La huelga amenaza con paralizar Francia
La falta de combustible pone en alerta a los dos grandes aeropuertos de Par¨ªs - El sindicato de camioneros pide bloquear las rutas y centros de abastecimiento
La protesta crece en Francia, se ramifica y se extiende. Las 12 refiner¨ªas con que cuenta el pa¨ªs se han sumado ya a la huelga que polariza la sociedad francesa en contra de la reforma de la ley de pensiones, debatida actualmente en el Senado. La amenaza de una falta de carburante y de una par¨¢lisis de la econom¨ªa ha dejado ya, pues, de ser una hip¨®tesis. El oleoducto que alimenta los dos principales aeropuertos de Par¨ªs y el sur de la ciudad ha dejado de bombear combustible debido a que la refiner¨ªa de Grandpuits, en el departamento de Seine-et-Marne, paralizada por la huelga, no lo alimenta. El aeropuerto de Orly cuenta con reservas para 17 d¨ªas; el de Charles de Gaulle, hoy por hoy, hasta el lunes, seg¨²n la sociedad Trapil, que gestiona este oleoducto. De cualquier forma, un portavoz de Aeropuertos de Par¨ªs asegur¨® a la agencia France Presse que no hay "motivos para la inquietud, ya que hay reservas para varios d¨ªas".
Hoy se prev¨¦n grandes protestas contra la reforma de las pensiones
Los camioneros se han sumado ya a la protesta y anuncian operaciones caracol y bloqueos de carreteras que a su vez dificultar¨¢n el aprovisionamiento de gasolineras, en un perverso efecto domin¨®. Por su parte, los estudiantes siguen bloqueando los institutos y manifest¨¢ndose en la calle en sorpresivas operaciones rel¨¢mpago que se producen por toda Francia. Olivier Besancenot, portavoz del Partido Anticapitalista, ya habla de un "nuevo Mayo del 68". Por lo pronto, hoy, los ocho principales sindicatos franceses han convocado una nueva jornada de protesta con centenares de manifestaciones por todo el pa¨ªs. Ser¨¢ la octava desde que empez¨® la espiral creciente de desacuerdo para forzar al Gobierno a retirar el contestado proyecto de ley.
Ayer, de madrugada, la polic¨ªa desbloque¨® cuatro dep¨®sitos gigantes de carburante cerrados por los sindicatos, entre los que se contaba el particularmente estrat¨¦gico de Fos-sur-Mer, en el sur del pa¨ªs. La medida, tomada el jueves personalmente por el presidente Nicolas Sarkozy, iba encaminada directamente, seg¨²n especific¨® ayer el secretario de Estado de Transportes, Dominique Bussereau, "a evitar la escasez de combustible". Este mismo responsable hab¨ªa manifestado un d¨ªa antes que no hab¨ªa "ning¨²n peligro de desabastecimiento".
Todos los franceses se hacen la misma pregunta: Si esto sigue (y parece que s¨ª), ?cu¨¢nta gasolina queda? Es dif¨ªcil de calcular, ya que depende del consumo, que a su vez se alimenta del miedo a quedarse desabastecido, es una pescadilla que se muerde la cola. En los ¨²ltimos d¨ªas se ha incrementado en un 50%. Hay reportajes en la televisi¨®n que muestran que en Marsella, una de las ciudades m¨¢s afectadas por la huelga, ya hay estaciones de servicio con carteles que rezan: "No hay gasolina". Las compa?¨ªas petroleras han recibido el permiso del Gobierno para recurrir a sus propias reservas. Esto garantizar¨¢ el suministro de 10 a 12 d¨ªas, seg¨²n el secretario de Estado de Transportes. El Gobierno guarda otra carta: las reservas estrat¨¦gicas que se almacenan para caso de guerra o para hacer frente a un grave contratiempo internacional. Estas reservas servir¨ªan para alimentar la necesidad energ¨¦tica de Francia durante m¨¢s de 90 d¨ªas. Hasta ahora, nadie ha hablado de ponerlas en marcha.
Los camioneros ya han comenzado a taponar autopistas, sobre todo en el norte de Francia. Hay viajes a la frontera belga, habitualmente de 30 minutos, que han durado dos horas, debido al ritmo de tortuga que imprimen los sindicalistas al volante. Uno de estos, Cristophe Hiou, se preguntaba en televisi¨®n: "?Qu¨¦ m¨¢s tenemos que hacer para que nos oigan?".
El proyecto de ley de Sarkozy sigue su curso. El mi¨¦rcoles, si todo sigue seg¨²n lo previsto, ser¨¢ aprobado por el Senado. Antes, Francia vivir¨¢ dos nuevas jornadas de protestas con manifestaciones. El pasado martes, los sindicatos sacaron a la calle, seg¨²n sus c¨¢lculos, a 3,5 millones de personas, m¨¢s que nunca desde que empezara este movimiento, antes del verano. El martes d¨ªa 19 se ha convocado una nueva protesta.
El movimiento estudiantil es imprevisible y en cualquier momento puede degenerar en una batalla callejera; la amenaza de falta de gasolina no es menos inquietante. Por lo pronto, Sarkozy, que se juega en la aprobaci¨®n de esta ley buena parte de su apuesta pol¨ªtica para el final de su mandato, no cede. Ayer, en un discurso, asegur¨®: "La reforma de las pensiones es un deber. Es un deber asegurar las pensiones para los trabajadores de hoy y para sus hijos. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si no hubiera dinero para pagar las pensiones de los jubilados m¨¢s d¨¦biles?".
"No queremos vivir peor que nuestros padres"
A un paso del Senado, donde se debate la pol¨¦mica ley que amenaza con incendiar Francia, la que retrasa la jubilaci¨®n, un centenar de veintea?eros corta el tr¨¢fico de golpe, al lado de los Jardines de Luxemburgo. "Sarko, est¨¢s acabado, la juventud ha llegado", gritan. Una cincuentena de antidisturbios vigilan de cerca con la porra y el escudo en la mano, dispuestos a cargar. Uno de estos estudiantes es Benjamin Guerand-Pinet, de 22 a?os, cursa tercero de Derecho y se detiene a responder a una turista norteamericana que pregunta por qu¨¦ un pelot¨®n de jovencitos se juega un porrazo as¨ª como as¨ª por una ley que regula algo tan remoto como su jubilaci¨®n. Guerand-Pinet le contesta muy serio:
- Estamos aqu¨ª porque no queremos vivir peor que nuestros padres.
Cerca, un curioso, Jean-Marc, de 62 a?os, recuerda que a sus veinte a?os tambi¨¦n particip¨® en las mismas calles en una revuelta, la del Mayo del 68, que acab¨® cambiando la manera de ver el mundo y a la que muchos apelan actualmente.
- Bueno, hab¨ªa una diferencia: nosotros luch¨¢bamos contra la sociedad, ellos luchan contra Sarkozy. Yo no quer¨ªa vivir como mi padre, quer¨ªa acabar con el mundo de mi padre. Ellos, por lo visto, no.
La revuelta de los institutos contra la reforma de las jubilaciones crece en Francia. Ayer se contabilizaron 300 institutos cerrados en los que los estudiantes bloquean las puertas por la ma?ana temprano impidiendo a nadie entrar en clase. Se reprodujeron manifestaciones rel¨¢mpago por toda Francia, se produjeron enfrentamientos en Lyon, con coches volcados, contenedores de basura quemados y cargas policiales. El Ministerio del Interior contabiliz¨® 150 detenciones.
En la peque?a protesta de los Jadines de Luxemburgo, en el coraz¨®n de Par¨ªs, a un paso de La Sorbona, no hay incidentes. Tan solo polic¨ªas que impiden con su presencia intimidante a los j¨®venes llegar al Senado y a esos mismos j¨®venes convenci¨¦ndose unos a otros de que su futuro se juega en esta carta: "Si la gente se jubila m¨¢s tarde, no habr¨¢ trabajo para nosotros", asegura uno. "No quiero ser un estudiante a los 20, un parado a los 25 y un [trabajador] precario a los 62", a?ade otro.
Despu¨¦s, todos a coro, gritan de nuevo, mientras los polic¨ªas les miran de frente, sin moverse y sin provocar: "?No nos gusta esta sociedad!".
El viejo militante de Mayo del 68 sonr¨ªe algo nost¨¢lgico: "?Que se muevan los j¨®venes! ?Ellos tienen raz¨®n!"
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