª, es una suerte poder disfrutar de los ni?os. Ahora que lo he probado, ojal¨¢ pudiera quedarme en casa". Mart¨ªn, que estudi¨® hasta la antigua EGB, ha encontrado trabajo como comercial. Ahora volver¨¢n a repartirse las tareas entre los dos, en los huecos que les dejen los horarios de cada uno.
Lo que Mart¨ªn ha descrito como "disfrutar de los ni?os" est¨¢ cada vez m¨¢s extendido entre los hombres de las generaciones m¨¢s j¨®venes. "Quieren una relaci¨®n nueva con sus hijos, basada en el afecto, la cercan¨ªa. Quieren cuidarlos porque es la forma de crear una verdadera relaci¨®n", afirma Constanza Tob¨ªo, catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa en la Universidad Carlos III de Madrid y coautora del estudio El cuidado de las personas. Un reto para el siglo XXI (Fundaci¨®n La Caixa, 2010).
Y es que "el papel del padre tradicional era muy ingrato: proveer el sustento y castigar", recuerda Tob¨ªo. De hecho, "muchos abuelos actuales, que como padres respondieron a ese modelo, cuidan ahora gustosamente de sus nietos, es una especie de segunda oportunidad para disfrutar de una parte de la vida que se hab¨ªan perdido", dice.
Muchas veces, esta ausencia paternal en la anterior generaci¨®n, que se daba por normal, es un acicate, a veces inconsciente, para que los padres de ahora se impliquen m¨¢s. "Lo mismo soy as¨ª con los ni?os porque yo no lo he tenido y lo he echado en falta", reflexiona Mart¨ªn. "Mi padre no ha estado conmigo lo que yo con mi hijo ni de lejos. Casi ni lo ve¨ªa", compara por su parte Jos¨¦ L¨®pez, piloto de 43 a?os, con un hijo, Guillermo, de cinco. "No me parece bien el rol de antes de los padres, trabajar, volver a casa y poner orden", opina.
Al menos te¨®ricamente, la sociedad espa?ola acoge bien este cambio: la familia ideal, para el 71,9% de los encuestados en el bar¨®metro de marzo del CIS, es aquella en la que "los dos miembros de la pareja tienen un trabajo remunerado con parecida dedicaci¨®n y ambos se reparten las tareas del hogar y el cuidado de los hijos". "Est¨¢ generalmente aceptada la idea de que si hay un nuevo modelo de madre, tambi¨¦n debe haberlo de padre", afirma Tob¨ªo. Pero a la hora de la pr¨¢ctica, "los comportamientos van muy rezagados", a?ade.
Espa?a est¨¢ a la cola, con Italia, en la participaci¨®n masculina en tareas dom¨¦sticas, seg¨²n un estudio de Eurostat de 2006 entre 15 pa¨ªses europeos. Seg¨²n este informe, los hombres espa?oles dedican una media diaria de una hora y 37 minutos a labores en casa, incluido el cuidado de los ni?os, frente a las cuatro horas y 55 minutos de las mujeres. ?Por qu¨¦ esta disparidad entre deseo y realidad? "Hay una fuerte inercia del patriarcado, basada en la divisi¨®n del trabajo que ha existido durante siglos. A¨²n existe la idea de que la tarea de cuidado, no solo de los ni?os, es femenina", explica Tob¨ªo. "Sin embargo, aunque es una pauta social muy arraigada, est¨¢ cambiando muy r¨¢pidamente", a?ade.
Cada vez hay m¨¢s presiones en contra del modelo tradicional; la principal viene de las mujeres, que "quieren que las responsabilidades familiares se compartan", dice Alberdi. "Y las m¨¢s atractivas para los hombres son las del cuidado de los ni?os". El modelo de incorporaci¨®n de la mujer espa?ola al trabajo, a tiempo completo, empuja a que este cambio se produzca m¨¢s r¨¢pidamente. Si cada vez m¨¢s hombres lo desean y m¨¢s mujeres lo demandan, ?cu¨¢l es el problema? Los padres chocan aqu¨ª con un mundo laboral donde "si ya se acepta a rega?adientes que una mujer se tome permisos para cuidar a los hijos, peor se acepta en el caso de los padres", afirma Tob¨ªo.
Pocos dan el paso de pedir parte de las 10 semanas del permiso de maternidad que la madre puede ceder, una reducci¨®n de jornada o una excedencia. L¨®pez, el piloto, lo hizo unos meses despu¨¦s del nacimiento de su hijo. Ha reducido su jornada el 12,5%, lo que implica, en una profesi¨®n con unos horarios tan variables como la suya, que "de las 24 horas posibles de vuelo al d¨ªa, se bloquean tres, de ocho a once de la ma?ana. As¨ª siempre puedo llevar al ni?o al cole, y siempre duermo en casa", explica. Algo m¨¢s importante a¨²n si se tiene en cuenta que su esposa tambi¨¦n es piloto. Ella ha reducido su jornada, pero por d¨ªas: trabaja siete d¨ªas menos al mes, pero cuando lo hace, encadena hasta cinco noches seguidas fuera de casa. "A veces es duro, pero los sacrificios me recompensan", asegura.
Un estudio reciente del Boston College, The new dad (El nuevo pap¨¢), pone de relieve que el padre moderno vive con estr¨¦s una contradicci¨®n: en el trabajo, choca con una cultura empresarial hostil al hombre que quiere m¨¢s flexibilidad para atender a su familia. Y en casa, siente que la mujer no reconoce lo suficiente su implicaci¨®n. "Los momentos de transici¨®n son dif¨ªciles", admite Tob¨ªo. "Es una contradicci¨®n paralela a la que vive la mujer, que en el trabajo se siente culpable por dejar a los hijos, y en casa por dejar las responsabilidades laborales".
Pese al miedo de que suponga un frenazo a la carrera, algo a lo que las mujeres est¨¢n m¨¢s que acostumbradas, la experiencia demuestra que es compatible progresar y estar altamente implicado en la vida familiar, incluso en puestos de responsabilidad.
"Hace ocho a?os, con el nacimiento de nuestra primera hija, mi marido, Daniel, pidi¨® adelantar la hora de salida", lo suficiente para llegar a casa a las seis de la tarde y no a las ocho, cuenta Berta Fraguas, directora general de una fundaci¨®n educativa. Estaba en pleno momento ascendente, con 30 a?os y responsable del ¨¢rea de inform¨¢tica y comunicaci¨®n de una organizaci¨®n no lucrativa. "Le dijo a su jefe: no necesito dos horas para comer", relata Fraguas. Pese a la resistencia inicial, finalmente cedi¨®.
Lo disfrut¨® tanto que cuando vino el segundo ni?o, dos a?os despu¨¦s, redujo la jornada, y pas¨® a trabajar de nueve de la ma?ana a dos de la tarde. Y con la llegada del tercero, hace 20 meses, que coincidi¨® con el nombramiento de Fraguas en su actual cargo, su marido cogi¨® las 10 semanas de baja maternal transferibles, una vez ella se tom¨® las seis obligatorias. "Pese a que sigue con la jornada reducida, sus jefes son conscientes de su val¨ªa", dice Fraguas. De hecho, le acaban de promocionar. "Los trabajos van y vienen, pero el v¨ªnculo que se establece con los ni?os es para toda la vida", opina esta directiva de 40 a?os, que est¨¢ harta de ver "hombres tremendamente ocupados que no renuncian al golf, mientras sus mujeres hacen malabares". Sin embargo, no basta la voluntad del hombre para lograr una familia igualitaria. El rol de responsable del hogar y de los ni?os est¨¢ tan interiorizado en las mujeres que con frecuencia son ellas mismas las que frenan, inadvertidamente, la participaci¨®n paterna. "Muchas amigas que se quejan de que sus maridos no ayudan tienen parte de la culpa", afirma Fraguas. "Por ejemplo, algunas ba?an siempre al ni?o porque dicen que ellos no saben. Si no le dejas, nunca aprender¨¢", opina. Tob¨ªo coincide en que "la mujer tiene que asumir que el hombre no lo har¨¢ todo igual", pero es necesario que "conf¨ªe en ¨¦l".
Los beneficios van m¨¢s all¨¢ de una mejora en la organizaci¨®n familiar. La implicaci¨®n de los hombres en el cuidado diario "enriquece much¨ªsimo la vida de los ni?os", explica Alberdi. En los ¨²ltimos a?os, con la incorporaci¨®n de la mujer al trabajo, "se ha hablado mucho de la ausencia de las madres, pero nunca de la de los padres, que puede ser igualmente perjudicial", advierte. La entrada del padre en el ¨¢mbito dom¨¦stico es tambi¨¦n fundamental para que las nuevas generaciones rompan con los roles tradicionales.
A favor de la igualdad
- Permiso pagado. El 88,7% de los encuestados est¨¢n muy o bastante de acuerdo con la existencia de un permiso de paternidad pagado, seg¨²n el bar¨®metro de marzo del CIS.
- Reparto de tareas. Para el 71,9%, la familia ideal es aquella en la que ambos trabajan con parecida dedicaci¨®n y se reparten las tareas del hogar y del cuidado de los hijos. Para el 14,6%, uno deber¨ªa trabajar con menor dedicaci¨®n para asumir esas tareas. Solo el 10,6% dice que uno de los miembros no debe trabajar.
- Sin distinci¨®n de sexo. El 57,1% cree que si uno de los miembros de la pareja tuviera que trabajar menos para hacerse cargo de la familia, podr¨ªa ser cualquiera de los dos. Para el 36,1% debe ser la mujer.
- Horarios para conciliar. El 95,1% est¨¢ muy o bastante de acuerdo con que se flexibilicen los horarios de trabajo de hombres y mujeres para conciliar la vida familiar y laboral.
- Pocas facilidades. El 83,9% cree que las empresas dan pocas o ninguna facilidad para conciliar.
- Medidas pol¨ªticas. El 69,8% piensa que el Gobierno debe adoptar medidas para que las empresas faciliten la conciliaci¨®n. Para el 17,2%, deben resolverlo los trabajadores con las empresas.
Permisos intransferibles
En un contexto laboral que a¨²n no ve con normalidad que el hombre se acoja a los derechos para el cuidado de los ni?os que concede la ley, el permiso de paternidad es important¨ªsimo, coinciden las catedr¨¢ticas de Sociolog¨ªa consultadas. Aunque muy corto, solo 13 d¨ªas (m¨¢s dos que ya conced¨ªa la empresa por nacimiento), "legitima a los padres que quieren ejercer" e implicarse, opina Constanza Tob¨ªo. "Supone el reconocimiento social del derecho a la paternidad y a responsabilizarse de los hijos", dice In¨¦s Alberdi.
El Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea (Luxemburgo) dict¨® una sentencia la semana pasada que declara discriminatoria la regulaci¨®n espa?ola del permiso de lactancia, y que obligar¨¢, a la larga, a reformarla. El art¨ªculo 37.4 del Estatuto de los Trabajadores prev¨¦ que "las trabajadoras" pueden ausentarse una hora o reducir la jornada en media hora los nueve meses siguientes al nacimiento. El permiso pueden disfrutarlo tanto la madre como el padre, pero solo "si ambos trabajan".
El caso lo origin¨® la petici¨®n de un padre, Pedro Roca ?lvarez, de disfrutar de este permiso. Su empresa se lo deneg¨® al considerar que no ten¨ªa derecho, pues su mujer trabajaba por cuenta propia y no ajena. Esta interpretaci¨®n de la ley fue ratificada por los jueces espa?oles. El tribunal europeo considera que este art¨ªculo puede generar discriminaci¨®n: si la mujer es aut¨®noma, no puede contar con la ayuda del padre; y el hombre tampoco puede disfrutar del derecho si su mujer no trabaja por cuenta ajena", explica Jos¨¦ Manuel G¨®mez Mu?oz, catedr¨¢tico Jean Monnet de Derecho Europeo de la Universidad de Sevilla. Seg¨²n la sentencia, "las situaciones de (...) padre y madre de ni?os de corta edad son comparables en relaci¨®n con la necesidad de reducir su tiempo de trabajo diario para cuidar de su hijo". La resoluci¨®n obliga a los tribunales espa?oles, que ya no pueden aplicar el art¨ªculo 37.4 tal cual. Es un peque?o paso hacia la igualdad, aunque lejos de lo que supondr¨ªa equiparar la baja de paternidad a la de maternidad (16 semanas), como defiende la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopci¨®n (PPIINA). "Los 13 d¨ªas solo cubren el tiempo de recuperaci¨®n del parto. Pero el hombre necesita su propio tiempo para cuidar ¨¦l solo de los hijos", afirma Mar¨ªa Pazos, coportavoz de la plataforma, muy cr¨ªtica con la decisi¨®n del Gobierno de aplazar hasta 2012 la ampliaci¨®n a cuatro semanas de la baja paternal.
Las cifras muestran el ¨¦xito del permiso de paternidad, propiciado por el hecho de que no se puede ceder a la madre. Entr¨® en vigor en marzo de 2007 y hasta junio de este a?o, se han tramitado 862.144, frente a 1.100.000 de maternidad, seg¨²n datos de la Seguridad Social. En este periodo solo unos 18.000 hombres han disfrutado de parte de las 10 semanas de la baja maternal que se pueden ceder al padre.
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