Una ocupaci¨®n militar moralmente insostenible
En los ¨²ltimos meses estamos siendo testigos de una nueva y preocupante tendencia pol¨ªtica en mi pa¨ªs, Israel. Por primera vez, altos cargos del Gobierno, y en particular el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, est¨¢n justificando abiertamente una prolongada ocupaci¨®n militar del pueblo palestino y declarando que la independencia de Palestina no es una opci¨®n para las pr¨®ximas d¨¦cadas. La ocupaci¨®n ya no se da a conocer como una estructura de control temporal, destinada a dar paso a un marco de funcionamiento de dos Estados, sino m¨¢s bien como un permanente estado de cosas en el pa¨ªs. De acuerdo con este punto de vista, cualquier propuesta para poner fin al dominio militar es un sue?o ut¨®pico y toda cr¨ªtica internacional es percibida como condescendiente y desconectada de las realidades de Oriente Pr¨®ximo. Aunque hay quienes han sospechado desde hace tiempo que ese era el punto de vista de algunos de nuestros l¨ªderes, hasta ahora nunca se hab¨ªa declarado tan abiertamente y sin reserva alguna por parte de dirigentes elegidos.
Los puntos de vista de Lieberman, ministro de Exteriores, no expresan los de muchos israel¨ªes
Cuando yo serv¨ªa como soldado en el Ej¨¦rcito israel¨ª, y tambi¨¦n cuando serv¨ªa como oficial de combate responsable de la formaci¨®n de cadetes, se nos dec¨ªa algo muy diferente. La agresi¨®n militar ten¨ªa que ser el ¨²ltimo recurso. Esta teor¨ªa de la guerra justa estaba en la base de nuestro c¨®digo ¨¦tico, y de hecho es el fundamento del nombre Fuerzas de Defensa Israel¨ªes. La guerra no ten¨ªa que ser el statu quo, sino un ¨²ltimo recurso. La importancia de la agresi¨®n como una ¨²ltima opci¨®n, y en ella incluyo el dominio militar sobre un pueblo vecino, no es algo sin fundamento. Nuestra independencia como Estado no es solo f¨ªsica sino tambi¨¦n moral. Creemos que nuestra independencia es justa. Por lo tanto, de ello no puede seguirse ni l¨®gica ni moralmente que nuestra independencia se cumpla permanentemente a expensas de los pueblos que nos rodean. Considerar nuestra presencia en la regi¨®n como la de un animal en una jungla, que necesita (?o quiere?) aplastar permanentemente a sus oponentes para poder sobrevivir, no solo es una visi¨®n pesimista de la vida, sino tambi¨¦n una visi¨®n inmoral.
Los resultados de las ocupaciones militares son muy reales y muy problem¨¢ticos. Rompiendo el Silencio, la organizaci¨®n de veteranos a la que pertenezco, ha estado documentando esos resultados, recogidos por combatientes veteranos que sirvieron en los territorios ocupados. La constante presencia de un ocupante militar extranjero tiene que llevar a la larga al constante abuso del ocupado y a la violaci¨®n de muchos de sus derechos b¨¢sicos. Como demuestran nuestros testimonios una y otra vez, as¨ª es imposible gobernar de un modo limpio y ben¨¦volo.
Comprender eso es crucial, primordialmente para la sociedad israel¨ª. El dominio militar sobre el pueblo palestino no es fruto de una decisi¨®n multilateral tomada por israel¨ªes y palestinos, sino por mi sociedad en solitario, por razones que var¨ªan entre la necesidad de seguridad y el mesianismo religioso. Por lo tanto, corresponde solamente a la sociedad israel¨ª decidir en ¨²ltima instancia si esa forma de gobernanza es moralmente aceptable. La decisi¨®n tiene menos que ver con la paz y m¨¢s con las pol¨ªticas que nos permitamos emprender como sociedad. Tiene que ver con nuestros l¨ªmites morales y con el reconocimiento de las justas aspiraciones de nuestro Estado.
Rompiendo el Silencio no es una organizaci¨®n pacifista. Reconocemos que las guerras se producen y que los Estados tienen el derecho de defenderse. De hecho, nosotros mismos nos hemos arriesgado en la defensa de las fronteras de nuestro pa¨ªs. Sin embargo, guerras y ocupaciones militares, si se juzgan necesarias, tienen que librarse con el objetivo inmediato de finalizarlas y con la b¨²squeda de la independencia y la igualdad para las partes. Cuando el ministro de Asuntos Exteriores, Lieberman, adem¨¢s de otros, hacen declaraciones justificando el dominio militar, ello no solo debilita la independencia del ocupado sino la justificaci¨®n moral de la independencia del ocupante.
Las voces de los israel¨ªes que creen de verdad en la democracia y en la igualdad tienen que decir bien alto y de manera inequ¨ªvoca que el dominio militar indefinido sobre el pueblo palestino es insostenible desde una perspectiva moral. Es nuestro deber como israel¨ªes dar a conocer nuestra postura de que los puntos de vista de Lieberman no expresan los nuestros o los de muchos otros israel¨ªes.
Mikhael Manekin es codirector de Rompiendo el Silencio, una organizaci¨®n de veteranos israel¨ªes dedicada a la concienciaci¨®n acerca de las realidades de la ocupaci¨®n militar en Cisjordania y Gaza. Tambi¨¦n es teniente de infanter¨ªa en la reserva. Traducci¨®n del ingl¨¦s de Juan Ram¨®n Azaola.
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