Picasso y Degas, cita en Barcelona
El museo del artista malague?o acoge una exposici¨®n que retrata su pasi¨®n por el maestro impresionista - La muestra establece los paralelismos entre ambos
A ambos les gustaban las mujeres pero a Pablo Ruiz Picasso (1881- 1973) le gustaba el sexo y lo practicaba sin complejos, mientras que Edgar Degas (1834-1917) fue sobre todo un voyeur atormentado, siempre rodeado de mujeres pero con fama de c¨¦libe. Pertenec¨ªan a dos generaciones distintas. Cuando Picasso llega a Par¨ªs por primera vez en 1900, Degas es uno de los referentes del impresionismo, cuyo mejor momento parece ya haber pasado.
Conocida es la pasi¨®n del malague?o por los grandes maestros; por los cl¨¢sicos del pasado y por los que lleg¨® a conocer. Pero entre la cantidad de trabajo acad¨¦mico sobre su obra, no hab¨ªa casi nada de su pasi¨®n por Degas. Fue una instituci¨®n del prestigio del Sterling & Francine Clark Art Institute de Williamstown (EE UU) la que se atrevi¨® a proponer una muestra sobre ello. Hace cinco a?os se pusieron en contacto con el Museo Picasso de Barcelona para pedir obras prestadas para la muestra. La respuesta fue: lo que ustedes quieran, pero lo haremos conjuntamente.
No llegaron a conocerse, aunque en Par¨ªs trabajaban a pocos metros
Ambos amaban a las mujeres: Picasso era un mujeriego, Degas un 'voyeur'
El resultado es la exposici¨®n Picasso frente a Degas, que se inaugur¨® ayer en el museo barcelon¨¦s, donde permanecer¨¢ hasta el pr¨®ximo 16 de enero; una muestra exquisita, fruto de "un ejercicio creativo", en palabras del especialista en Degas Richard Kendall, que la ha comisariado junto a Elizabeth Cowling, experta en la obra de Picasso. Una apuesta que supone un salto cualitativo en la proyecci¨®n internacional del Museo Picasso de Barcelona, gracias, en parte, al indiscutible prestigio de la Fundaci¨®n Clark.
Es cierto que el edificio que construyen Kendall y Cowling tiene algo de creaci¨®n. No existe evidencia de que Degas y Picasso llegaran a conocerse personalmente, pero en 1a primera d¨¦cada del siglo pasado viv¨ªan en Par¨ªs separados por unos cientos de metros. Picasso y sus amigos catalanes compart¨ªan el edificio del Bateau-Lavoir, en Montmartre; Degas ten¨ªa su estudio en la calle Victor Mass¨¦, debajo de la plaza de Pigalle, al lado del cabaret Le Chat Noir, que servir¨ªa de modelo para Els Quatre Gats de Barcelona.
Kendall define la muestra como "una novela con seis cap¨ªtulos". El primero es el de ese Par¨ªs de comienzos del XX y el ¨²ltimo el de los a?os finales de Picasso, cuando adquiere una serie de monotipos de burdeles de Degas y reconvierte algunos en grabados propios, e incluso pinta un retrato del viejo maestro franc¨¦s al que atribuye una muy freudiana similitud con su propio padre.
Picasso y Degas ten¨ªan bases comunes: ambos hab¨ªan recibido una formaci¨®n acad¨¦mica y orientaban su trabajo en relaci¨®n con los grandes maestros. Los dos experimentaron con grabado y fueron pintores-escultores. Y ambos cre¨ªan que el dibujo est¨¢ en el origen de toda gran obra de arte. El paralelismo de sus or¨ªgenes acad¨¦micos es sorprendente. Pero todav¨ªa lo es m¨¢s la mezcla de emulaci¨®n y reto que el malague?o profesa a Degas y que ha sido la excusa para traer la pieza m¨¢s emblem¨¢tica de la muestra: En el caf¨¦ (La absenta), de 1876. El Museo d'Orsay no acostumbra a prestarla y ahora comparte pared con la impresionante respuesta picassiana: el Retrato de Sebati¨¤ Junyer i Vidal (1903) de la ¨¦poca azul, en el que el joven pintor, consciente ya de su genialidad, no solo emula al maestro, sino que lo quiere superar ya que la tela es m¨¢s grande y los colores m¨¢s fuertes.
A medida que el visitante se adentra en la muestra se acumulan los paralelismos, como la obsesi¨®n de ambos por las mujeres ba?¨¢ndose y pein¨¢ndose: La espectacular Mujer pein¨¢ndose (1906), de Picasso, comparte espacio con dos ¨®leos de Degas: El peinado y la tela aparentemente inacabada Mujer desnuda sec¨¢ndose.
Kendall y Cowling buscan tambi¨¦n las coincidencias hist¨®ricas. Picasso pinta en Barcelona, en 1905, el famoso Retrato de la Se?ora Canals, una tela de inspiraci¨®n goyesca de una dama italiana, Benedetta Coletti, casada con el pintor Ricard Canals, uno m¨¢s del c¨ªrculo de Els Quatre Gats. La se?ora de Canals hab¨ªa sido modelo de Degas en Par¨ªs y era amiga de otra modelo de la ¨¦poca: Fernande Olivier, la primera mujer con la que Picasso convivi¨®, la gran protagonista del primer cubismo.
Pero quiz¨¢s el personaje que mejor relaciona a Picasso con Degas sea el marchante Ambroise Vollard, un reci¨¦n llegado en aquellos momentos, pero que fue el primero en organizarle en Par¨ªs una exposici¨®n al joven pintor en la galer¨ªa de la calle Laffitte. Vollard se hab¨ªa convertido en el marchante oficioso del viejo Degas, quien sin duda tuvo oportunidad de ver el trabajo de quien estaba destinado a cambiar la historia del arte. Y es en este sentido como hay que entender la relaci¨®n que propone la muestra entre la ic¨®nica y pol¨¦mica escultura de Degas Joven bailarina de catorce a?os y el Desnudo amarillo de Picasso: una bailarina con una pose calcada de la escultura de Degas cuya cara es una m¨¢scara africana que anticipa Les demoiselles d'Avignon, el cuadro que dio inicio a la pintura del siglo XX.
Babelia
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