As¨ª se bloquea un instituto

Todos los d¨ªas laborables, desde el martes pasado, los estudiantes del Liceo Voltaire, en la avenida de la R¨¦publique, en el este de Par¨ªs, se citan a las siete de la ma?ana. Falta una hora para que empiecen las clases. Comienza entonces una asamblea improvisada en la calle en la que los estudiantes de bachillerato deciden si se suman a la huelga o no ese d¨ªa, para protestar por la reforma de las jubilaciones que promueve el presidente Nicolas Sarkozy. Desde el martes pasado, siempre han votado que s¨ª. Cada d¨ªa. Despu¨¦s, votan sobre si bloquean el instituto para impedir que pase nadie y que haya clases. Tambi¨¦n han votado que s¨ª siempre.

De inmediato, todos se desperdigan por las calles del barrio, por los alrededores del instituto, para buscar cubos y contenedores vac¨ªos dejados esa noche en las entradas de los portales por el cami¨®n de la basura, o vallas de obras en marcha. Cargan con todo, vuelven a los pocos minutos —en todo caso antes de las ocho— y forman con lo recogido una suerte de barrera que bloquea la puerta para todo el d¨ªa. Entonces, por turnos, los chicos se suben a los cubos y con un meg¨¢fono se arengan unos a otros. Un d¨ªa m¨¢s —y as¨ª ser¨¢ hasta el martes que viene al menos—, el Liceo Voltaire se cierra.

"Hacemos esto sin que nadie nos manipule, a base de asambleas. Dejamos que entren a clase solo los alumnos de primaria o algunos que tienen clases especiales", explica Myrtille Rev¨º-mont, de 15 a?os, apoyada en la barandilla que separa la acera de la calle, enfrente del instituto bloqueado. "Tambi¨¦n cortamos el tr¨¢fico a las ocho de la ma?ana. Un rato solo. Hasta que llega la polic¨ªa". Belal Saber, colocado a su lado, a?ade: "Nadie nos ha dado consignas de nada. Pero protestamos porque esta reforma nos perjudica. Nos quita trabajo. O nos lo quitar¨¢. Y adem¨¢s, perjudica a nuestros padres. Por eso tambi¨¦n protestamos. Por ellos".

Varios miembros del Gobierno han salido ya al paso de este argumento repetido por los j¨®venes. El ¨²ltimo en hacerlo fue el ministro de Agricultura, Bruno Le Maire, que aseguraba ayer en una entrevista en el diario Le Monde: "El Partido Socialista hace creer que la retirada de los mayores deja paso y trabajo a los j¨®venes. Eso es falso. Todos los ejemplos europeos lo demuestran. El trabajo crea trabajo".

A los j¨®venes que ayer, junto a los trabajadores franceses, se manifestaron en Par¨ªs (25.000, seg¨²n un sindicato de estudiantes) las palabras del ministro no les convencen. Precisamente ellos gritaron m¨¢s que nadie en contra del retraso de la jubilaci¨®n. Pidieron, con 16 o 17 a?os, el retiro a los 60. Dos de ellos lo hicieron con una canci¨®n que los dem¨¢s bailaban. Cada pelot¨®n de alumnos desfilaba detr¨¢s de una pancarta en la que figuraba, casi exclusivamente, el nombre de su instituto, a modo de bandera de enganche.

Acudieron los del Liceo Delacroix, los del Gabriel Faur¨¦, los del Ponticelli, o los del Voltaire. Es decir, todos los adolescentes parisienses y de las afueras de la capital que cada ma?ana, una hora antes de que empiecen las clases, votan y se pierden luego por las calles en busca de cubos de basura para formar con ellos una barricada que bloquee la puerta de su instituto.