Mari Carmen Cuesta, la Rosa Catorce
Mari Carmen Cuesta ten¨ªa 16 a?os cuando la detuvieron en Madrid junto a decenas de muchachos, algunos casi ni?os, por formar parte de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Corr¨ªa junio de 1939 y Franco hab¨ªa puesto en marcha una brutal represi¨®n contra los vencidos. Entre aquellos j¨®venes idealistas detenidos por luchar por la libertad hab¨ªa 13 chicas que ser¨ªan fusiladas la madrugada del 5 de agosto de 1939 contra las tapias del cementerio del Este: Las Trece Rosas. Conoc¨ª a Carmen, la Peque como la llamaban sus compa?eras, hace ocho a?os, cuando escrib¨ªa un libro sobre aquel episodio y buscaba el testimonio de familiares y testigos que dieran vida a toda la documentaci¨®n que hab¨ªa reunido. Carmen era amiga de Virtudes Gonz¨¢lez, una de aquellas rosas, con quien convivi¨® en la prisi¨®n de Ventas hasta el d¨ªa de su ejecuci¨®n. Ella habr¨ªa sido la Rosa Catorce si la burocracia no la hubiera incorporado a otra causa distinta, en la que fue condenada a 12 a?os y un d¨ªa de reclusi¨®n por un delito de "adhesi¨®n a la rebeli¨®n".
Me recibi¨® en su casa de Valencia para contarme entre l¨¢grimas hechos ocurridos hac¨ªa 70 a?os, que recordaba con la nitidez de quien rememora lo que ha hecho hace unos d¨ªas. Sin un atisbo de odio o rencor, solo con la necesidad de narrar la historia, suya y de tantos otros, que la dictadura ocult¨® por d¨¦cadas y la recobrada democracia se resiste a recuperar.
Mantuvimos el contacto por tel¨¦fono, para que me ayudara a rellenar mis lagunas, para interesarme por su salud o felicitarnos las navidades. Nos reencontramos en Madrid hace tres a?os en el estreno de la pel¨ªcula Las Trece Rosas, de Emilio Mart¨ªnez L¨¢zaro. All¨ª estaba ella, en la pantalla, representada por la actriz Nadia de Santiago. Volvi¨® a llorar. Desde entonces sab¨ªa de ella por su hija Tina que, casualidades de la vida, trabajaba en la misma empresa que yo. Tina me dio el s¨¢bado la triste noticia.
Carmen era una mujer fuerte, tenaz, que segu¨ªa defendiendo con vehemencia todo aquello por lo que luch¨®. Su muerte me trae del recuerdo a Juana Do?a, a Josefina Amalia y a Rosario S¨¢nchez Mora, La Dinamitera, tambi¨¦n fallecidas en los ¨²ltimos a?os, mujeres valientes y memoria de nuestra Guerra Civil. "Que mi nombre no se borre en la historia", pidi¨® Julia Conesa en la ¨²ltima carta que envi¨® a sus padres antes de ser fusilada. No se ha olvidado, como tampoco se olvidar¨¢ el tuyo, querida Carmen.
Carlos Fonseca es periodista y autor de Trece Rosas Rojas.
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