California votar¨¢ legalizar la marihuana
El Estado decidir¨¢ en refer¨¦ndum el 2 de noviembre autorizar el cultivo, consumo y venta - El Gobierno federal teme que se dificulte la lucha contra el 'narco'
En su mejor tradici¨®n de vanguardia mundial, California plantea una nueva y definitiva v¨ªa para atajar el tr¨¢fico de marihuana: legalizarla. La poblaci¨®n de este Estado decidir¨¢ el pr¨®ximo 2 de noviembre en refer¨¦ndum sobre la autorizaci¨®n del cultivo, la venta y el consumo de ese producto, un paso que, adem¨¢s de representar una revoluci¨®n cultural incluso en esta sociedad tan permisiva, puede tener fuertes repercusiones internacionales, tanto entre los responsables del combate contra las drogas como entre los millones de consumidores en todo el mundo.
Para Yami Bola?os la marihuana no supone, desde luego, ninguna amenaza. A ella le ayud¨® a paliar el dolor mientras luchaba contra el c¨¢ncer y ahora ella trata de ayudar a otros enfermos vendi¨¦ndoles hierba en su dispensario Pure Life Alternative de la avenida La Ci¨¦nega, en el oeste de Los ?ngeles. Su men¨² incluye productos con denominaciones como Pura Vida Hash, L. A. Confidential o Woody Harrelson, en honor de "un entusiasta".
El negocio legal generar¨¢ m¨¢s de 3.000 millones en su primer a?o
La mitad de los californianos admite haber probado la droga alguna vez
Desde que en 1996 se autoriz¨® en California el uso de la marihuana para usos m¨¦dicos, han proliferado negocios similares. Se calcula que hay m¨¢s que 400 solo en esta ciudad, m¨¢s de 1.000 repartidos por todo el Estado. Se trata de un negocio que genera ya un beneficio en torno a los 1.000 millones de d¨®lares anuales y que repercute en el desarrollo de otros sectores de la econom¨ªa. Incluso en la promoci¨®n de las artes, puesto que ya se conocen algunos due?os de galer¨ªas que las sostienen gracias a la venta de marihuana.
Esos beneficios ser¨ªan m¨ªnimos, seg¨²n los defensores de la legalizaci¨®n, comparados con los que pueden producirse si el d¨ªa 2 se aprueba, como sugieren las encuestas en este momento, lo que formalmente se conoce como Propuesta 19. "La marihuana es el oro del futuro en California", asegura Clifford Schaffer, el editor de la p¨¢gina de Internet MarijuanaBusinessNews.com.
Las simpat¨ªas del electorado de California por la legalizaci¨®n tienen, en parte, una motivaci¨®n econ¨®mica. El mercado ilegal de marihuana mueve actualmente en Estados Unidos, seg¨²n c¨¢lculos de la DEA (la agencia antidroga norteamericana), m¨¢s de 30.000 millones de d¨®lares. Los promotores de la propuesta estiman que, en California, el negocio legal podr¨ªa representar en un primer a?o entre 3.000 y 4.000 millones de d¨®lares. Calculando que el precio actual de 300 d¨®lares por onza (28 gramos) que cuesta en los dispensarios para usos m¨¦dicos -similar al de la venta ilegal en las calles- descendiese hasta unos 40 d¨®lares por onza, el Estado podr¨ªa recaudar unos 1.200 millones de d¨®lares en impuestos con una tasa sobre el producto de unos 50 d¨®lares por onza.
En medio de la aguda crisis econ¨®mica que vive California, especialmente sus finanzas p¨²blicas, este resulta un argumento decisivo por s¨ª mismo. Pero otra parte del respaldo popular a la propuesta tiene que ver con la idiosincrasia de este Estado, donde desde los a?os sesenta se han asentado generaciones de antiguos hippies para los que la marihuana es, adem¨¢s de un producto curativo y m¨¢gico, un s¨ªmbolo de su libertad individual.
El cultivo dom¨¦stico de marihuana y su consumo en privado y en p¨²blico no ha cesado nunca a pesar de su ilegalidad. La mitad de los 37 millones de habitantes de este Estado, donde ya hoy existe una gran tolerancia, confiesa en las encuestas haberla probado en alguna ocasi¨®n. El mes pasado, el gobernador Arnold Schwarzenegger firm¨® una ley que convierte la posesi¨®n de marihuana en una falta menor, similar al de una multa de tr¨¢fico, penalizada con 100 d¨®lares. Si la propuesta es aprobada, las ciudades tendr¨¢n la potestad de permitir en sus jurisdicciones la venta a los mayores de 21 a?os y el cultivo en extensiones no superiores a los 2,3 metros cuadrados. Los m¨¢s optimistas entre sus partidarios no dudan de que muy pronto podr¨ªa convertirse en un negocio m¨¢s pr¨®spero que el vino.
Ese futuro est¨¢ todav¨ªa sujeto, no obstante, a innumerables obst¨¢culos. En primer lugar es necesario que la Proposici¨®n 19 sea aprobada. En los ¨²ltimos d¨ªas las encuestas se han ido equilibrando como consecuencia de una fuerte campa?a contra la iniciativa por las negativas consecuencias que podr¨ªa tener nacional e internacionalmente. Entre las amenazas m¨¢s graves est¨¢ la del fiscal general de EE UU, Eric Holder, que ha prometido aplicar "con toda la energ¨ªa" las leyes federales contra la producci¨®n y el consumo de drogas, independientemente de lo que digan las leyes californianas.
Si se respaldase la legalizaci¨®n, es previsible un pulso legal, similar al de Arizona sobre la ley sobre inmigraci¨®n, entre el Estado de California y las autoridades federales. El Gobierno teme que una medida de ese tipo dificultar¨ªa enormemente el combate al narcotr¨¢fico en el conjunto de la naci¨®n, debido al efecto contagio de la propuesta y la manifiesta debilidad en que quedar¨ªan los responsables de esa lucha.
M¨¢s grave a¨²n, la Administraci¨®n central considera que la legalizaci¨®n en California pondr¨ªa a EE UU en una posici¨®n muy dif¨ªcil frente a otros pa¨ªses con los que tiene firmados tratados internacionales contra las drogas o con los que hay en juego intereses de gran trascendencia. Basta citar como ejemplo Afganist¨¢n, donde los norteamericanos promueven la erradicaci¨®n del cultivo del opio, o especialmente M¨¦xico, donde el Gobierno libra una sangrienta guerra contra los narcotraficantes cuyo negocio, en m¨¢s de un 50%, seg¨²n la DEA, est¨¢ relacionado con la marihuana.
Washington ve acercarse un caos legal dentro del pa¨ªs y una sucesi¨®n de problemas internacionales que, en ¨²ltima instancia, podr¨ªan acabar perjudicando pol¨ªticamente a Barack Obama. La autorizaci¨®n aqu¨ª podr¨ªa dar lugar al espect¨¢culo surrealista de vender y consumir marihuana legalmente en San Diego, mientras que se matan por esa misma actividad en Tijuana, justo al otro lado de la frontera.
Otro argumento en contra de la legalizaci¨®n es el de sus consecuencias en la salud p¨²blica. Gran parte de lo que el Estado podr¨ªa recaudar con la venta de marihuana tendr¨ªa que gastarlo, como ocurre actualmente con el alcohol y el tabaco, en atender a los m¨²ltiples casos de adicci¨®n que esa droga provoca.
Por todas esas razones, la propuesta es objeto estos d¨ªas de fuertes ataques desde distintos ¨¢ngulos del
establishment pol¨ªtico y social, aunque los candidatos electores, conscientes de la popularidad de la marihuana, se abstienen de criticarla en p¨²blico. El debate ha roto las barreras partidistas y, aunque los republicanos son m¨¢s claros en sus condenas, este no es un tema de debate en la campa?a para los puestos del Congreso. En ese sentido, se puede decir que la propuesta ya ha triunfado.
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