Grandes actores

Hace algunos d¨ªas todos los medios de comunicaci¨®n han comentado elogiosamente la trayectoria profesional y art¨ªstica de Manuel Alexandre con motivo de su doloroso fallecimiento, para todos. Esto es muy loable y personalmente lo comparto, y a todos debe servirnos de consuelo y reconocimiento, ya que el esfuerzo de toda una vida dedicada al arte esc¨¦nico debe ser valorado.

Sin embargo, hay algo en casi todos estos elogios que deja un mal gusto en los labios. Me refiero a la casi total insistencia de calificarle como actor secundario, pues ello en s¨ª encierra un cierto menosprecio ante los que puedan aparecer como protagonistas, lo cual empa?a los elogios y, adem¨¢s, es totalmente err¨®nea esta calificaci¨®n de cualquier artista, y un actor o una actriz lo son sin duda alguna. No, esta clasificaci¨®n es, repito, totalmente err¨®nea. Un actor es simplemente bueno, aceptable o malo en un concepto cr¨ªtico. Pero nunca secundario.

Al actor se le reconocen sus m¨¦ritos por su actuaci¨®n, no por el papel que pueda representar en la obra, que puede ser corto o largo, protag¨®nico o no; lo que hay que valorar es la interpretaci¨®n. Hay veces en las que un protagonista act¨²a mal y, a su lado, otro que no lo es interpreta magistralmente su corto papel.

Tengo 88 a?os y en mi larga trayectoria como hombre de teatro -desde actor, director, profesor de artes esc¨¦nicas y dramaturgo-, he podido verificar esto.

No hay que encasillar el arte por lo poco o por lo mucho, sino por lo bueno y por lo malo. Van Gogh vendi¨® solamente un cuadro en su vida, ?era un artista secundario?