El testamento pol¨ªtico de Tony Judt
La socialdemocracia no representa un futuro ideal, ni siquiera representa el pasado ideal. Pero entre las opciones disponibles hoy, es mejor que cualquier otra que tengamos a mano". Estas palabras son de Tony Judt, en Algo va mal, escrito en la fase final de la esclerosis lateral amitri¨®fica que le llevar¨ªa a la muerte el pasado agosto. Dos a?os de postraci¨®n que Judt, con la ayuda de familiares y amigos, convirti¨® en un tiempo de creatividad. Este libro es, de alg¨²n modo, su testamento pol¨ªtico. Lo dem¨¢s queda para las memorias que dej¨® escritas.
En Algo va mal, Judt formula su apuesta por la socialdemocracia despu¨¦s de un interesante trabajo de s¨ªntesis de los malestares contempor¨¢neos y sus ra¨ªces. En el punto de partida, la perplejidad ante una sociedad que ha hecho del dinero su ¨²nico criterio moral: "Ha convertido en virtud la b¨²squeda del inter¨¦s material". Hasta el extremo de que es lo ¨²nico que queda como sentido de voluntad colectiva. Y as¨ª asistimos a crecimientos salvajes de la desigualdad interior en nuestros pa¨ªses, a la humillaci¨®n sistem¨¢tica de los m¨¢s d¨¦biles, a los abusos de poderes no democr¨¢ticos -empezando por el poder econ¨®mico- frente a los cuales el Estado es impotente, sin que ello cause el menor revuelo o indignaci¨®n. La reducci¨®n de la experiencia humana a la vida econ¨®mica se ha convertido en algo natural. Una naturalidad que surge del mundo construido en los a?os ochenta sin alternativa, fundado "en la admiraci¨®n acr¨ªtica por los mercados sin restricciones, el desprecio del sector p¨²blico y la ilusi¨®n falsa del crecimiento infinito".
El gran problema para Tony Judt es el vac¨ªo moral. No podemos seguir evaluando nuestro mundo y decidiendo las opciones necesarias sin referentes y juicios morales
Tony Judt cita a Adam Smith para reafirmar el car¨¢cter destructivo de la cultura de admiraci¨®n acr¨ªtica de la riqueza: "La causa m¨¢s grande y m¨¢s universal de corrupci¨®n de nuestros sentimientos morales". Y describe la ceguera del mundo en que vivimos: en que un aumento global de la riqueza disimula las disparidades distributivas que colapsan la movilidad social y destruyen la confianza mutua indispensable para dar sentido a la vida en sociedad. La tr¨ªada inseguridad, miedo, desconfianza como base de un sistema de dominaci¨®n que encuentra en la indiferencia la clave de su ¨¦xito. La pregunta que recorre el libro de Judt es: ?por qu¨¦ es tan dif¨ªcil encontrar una alternativa? Y nos conduce a los efectos combinados de la hegemon¨ªa ideol¨®gica conservadora y la globalizaci¨®n: la econom¨ªa se ha globalizado, la pol¨ªtica sigue siendo local y nacional. En este punto la pol¨ªtica deber¨ªa encontrar empat¨ªa en una ciudadan¨ªa que en su inmensa mayor¨ªa vive su experiencia en el ¨¢mbito local y nacional. En vez de reforzar este v¨ªnculo, la pol¨ªtica se ha ido desdibujando en la resignada aceptaci¨®n de los l¨ªmites de lo posible fijada por los mercados.
El gran problema para Tony Judt es el vac¨ªo moral. No podemos seguir evaluando nuestro mundo y decidiendo las opciones necesarias sin referentes y juicios morales. Solo sobre ellos se puede reconstruir la confianza. Y la confianza es necesaria para el buen funcionamiento de todo, incluso de los mercados. El autor se apoya en otra figura se?era de la gran tradici¨®n liberal, John Stuart Mill, para marcar una posici¨®n inequ¨ªvoca: "La idea de una sociedad en la que los ¨²nicos v¨ªnculos son las relaciones y los sentimientos que surgen del inter¨¦s pecuniario es esencialmente repulsiva".
De la cr¨ªtica de la construcci¨®n de la hegemon¨ªa, que data de los a?os ochenta, no surge un discurso melanc¨®lico del pasado. Es evidente que en los treinta a?os posteriores a la II Guerra Mundial los ciudadanos de Estados Unidos y de la Europa democr¨¢tica vivieron en las mejores condiciones sociales que se han conocido. Pero era un privilegio de un restringido grupo de pa¨ªses que hab¨ªan encontrado el equilibrio "entre innovaci¨®n social y conservadurismo cultural".
Las revueltas que a finales de los sesenta rompieron los par¨¢metros morales y culturales de aquellos a?os abrieron, inconscientemente, el camino a la radicalizaci¨®n del individualismo que dar¨ªa paso a la revoluci¨®n conservadora de los ochenta. Despu¨¦s viene la fatua reacci¨®n occidental sobre la ca¨ªda de los reg¨ªmenes de tipo sovi¨¦tico. La historia ha terminado, dec¨ªan, como si la promesa de Marx de sustituir la pol¨ªtica por la administraci¨®n de las cosas hubiera llegado de la propia derrota del comunismo.
La izquierda se fue quedando muda, mientras la derecha se esforzaba en el desprestigio del Estado. Y as¨ª seguimos, sin alternativa. ?La democracia puede sobrevivir mucho tiempo a la cultura de la indiferencia? "La participaci¨®n en el Gobierno no solo aumenta el sentido colectivo de la responsabilidad por todo lo que hace el Gobierno, tambi¨¦n preserva la honestidad de los que mandan y mantiene a raya los excesos autoritarios". Por el camino hemos perdido la idea de igualdad. Sin ella el discurso socialdem¨®crata se desdibuja. ?Qu¨¦ hay que hacer? Repensar el Estado, reestructurar el debate p¨²blico, rechazar la tramposa idea de que todos queremos lo mismo, y replantearnos la vieja cuesti¨®n de William Beveridge: "Bajo qu¨¦ condiciones es posible y valioso vivir, para los hombres en general".
Mientras los pol¨ªticos de izquierda defienden la socialdemocracia con la boca peque?a, para Tony Judt es la ¨²nica apuesta adecuada porque la desigualdad es hoy el problema capital. Para ello la socialdemocracia necesita trabajar por el prestigio del Estado, reconstruir un lenguaje propio y encontrar un relato moral. Injusticia, desigualdad, deslealtad, inmoralidad, la socialdemocracia ten¨ªa un lenguaje para hablar de ellas y ha renunciado a ¨¦l. Venimos de dos d¨¦cadas perdidas, dice Judt, entre el amoralismo ego¨ªsta de Thatcher y Reagan y la autosuficiencia atl¨¢ntica de Clinton y Blair. Y nada garantiza que no sigamos as¨ª. Judt se apoya en Tolst¨®i para advertirnos de que "no hay condiciones de vida a las que un hombre no pueda acostumbrarse, especialmente si ve que a su alrededor todos las aceptan".
Algo va mal. Tony Judt. Traducci¨®n de Bel¨¦n Urrutia. Taurus. Madrid, 2010. 256 p¨¢ginas. 19 euros. El m¨®n no se'n surt. Un tractat sobre els malestars del present. Traducci¨®n de Miquel Izquierdo. La Magrana. Barcelona, 2010. 192 p¨¢ginas. 20 euros.
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