"Si paralizamos el pa¨ªs, Sarko ceder¨¢"
La oleada de huelgas y manifestaciones comienza a erosionar al presidente - Los automovilistas llenan el dep¨®sito ante el fantasma del desabastecimiento
Un viejo sindicalista de La Poste, plantado en medio del Boulevard du Temple, al paso de la manifestaci¨®n parisina, razonaba ayer en voz alta: "Si paralizamos el pa¨ªs, Sarkozy ceder¨¢. Si no, no". A falta de unos pocos d¨ªas imprevisibles para que el Senado franc¨¦s vote el mi¨¦rcoles su pol¨¦mico proyecto de la reforma de las pensiones, el jefe del Estado franc¨¦s encaj¨® ayer una nueva y multitudinaria jornada de protesta que confirma la incesante presi¨®n callejera. Nicolas Sarkozy tambi¨¦n acusa la inquietante amenaza de falta de gasolina por la huelga, que afecta a todas las refiner¨ªas, y que empuja a su vez a los franceses a las estaciones de servicio para llenar el dep¨®sito, incrementando el consumo y contribuyendo as¨ª a que crezca el fantasma del desabastecimiento y la par¨¢lisis a la que alud¨ªa el empleado de La Poste.
La ministra de Econom¨ªa pide que no cunda el p¨¢nico en las gasolineras
El titular de Trabajo reconoce que "mucha gente" rechaza la reforma
Los sindicatos aseguran que ayer salieron a la calle en toda Francia cerca de tres millones de personas; la polic¨ªa rebaja el recuento a 825.000. En cualquiera de los casos, menos que en la ¨²ltima manifestaci¨®n, celebrada el pasado martes. Pero, como reconoci¨® tambi¨¦n ayer el ministro de Trabajo, Eric Woerth, "mucha gente" rechaza a gritos una reforma que se ha convertido en la medida emblema de Sarkozy. Este, en horas bajas, hundido en los sondeos, con medio Gabinete amortizado a la espera de recibir la orden de destituci¨®n, conf¨ªa en aprobarla de una vez para mover ficha, cambiar el Gobierno y pasar a la ofensiva.
Los sindicatos no se lo van a poner f¨¢cil. "Podemos ganar. Puede que retire la ley. No dejar¨¢ que el pa¨ªs se quede sin gasolina, sin energ¨ªa, que se paralice. Sus amigos los empresarios le dir¨¢n que se rinda", aseguraba ayer Alain Depoilly, un jubilado de 61 a?os, militante comunista.
La ministra de Econom¨ªa, Crhistine Lagarde, asegur¨® ayer en una entrevista radiof¨®nica que hay reservas "para varias semanas" y pidi¨® a los franceses que no se dejen gobernar por el p¨¢nico a la hora de acudir a las estaciones de servicio. Con todo, la situaci¨®n de los aeropuertos parisienses, privados del oleoducto que les alimentaba, es inquietante. El de Orly cuenta con reservas para 17 d¨ªas pero el de Charles de Gaulle solo tiene hasta el "lunes o el martes", seg¨²n un portavoz del Ministerio de Ecolog¨ªa, que a?adi¨® que el Gobierno busca soluciones.
La manifestaci¨®n parisiense arranc¨® con un aguacero de esos que a veces se abaten sobre Par¨ªs sin previo aviso. Pero luego sali¨® el sol. Una de las primeras pancartas ("Por una vida despu¨¦s del trabajo"), situada cerca de la cabeza, resum¨ªa bien el esp¨ªritu de una marcha concebida para oponerse a una medida que, entre otras cosas, retrasar¨¢ la edad de jubilaci¨®n de los franceses de los 60 a los 62 a?os.
Muy cerca, un joven profesor repart¨ªa folletos de una central sindical y se paraba para explicar: "Con la huelga de las refiner¨ªas, con los aeropuertos amenazados por la falta de combustible, con los j¨®venes a nuestro lado, podemos ganar. Y si no lo hacemos el mi¨¦rcoles, pues seguiremos. No nos vamos a parar: seguiremos manifest¨¢ndonos hasta la victoria".
No est¨¢ tan claro: entre los ocho sindicatos convocantes, ya hay formaciones que sugieren que, con la ley aprobada el mi¨¦rcoles, habr¨ªa que empezar a darse por vencido e ir pensando en una retirada honrosa. Otras centrales sindicales prometen continuar y forzar el movimiento. Desde junio, ya se han organizado ocho jornadas de protesta, cinco de ellas despu¨¦s del verano.
"Va a ser dif¨ªcil", reconoc¨ªa Bruno Habbas, de 38 a?os, trabajador en los trenes de cercan¨ªas de Par¨ªs. "La polic¨ªa custodia los dep¨®sitos principales de combustible del pa¨ªs para que los sindicatos no los puedan bloquear y los estudiantes se van de vacaciones el 25 de octubre, con lo que la protesta corre el riesgo de desinflarse en su momento decisivo", a?ad¨ªa.
La manifestaci¨®n se llen¨® de padres con sus hijos peque?os enarbolando pancartas diminutas, de jubilados solidarios con los trabajadores que ven c¨®mo su edad de retiro se aleja. Tambi¨¦n de sindicalistas, de empleados en los hospitales, de Correos o de centros de ense?anza, omnipresentes siempre en las anteriores convocatorias. Todos corearon un lema que se repite en todas las marchas: "Luchamos por conseguir la jubilaci¨®n a los 60 a?os; lucharemos para conservarla".
Pero a la manifestaci¨®n de ayer acudieron miles de estudiantes de bachillerato, novatos en estas protestas, que se manifestaban por primera vez o segunda vez y que han insuflado un ox¨ªgeno necesario a un movimiento que corr¨ªa el riesgo de agotarse. Al t¨¦rmino de la manifestaci¨®n, en la plaza de la Bastilla, se produjeron algunos enfrentamientos entre la polic¨ªa y un grupo de j¨®venes violentos que rompieron algunos escaparates. Hubo 30 detenidos.
El secretario general de uno de los sindicatos m¨¢s importantes (CGT), Bernard Thibault, asegur¨®, al terminar la manifestaci¨®n, a modo de resumen: "Los trabajadores est¨¢n determinados a que se les oiga". Pidi¨® al Gobierno que retire el proyecto de ley. Tambi¨¦n el Partido Socialista reclam¨® que se suspenda la discusi¨®n en el Senado que, por cierto, continuaba ayer. De hecho, el ministro de Trabajo Woerth abandon¨® la C¨¢mara para salir al pasillo y responder que el Gobierno, por ahora, no afloja: "La reforma es necesaria y justa".
As¨ª, todo se acelera. Pasado ma?ana, martes, hay convocada otra jornada de protesta, con manifestaciones incluidas. Ser¨¢ la ¨²ltima oportunidad de los sindicatos para doblegar al Gobierno antes de la aprobaci¨®n de la ley en el Senado. Mientras, la huelga prosigue, estrangulando poco a poco las reservas de combustible. Desde el otro lado, Sarkozy se apresta a resistir tres d¨ªas m¨¢s.
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