"Los clubes financian a los ultras, se alistan j¨®venes y la bola crece"
Sabe de lo que habla Miroslav Djukic (Sabac, Serbia; 1966). Pese a casi toda una carrera como jugador en Espa?a, 17 a?os entre Deportivo, Valencia y Tenerife, Djukic conoce bien los engranajes del f¨²tbol serbio. Fue 48 veces internacional con Yugoslavia y dirigi¨® como entrenador al Partiz¨¢n de Belgrado, la selecci¨®n sub 21 serbia y la absoluta, esta en un par¨¦ntesis de nueve meses (de diciembre de 2007 a agosto de 2008) entre Javier Clemente y Radomir Antic. Una voz autorizada para radiografiar el gran problema con los ultras en su pa¨ªs.
Pregunta. ?C¨®mo interpreta lo que ha sucedido?
Respuesta. Los ultras han utilizado una vez m¨¢s el f¨²tbol como un escaparate para sus fines pol¨ªticos. Es la desgracia de este deporte. Serbia es una naci¨®n con grandes deportistas, y ?qu¨¦ imagen damos al mundo? La de unos delincuentes. Es una imagen que no beneficia a un pa¨ªs que quiere entrar en la Uni¨®n Europea. El gobierno, la federaci¨®n y los dos principales clubes, Estrella Roja y Partiz¨¢n de Belgrado, deben tomar cartas para erradicar a estos ultras que no son dignos de llamarse aficionados. Yo, como serbio, sent¨ª verg¨¹enza. La mayor¨ªa de los serbios quiere formar parte de Europa, y estos radicales son una minor¨ªa que no representa la voz popular. Es lamentable.
"Cuando jugaba la selecci¨®n entraban al hotel del equipo y se colaban en el autob¨²s"
P. ?Qui¨¦n es para usted el m¨¢ximo culpable?
R. Es culpa de todos y por lo tanto exige una acci¨®n conjunta. Los clubes financian a los ultras, unas veces por miedo, otras porque a los directivos les interesa tenerlos a su lado, apoy¨¢ndoles por ejemplo para unas elecciones. Deber¨ªan apartarles y no llamarles aficionados. Para ellos, el f¨²tbol es una tapadera. El gobierno ha de pararles ya, y ponerles donde han de estar unos personajes con ese historial delictivo.
P. ?C¨®mo se puede detener a unos grupos tan organizados y que cuentan con el apoyo de los clubes?
R. Sin miedo. No hay que tenerles miedo. Estos ultras son l¨ªderes de grupos en los que cada vez m¨¢s se alistan chicos j¨®venes, y la bola va creciendo.
P. ?Tanto miedo se les tiene?
R. S¨ª. Y no solo eso, sino que sus actos violentos son utilizados por los clubes para atacarse unos a otros. Como ahora el conflicto afecta al Estrella Roja, porque fueron sus hinchas los que protagonizaron las peleas, el Partiz¨¢n mira para el otro lado. Cada uno dice que el problema es del otro, y deben trabajar juntos, no por separado. Cuando la UEFA expuls¨® de la competici¨®n al Partiz¨¢n [en 2007, por las peleas de sus aficionados contra los bosnios del Zrinjski en un partido en Mostar], pas¨® lo mismo. No hay un camino unido para luchar contra la violencia en Serbia. Los clubes no van de la mano, ni son contundentes. As¨ª no se arregla nada.
P. ?Usted tambi¨¦n sufri¨® esos problemas como seleccionador de Serbia?
R. Yo desde el primer d¨ªa dej¨¦ bien claro que no iba a dejar ni que entraran en las concentraciones a hablar con los jugadores. Antes los ultras estaban acostumbrados a eso, se paseaban por donde quer¨ªan. Pero yo dije que nosotros hac¨ªamos nuestro trabajo y que ah¨ª no entraban. Despu¨¦s de mi ¨¦poca tambi¨¦n se met¨ªan en los autobuses a recriminar a los jugadores. A esta gente hay que marcarles el territorio, no dejarles que se metan en tu casa.
P. ?Hasta qu¨¦ punto existe ese odio entre el Partiz¨¢n y el Estrella Roja?
R. Hay mucho odio. Hay muchos intereses porque intentan aprovechar el mal del otro para castigarle, cuando realmente cada uno hace lo mismo cuando al otro le va mal o sus hinchas causan estos problemas. Que miren lo que est¨¢ pasando en la Liga serbia. Cada vez los estadios est¨¢n m¨¢s vac¨ªos. Los hinchas familiares han desaparecido. El padre que antes iba al estadio con sus hijos ya no se siente seguro, tiene miedo. Por la calle no puedes ir con tu hijo de la mano y que el ni?o lleve la camiseta del Partiz¨¢n o el Estrella Roja porque te pega alguien del otro equipo. Pero si los dirigentes y la polic¨ªa no hacen nada...
P. ?C¨®mo se vive eso desde dentro?
R. Se lo explico con un ejemplo m¨ªo. Cuando yo estaba en el Partiz¨¢n, dije p¨²blicamente que ten¨ªa respeto al Estrella Roja porque respeto a cualquier rival. Era, y lo sigue siendo, mi trabajo como educador. Adem¨¢s de ense?ar t¨¢cticas, como entrenador tengo que transmitir unos valores a mis jugadores y a los aficionados. Pues tuve problemas con los hinchas de mi club por decir eso, por querer respetar deportivamente al contrario. ?Me lo recriminaron!
P. ?C¨®mo protegen los clubes a los hinchas?
R. Les dan ventajas. Les pagan los viajes, las entradas... hasta les ayudan a tener bengalas y cosas as¨ª. A los ultras no se les puede controlar porque no tienen un comportamiento racional.
P. ?C¨®mo cree que acabar¨¢ esto?
R. Si no se toman medidas, los hinchas ahora detenidos estar¨¢n pronto en la calle. Y lo peor es que salen como h¨¦roes. Ahora todos hablan de ellos y los j¨®venes los ven como un ejemplo. Se mitifica a unos tipos que deber¨ªan estar en la c¨¢rcel.
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