Taylor Swift, la f¨®rmula bomb¨®n
En EE UU es tan popular como Beyonc¨¦ o Lady Gaga, aunque en Espa?a casi no suene su nombre. Con 20 a?os, ha vendido 13 millones de ¨¢lbumes en cuatro a?os. Para Taylor Swift no existe crisis. Ahora quiere saltar el Atl¨¢ntico. Desde Nashville, la cuna del 'country', se cocina un ¨ªdolo global.
Taylor... ?qu¨¦? Fuera de Norteam¨¦rica, su nombre apenas se conoce. Pero atenci¨®n a sus credenciales: eclips¨® a Beyonc¨¦ en los premios Grammy; vendi¨® en 2009 cuatro millones de ¨¢lbumes en Estados Unidos (m¨¢s que Lady Gaga); ocupa el puesto 12? de la lista Forbes de personajes m¨¢s poderosos, por delante de Julia Roberts o Bruce Springsteen. A sus 20 a?os, Taylor Swift (Wyomissing, 1989) tiene encandilado a su pa¨ªs. Y aspira al trono del mundo.
Dicen que canta m¨²sica country. Bueno, se oyen banjos de vez en cuando, pero suena a pop azucarado. Y s¨ª, pegadizo. "Posee un don para las estrofas y los estribillos", elogiaba Jody Rosen en Rolling Stone. ?Explica eso por s¨ª solo su tremendo ¨¦xito? Ni tiene una gran voz ni baila. Su est¨¦tica no es provocadora. En persona, sorprende m¨¢s por alta (1,80) que por guapa: peque?os ojos azules, boca carnosa, largas piernas blancas. La clave se halla en su mano derecha: un anillo modesto, en forma de coraz¨®n, regalo de uno de sus seguidores.
No lee las cr¨ªticas. "Cualquier comentario negativo es malo. Tengo como prioridad ser feliz, no quiero que nada me afecte"
Contacto directo con el p¨²blico. Es la f¨®rmula Swift. Dedica horas a contestar a diario las preguntas de sus cuatro millones de seguidores de Twitter y Facebook. Sube v¨ªdeos caseros a su MySpace. Firma miles de discos antes de los conciertos. En suma, consolida un v¨ªnculo que ha creado antes, en las canciones. Todas autobiogr¨¢ficas, narran amores y desenga?os, con nombres reales. "Eso le da una intimidad casi radical en este mundo de pop plastificado", escrib¨ªa Jon Caramanica en The New York Times. "Es como leer mi diario. Ser tan sincera motiva que tus fans conf¨ªen en ti", explica Swift mientras mordisquea una galleta en la suite de un hotel en Nashville, en el interior de EE UU.
su ascenso empieza a unas manzanas de aqu¨ª, en el Bluebird Caf¨¦, un local min¨²sculo con fotograf¨ªas de leyendas del bluegrass y el p¨²blico a medio metro del escenario. Todo cantautor que aspire a algo se estrena all¨ª. En ac¨²stico. Una noche de 2004, Swift sale a cantar. El presidente de la discogr¨¢fica Big Machine, Scott Borchetta, se queda prendado de ella: "Ten¨ªa la actitud, conectaba", relata por tel¨¦fono. La cita, a la ma?ana siguiente en su oficina, muy cerca del estudio de RCA donde grab¨® Elvis. "Lleg¨® con la guitarra al hombro, ?qu¨¦ desparpajo! La vi carism¨¢tica y muy madura para su edad". Siempre lo ha sido. A los seis a?os actuaba en el teatro del colegio. A los ocho gan¨® un concurso de poes¨ªa. Cuando casi no alcanzaba el micr¨®fono se presentaba a festivales de karaoke. Y ya por entonces sac¨® a relucir su vena empresarial, herencia de su padre, asesor financiero: "El mejor modo de darme a conocer era cantar el himno nacional delante de mucha gente". Por ejemplo, en partidos de la NBA. Aunque le trajo disgustos: "Cruzaba los dedos para no salir en los peri¨®dicos, porque si no, se re¨ªan de m¨ª en el colegio". En cuanto aprendi¨® a tocar la guitarra, se desahog¨® con sus primeras baladas. "Nunca me he librado de las inseguridades, pero son enriquecedoras para componer", cuenta.
Con 13 a?os se muda junto a su familia de Pensilvania a Nashville, que algunos llaman "la ciudad de los sue?os rotos" por la infinidad de m¨²sicos que fracasaron. Desde el principio, la prensa la encumbra como salvadora del country. Y eso que se trata de un terreno masculino: de los diez artistas del g¨¦nero m¨¢s pinchados en la radio, ocho son hombres, en cifras de Nielsen. Los esc¨¦pticos nunca han faltado. "Una vez le expliqu¨¦ a un productor c¨®mo me gustar¨ªa que sonase la guitarra. Me dijo: 'Ni?a, s¨¦ lo que hago. Lim¨ªtate a cantar". Otros ni la consideran country (tienen sus razones: ?alguien imagina a Johnny Cash junto a bailarinas y cheerleaders?). Manolo Fern¨¢ndez, director del programa Toma Uno, de Radio 3, s¨ª la incluye en el g¨¦nero: "Contar lo que te sucede y lo que pasa a tu alrededor es la esencia del country". Swift lo simplifica: "No pienso si hago pop o country. Solo escribo".
no bebe. no fuma. No se droga. La industria explota su inocencia desde su primer ¨¢lbum hom¨®nimo con portadas y videoclips de cuento de hadas. Entre sus amigos se incluyen Hannah Montana y los Jonas Brothers. Se la asocia a Disney. Pero Swift saca pecho: a diferencia de otros, ella compone... y no necesita un programa de televisi¨®n. Poco a poco, sus estribillos se vuelven omniscientes en la radio y la Red. En cuatro a?os vende 13 millones de discos. El segundo, Fearless, le reporta cuatro premios Grammy. Ella lo considera su mayor logro, si bien otro galard¨®n resulta casi m¨¢s relevante: el de la Asociaci¨®n de Compositores de Nashville. Simboliza el respeto de su gremio, hist¨®ricamente conservador. "Valoran que ha amasado una audiencia que no cre¨ªan que existiera: mujeres j¨®venes", explica Brian Philips, vicepresidente de Country Music Television.
Swift dice que no se cree tanta suerte. Suena t¨®pico, pero en su entorno aseguran que es as¨ª de c¨¢ndida. Ella recuerda: "Cuando so?aba con triunfar, pensaba: 'Si lo consigo, nunca me quejar¨¦ de nada. Dar¨¦ gracias siempre". Por esa raz¨®n, jam¨¢s lee cr¨ªticas. "Cualquier comentario negativo es malo. Tengo como prioridad ser feliz, no quiero que nada me afecte". Su burbuja buenrollista no preve¨ªa la irrupci¨®n de Kanye West en los premios MTV, donde le espet¨® que Beyonc¨¦ lo merec¨ªa m¨¢s que ella. Pero Swift siempre se reserva la ¨²ltima palabra: le dedic¨® al rapero una canci¨®n vengativa. Ya lo dec¨ªa Sasha Frere en The New Yorker: "Pese a su apariencia de cisne desgarbado, es dura como una roca". Basta con intentar debatir con ella sobre sus letras, para muchos infantiles:
-Compongo las canciones en 20 minutos. Se me ocurren de repente. Dejo lo que sea que est¨¦ haciendo y salgo corriendo a por mi grabadora.
-Pero Bob Dylan trabaj¨® a?os alguna letra.
-No creo que a mis temas les haga falta. Vuelco la inspiraci¨®n, digo las cosas como quiero.
-Parece que solo sepa hablar de chicos.
-Es que el amor me fascina: nos une a todos.
Caine O'Rear, editor de la revista American Songwriter, la defiende: "Tanto para una letra profunda como para una pop hace falta talento". Y a?ade, desde el otro lado del tel¨¦fono: "Su virtud, su atractivo global, es el cruce de estilos".
Global. Palabra clave. La tierra prometida. El pr¨®ximo ¨ªdolo internacional se est¨¢ cociendo en Nashville. Pero exportarse suele costarles mucho a las estrellas del country. Las pocas afortunadas -Shania Twain, Faith Hill- lo lograron adulterando su sonido. De momento, Swift ha cambiado de imagen. Adi¨®s a las botas tejanas con bordados (no es balad¨ª: por algo a Dolly Parton nunca se le ha tomado en serio en estos lares). Tambi¨¦n ha ajustado la m¨²sica. En su tercer disco, Speak now (Universal), suenan mucho (quiz¨¢ demasiado) las guitarras el¨¦ctricas. Ella argumenta: "Hay canciones emocionalmente tan fuertes que exigen distorsi¨®n".
Por momentos, su vida parece una promoci¨®n perpetua. Lo mismo act¨²a en la pel¨ªcula Valentine's Day que acude a Saturday Night Live, duerme en hoteles, se deja fotografiar con el musculitos de Crep¨²sculo, anuncia que vuelve a estar soltera. "Con tantas entrevistas y conciertos, casi no salgo. Solo le puedo dar a alguien lo poco que queda". No hay tristeza en su discurso. Habla con seguridad. La misma con la que reconoce que le vendr¨ªan bien clases de guitarra, pero que tampoco le preocupa.
Taylor Swift, nieta de una soprano, admiradora de Eminem, artista con m¨¢s ventas digitales de la historia, quiere llegar alto. "Tendemos a mirar al futuro cuando hablamos de Taylor", reconoce Scott Borchetta, "como si quedase otro paso m¨¢s que dar". Para ella siempre ha sido as¨ª: "Cuando de peque?a tocaba para 12 personas en un bar, so?aba con que fueran 12.000". Bomb¨®n inofensivo, car¨¢cter conquistador. Pregunten a cualquiera en Nashville: ?conoce a Taylor Swift?
-Ah, esa chica que siempre gana.
El nuevo disco de Taylor Swift, 'Speak now', sale ma?ana a la venta. El pr¨®ximo 19 de marzo dar¨¢ en el Palacio de los Deportes de Madrid su ¨²nico concierto en Espa?a.
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