C¨®nsules contra carteristas
Los diplom¨¢ticos de Jap¨®n y EE UU piden a sus ciudadanos que est¨¦n alerta ante los hurtos - Sus colegas europeos, inquietos por los asaltos en carretera
Sofia Geli Stenhammar abre dos bolsas de pl¨¢stico y muestra decenas de monederos, carteras y bolsos. Los guarda desde hace semanas, junto a algunas maletas, en la sede del Consulado de Suecia, en el Eixample. Los objetos pertenecen a turistas escandinavos que un mal d¨ªa sufrieron un robo. "El Ayuntamiento nos trae lo que recupera y nosotros lo enviamos a Suecia", dice Stenhammar, que en sus cuatro a?os como asistente consular ha visto crecer la inseguridad para los turistas en Barcelona.
"Los suecos llegan informados, pero se despistan y dejan sus cosas en la playa mientras se ba?an. M¨¢s de uno se ha presentado en el consulado solo con ba?ador y chanclas", relata. Sin placa ni pistola, los consulados plantan cara al crimen desde otros frentes: alertan a los viajeros de los riesgos, atienden a las v¨ªctimas y colaboran con la polic¨ªa para detectar los puntos negros.
"M¨¢s de uno llega al consulado solo con el ba?ador y unas chanclas"
En Barcelona, lo que m¨¢s lleva de cabeza a los c¨®nsules son los hurtos al descuido, que motivan la mayor¨ªa de las asistencias. El pasado fue un annus horribilis para la seguridad ciudadana: el peque?o delito creci¨® y los carteristas camparon a sus anchas. Los Mossos d'Esquadra han logrado este a?o contener a los multirreincidentes, pero la tradici¨®n pesa: por segundo a?o consecutivo, la ciudad aparece en el n¨²mero 1 del ranking de ciudades con m¨¢s riesgo de que a uno le birlen la cartera, seg¨²n el portal Trip Advisor.
Los c¨®nsules no tienen acceso directo a la estad¨ªstica policial, pero poseen sus propios indicadores para saber qu¨¦ se cuece en la calle. El m¨¢s eficaz es la tramitaci¨®n de pasaportes provisionales ya que, en caso de robo, el turista necesita un documento oficial para subirse al avi¨®n y volver a casa. En la duod¨¦cima planta del edificio del Deutsche Bank, en el cruce de Diagonal con el paseo de Gr¨¤cia, el c¨®nsul general de Alemania, Lars Gerrit, echa mano de los n¨²meros: hasta septiembre de este a?o, la legaci¨®n ha emitido 1.347 pasaportes provisionales; en todo el a?o pasado, 965.
El c¨®nsul advierte de que la cifra incluye robos y p¨¦rdidas, aunque matiza que "la percepci¨®n es que los delitos crecen". "Tenemos problemas cuando los robos son en fin de semana, porque no podemos atender a los ciudadanos en el momento y a veces necesitan marcharse de inmediato", a?ade.
Los carteristas se ceban en los turistas porque son una presa f¨¢cil -su actitud relajada permite maniobrar con cierta comodidad- y brindan impunidad: es casi imposible que, llegado el d¨ªa, la v¨ªctima se presente al juicio. Estos delitos son casi inevitables en las estaciones de transporte o las calles de Ciutat Vella.
"Hay gente a la que roban nada m¨¢s llegar al aeropuerto. Y tambi¨¦n en el bus de El Prat al centro. Deber¨ªa haber siempre un polic¨ªa vigilando esas zonas", razona Stenhammar, aunque admite que no hay recetas m¨¢gicas. "Los Mossos nos dicen que cuando presionan en un lado, los ladrones se van a otro". "Nos pide ayuda gente de todas las edades", sigue la asistente sueca, cuyo consulado ha tramitado este a?o 136 documentos de viaje por robo, frente a los 166 de todo el a?o pasado.
Los hurtos afectan de forma especial a turistas japoneses y norteamericanos. Seg¨²n un portavoz del Departamento de Seguridad del Consulado japon¨¦s en Barcelona, entre enero y septiembre de este a?o se han contabilizado 266 v¨ªctimas de robos o hurtos, un 8,5% m¨¢s que en el mismo periodo del a?o pasado.Tres de cada 10 v¨ªctimas japonesas sufren el robo en el metro. El consulado ha elaborado un tr¨ªptico "para que nada enturbie la estancia en Barcelona". El folleto recomienda "contramedidas", como "llevar el bolso cruzado por delante del cuerpo" y "no aceptar alimentos o bebidas" de sospechosos. Bajo el principio de m¨¢xima alerta, hay consejos peculiares: "Si le dicen que tiene una mancha de ketchup en la ropa, rechace la ayuda".
Gregory Crouch, c¨®nsul de EE UU, dice que a la mayor¨ªa de los visitantes "no les ocurre nada" y que Barcelona "es segura". Constata un ligero declive del hurto: este a?o, ha reemplazado 786 pasaportes robados. Los cinco lugares donde m¨¢s roban a los americanos son La Rambla (13%), el Casc Antic (12%), el metro (10%) y los bares (8%).
"Nuestra misi¨®n es protegerles. Si lo precisan, llamamos a sus familias", resume. La mayor¨ªa de los c¨®nsules median con empresas de env¨ªo de dinero para dar salida a los que han sido desplumados. Y admiten que lo que llega a sus o¨ªdos es una parte de la realidad. Si a un turista le roban el m¨®vil o dinero, no busca su ayuda. Y en muchos casos, ni siquiera acude a la polic¨ªa.
A los c¨®nsules de pa¨ªses centroeuropeos les preocupan m¨¢s los asaltos en carretera. Dicen que crean alarma y que quienes los sufren (familias que van de c¨¢mping o a su apartamento) dif¨ªcilmente vuelven a Catalu?a. "En Alemania es impensable que ocurra esto. Y menos que no haya consecuencias para los delincuentes", a?ade Gerrit. "En la carretera, la gente se siente amenazada, el susto es enorme", a?ade su colega suizo, Ros Frei, en alusi¨®n a la AP-7, que desde la frontera hasta Valencia copa la mayor¨ªa de estos casos.
"Los alemanes dejan las cosas en los coches", dice Diana Albiol, del Autom¨®vil Club Alem¨¢n en Espa?a. Estos contextos sociales tan distintos "pueden da?ar la imagen de Barcelona". Stenhammar a?ade que la ciudad "est¨¢ de moda entre los suecos", pero que alrededor del 10% de las v¨ªctimas de un delito "dicen que no quieren volver".
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