Escatolog¨ªa en la T¨¤pies
La obra sutil de Maiolino abre la temporada de la Fundaci¨®n T¨¤pies - Los alumnos de la Massana ayudan a modelar seis toneladas de barro crudo
"Lo que se come, se defeca; todo lo que entra, sale", asegura Anna Maria Maiolino, la artista brasile?a con cuya obra -tal vez signo de los tiempos- abri¨® ayer la temporada la Fundaci¨®n T¨¤pies. La exposici¨®n podr¨¢ verse hasta el 16 de enero pr¨®ximo. "La cultura es antrop¨®faga", a?ade, "Picasso comi¨® de todo durante toda su vida y lo defec¨® de otra manera sin dejar de ser Picasso".
Es lo escatol¨®gico lo que articula la obra de esta mujer nacida en 1942 en Italia, en la localidad calabresa de Scalea; una escatolog¨ªa sutil y elegante que recorre tanto el fondo como la forma de su obra, porque Maiolino se interesa en la relaci¨®n entre lo que entra y lo que sale del cuerpo, entre el alimento y el excremento, algo que ya anticipa la pieza que abre la muestra: Glu, glu, glu, de 1966, un curioso diagrama m¨¦dico centrado en el tubo digestivo y las acciones de 1978 Monumento al hambre y Estado escatol¨®gico. M¨¢s elaboradas -y acaso expl¨ªcitas- son las esculturas Segmentada n? 1 y Uno, ninguno, cien mil, de la d¨¦cada de 1990, bandejas que contienen objetos con formas que tanto pueden evocar comida como excrementos.
"La cultura es antrop¨®faga. Lo que se come, se defeca; lo que entra, sale"
Hija del neoconcretismo, un movimiento subjetivista que cambi¨® de ra¨ªz la creaci¨®n art¨ªstica en Brasil en la d¨¦cada de 1960, aunque no formara parte de ¨¦l, la obra Maiolino es tambi¨¦n la reivindicaci¨®n de una visi¨®n del mundo femenina, una obviedad que ella misma rechaza, por cuanto considera que defender lo femenino, "como el arte negro o los derechos de los homosexuales", por citar algunos de los mantras de lo pol¨ªticamente correcto, no es otra cosa que insistir en la discriminaci¨®n de estos colectivos.
Pero es cierto que la obra de esta brasile?a ciudadana del mundo, cuya familia emigr¨® de Italia a Venezuela y que a los 18 a?os se traslad¨® a Brasil, donde ahora vive, no sin antes haber pasado por ciudades como Nueva York, Buenos Aires y otros lugares, es profundamente femenina. Seg¨²n Elena Tatay, comisaria de la exposici¨®n, el trabajo de Maiolino se centra en el cuerpo y en el lenguaje, "entendidos como elementos moduladores de la subjetividad y de la dimensi¨®n social del individuo".
Sin ser una retrospectiva, la exposici¨®n de la Fundaci¨®n T¨¤pies, que viajar¨¢ el a?o que viene al Centro Galego de Arte Contempor¨¢neo, en Santiago de Compostela, y despu¨¦s al Malm? Konsthall, recorre medio siglo de trayectoria art¨ªstica en el que Maiolino ha tocado todos los g¨¦neros y utilizado todos los recursos a su disposici¨®n, desde dibujos a fotograf¨ªas, pel¨ªculas e instalaciones, aunque sobre todos ellos destaque una escultura de una potencia fuera de lo com¨²n.
Para esta exhibici¨®n, adem¨¢s, Maiolino ha creado una instalaci¨®n titulada Una vez m¨¢s, consistente en una serie de piezas en barro que se suponen ef¨ªmeras, que ha realizado en las mismas salas de la fundaci¨®n con la ayuda de alumnos de la Escola Massana, con quienes ha trabajado seis toneladas de barro sin cocer que durante el transcurso de la exposici¨®n deben irse deteriorando, cambiando de color y de textura.
La obra de Maiolino tiene tambi¨¦n tintes pol¨ªticos, como los que hacen referencia a la dictadura militar que padeci¨® Brasil entre 1964 y 1985 -"el arte refleja la realidad cotidiana", dice para justificarlo-, especialmente en los Mapas mentales y m¨¢s concretamente el titulado Alma negra de Am¨¦rica Latina, pero acaso la m¨¢s elegante de estas piezas sea la performance de 1981 Entre vidas, reproducida en el s¨®tano de la fundaci¨®n, en la que la artista caminaba descalza por una calle llena de huevos, en alusi¨®n a la mezcla de miedo y esperanza que hab¨ªa entonces en el pa¨ªs, y que ahora servir¨¢ de base para una coreograf¨ªa de ballet.
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