Gritos y susurros

Como viene siendo descort¨¦s costumbre desde hace cinco a?os, el presidente del Gobierno fue convertido durante el desfile del 12 de octubre en el blanco de los abucheos procedentes de un sector del p¨²blico cercano a las tribunas oficiales. El desafinado concierto ni siquiera se tom¨® un merecido descanso cuando el Rey rindi¨® homenaje a los soldados muertos en misiones internacionales. Cabe suponer que esas protestas supuestamente espont¨¢neas proced¨ªan de grupos de ultraderecha. Es evidente, por lo dem¨¢s, que la libertad de expresi¨®n ampara las variantes castizas espa?olas del Tea Party si no colisionan con otros derechos fundamentales. Los propios damnificados suelen aceptar que ese coste va incluido en el sueldo.

?Ampara la libertad de expresi¨®n los abucheos al presidente producidos en el desfile del 12 de octubre?

Pero los invitados a las tribunas oficiales como representantes del Estado no pueden invocar esa cl¨¢usula protectora. La presidenta de Madrid alega, sin embargo, que la libertad de expresi¨®n amparaba a su consejero de Transportes cuando lanz¨® desde su asiento un hiriente sarcasmo contra el presidente de Cantabria en tono lo suficientemente alto como para que lo escuchara Aurora D¨ªaz, esposa de Miguel ?ngel Revilla. Sin duda, John Stuart Mill se revolver¨ªa en la tumba al o¨ªr la fr¨ªvola concepci¨®n del liberalismo que profesa la lideresa para golpear la cabeza de sus adversarios.

Las decisiones pr¨¢cticas tomadas por Aguirre suelen contradecir sus proclamas te¨®ricas. La frustrada tentativa de colocar al frente de Caja Madrid a su devoto vicepresidente Gonz¨¢lez es el ¨²ltimo ejemplo de su rampante intervencionismo econ¨®mico. La inquisitorial campa?a desatada contra las cl¨ªnicas abortistas legales muestra su desprecio por el derecho a decidir de las mujeres. La feroz persecuci¨®n del doctor Montes y de su equipo del Hospital de Legan¨¦s, calumniosamente acusados de perpetrar 400 asesinatos, ha paralizado la provisi¨®n de cuidados paliativos a los agonizantes. Los recursos contra la asignatura Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa son un gui?o a la Iglesia tridentina. La corrupci¨®n en varios municipios de la regi¨®n ha sacado a la luz los v¨ªnculos entre la Administraci¨®n p¨²blica y los intereses partidistas.

La libertad de expresi¨®n tambi¨¦n figura en ese inventario. La pol¨ªtica de comunicaci¨®n de Aguirre se ha caracterizado por repartir como despojos las concesiones regionales de radio y televisi¨®n auton¨®micas a sus amiguetes. La ruinosa televisi¨®n regional sufragada con dinero p¨²blico y altamente deficitaria es un sectario instrumento de propaganda partidista y un escenario para que la presidenta cope la pantalla con inauguraciones, verbenas y dem¨¢s festejos montados por la trama G¨¹rtel. Finalmente, un reciente libro de Jos¨¦ Antonio Zarzalejos (La destituci¨®n, Pen¨ªnsula, 2010) describe "el car¨¢cter interventor e impositivo" y "las potencialidades pol¨ªticas un tanto depredadoras" de Esperanza Aguirre dentro del contexto de su decisiva contribuci¨®n al humillante despido del ex director de Abc en febrero de 2008 a causa de su apoyo a Rajoy y a Ruiz Gallard¨®n.