M¨¢s gobernaci¨®n global
La democratizaci¨®n del FMI acordada en Corea del Sur tendr¨¢ alcance econ¨®mico real
El renovado protagonismo del G-20 es una de las consecuencias m¨¢s expl¨ªcitas de la severidad y complejidad de la crisis desencadenada hace m¨¢s de tres a?os en el sistema financiero estadounidense. La erosi¨®n de las hegemon¨ªas tradicionales y la creciente capacidad de las denominadas econom¨ªas emergentes (China e India, de forma destacada) est¨¢n obligando a que la gobernaci¨®n econ¨®mica global se asiente sobre bases m¨¢s amplias. El G-20 tiene ahora que afrontar un reto no previsto: evitar que las tensiones cambiarias abiertas deriven en decisiones proteccionistas de mayor alcance.
En la reuni¨®n que han mantenido sus ministros de Finanzas en Corea del Sur, preparatoria de la pr¨®xima cumbre de Se¨²l, no ha sido posible alcanzar un acuerdo al respecto, pero s¨ª ha sorprendido el conseguido en otro ¨¢mbito no menos importante: el reconocimiento de un mayor poder de decisi¨®n a esas econom¨ªas menos avanzadas en el Fondo Monetario Internacional. Es una decisi¨®n de gran alcance que permitir¨¢ un funcionamiento m¨¢s democr¨¢tico y eficaz de la instituci¨®n llamada a jugar un mayor papel en la supervisi¨®n financiera global. Esa posici¨®n se ver¨¢ reforzada tras el acuerdo de doblar las cuotas que aportan los Estados socios.
La falta de compromiso para que la guerra de las divisas pase a mayores es preocupante. No hay acuerdos espec¨ªficos, m¨¢s all¨¢ del gen¨¦rico enunciado en el que se recomienda que los tipos de cambio se determinen en el mercado. La propuesta de ¨²ltima hora del secretario del Tesoro estadounidense para limitar la cuant¨ªa relativa de los saldos de la balanza de pagos por cuenta corriente merece la pena estudiarse. Una de las causas de las tensiones actuales, y de las que precedieron a la crisis, es la ampliaci¨®n de esos desequilibrios globales entre los principales actores en la econom¨ªa mundial: China, con un super¨¢vit extraordinario, o EE UU con un d¨¦ficit igualmente excepcional.
Su correcci¨®n mediante variaciones en el ahorro interno representan decisiones acertadas. Que sean sugeridas por instancias multilaterales no deber¨ªa levantar recelos sobre la soberan¨ªa de los Estados. La crisis ha demostrado que de poco sirve esa soberan¨ªa si el contagio es global. La interdependencia econ¨®mica y financiera actual aconseja una gobernaci¨®n m¨¢s eficaz, a la que puede ayudar la renovada legitimidad del FMI.
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