Literaturas
Olvidemos el alud de miserias pol¨ªticas que nos esperan para ocuparnos de otras m¨¢s atractivas. El premio Nobel a Vargas Llosa, por ejemplo, sin duda uno de los m¨¢s merecidos en la historia de esos galardones. Parece ser, porque en esto de la literatura casi nunca hay nada seguro, que Ricardo Mu?oz Suay guardaba un ejemplar de Historia de un Deicidio, el libro que Mario Vargas escribi¨® sobre Cien a?os de soledad, la m¨¢s recordada de las novelas de Garc¨ªa M¨¢rquez, tambi¨¦n premiado en su d¨ªa con el Nobel. Bien. Hasta aqu¨ª no hay nada de sustancia. Pero la cosa cobra otro perfil si se considera que ese ejemplar del libro del peruano estaba anotado al margen por Garc¨ªa M¨¢rquez, en notas donde hac¨ªa sus precisiones sobre las opiniones de su colega sobre su novela. Unas notas manuscritas p¨¢gina tras p¨¢gina que nunca llegu¨¦ a ver porque Ricardo se negaba sistem¨¢ticamente a prestar el libro, como si fuera un tesoro ¨²nico. Y ciertamente que lo es, aunque Ricardo aseguraba que se trataba de un rosario de opiniones breves escritas a vuela pluma y al ritmo del texto que estaba leyendo, tales como "eso no es as¨ª", "ah¨ª aciertas, Mario", "eso no es para nada lo que cree", "menuda interpretaci¨®n", "pero, bueno", y as¨ª hasta el infinito de sus muchas p¨¢ginas.
No he visto estos d¨ªas de conmemoraci¨®n del Nobel ninguna apelaci¨®n a este libro de consideraciones literarias de Vargas Llosa sobre su entonces amigo Garc¨ªa M¨¢rquez, y tampoco ninguna referencia a que ese ejemplar del libro exista. El libro existe, yo mismo lo le¨ª en su tiempo, pero el ejemplar anotado debe estar todav¨ªa en alg¨²n lugar de este mundo, salvo que se haya destruido, o extraviado, o que el mismo Mu?oz Suay exagerase en su d¨ªa los perfiles de su estupenda biblioteca barcelonesa. ?No se podr¨ªa pedir a los herederos de Ricardo, o a los depositarios de su legado, que indagasen sobre el asunto? Ser¨ªa perfecta una nueva edici¨®n del ensayo de Mario Vargas con las notas al margen de Garc¨ªa M¨¢rquez.
Y por otro lado, que igual es el mismo, tenemos a Javier Cercas, con su apabullante Anatom¨ªa de un instante, que ha recibido ahora el Premio Nacional de Literatura. Un libro fastuoso, que avanza mediante espirales cruzadas y en el que el autor hace un tanto de Sherlock Holmes tratando de fijar el significado de la foto en solitario de Adolfo Su¨¢rez en la bancada del Congreso de los Diputados cuando Tejero hoz¨® por all¨ª pegando tiros. Estos d¨ªas ha dicho Cercas que le asombr¨® la falta de respuesta en la calle ante todo aquello, y que el otrora famoso desencanto no era ninguna broma. No, no lo era. Volvamos al libro. Para fijar de una vez el sentido de esa soledad de Su¨¢rez, Cercas lleva a cabo un asombroso quiebro final donde entra en juego su padre y que clausura casi m¨¢gicamente el relato. Y quien quiera saber lo que digo, que lea Anatom¨ªa de un instante.
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