Menos da una piedra
Solo el ingenio puede protegernos de la desbocada crisis en la que estamos sumidos, solo nos preservar¨¢ del caos un grupo de emprendedores valientes, dispuestos a exprimirse las meninges para dar con salidas originales, nuevas f¨®rmulas de creaci¨®n de empleo, nuevos empleos que exploren nuevas vetas laborales. La trama G¨¹rtel, entramado de nuevas y renovadas argucias sirve para extraer dinero de las piedras, de las primeras y de las ¨²ltimas piedras. En la informaci¨®n de este peri¨®dico sobre los v¨ªnculos entre la Comunidad con G¨¹rtel figuran algunos ejemplos de esta creatividad demoledora y constructiva: 23.500 euros se invirtieron en la colocaci¨®n de la primera piedra del colegio del PAU de Carabanchel, 23.500 euros que se repartieron amigablemente tres empresas emprendedoras, Doble M, Rafael y Quasar Iluminaci¨®n, no hubo piedra mejor colocada, promocionada e iluminada que esta, piedra angular sobre la que reposa la singular y correosa arquitectura comunitaria. Para los creativos de la corrupta red, las matem¨¢ticas son terreno abonado y edificante y el concepto primera piedra, por ejemplo, es aplicable a segundas, terceras y posteriores piedras: Esperanza Aguirre coloc¨® recientemente la primera piedra de un centro de salud a medio construir para no perder su ritmo de por lo menos una inauguraci¨®n al mes hasta las pr¨®ximas elecciones. Como poco era la piedra un mill¨®n, certifica en estas p¨¢ginas Elena G. Sevillano, pero la aritm¨¦tica electoral no tiene por qu¨¦ adecuarse al c¨¢lculo convencional, sino a la rentabilidad pol¨ªtica y al lucro de las empresas de intermediaci¨®n y sus cohechos.
La creatividad de los intermediarios de la red G¨¹rtel ha creado suculentos beneficios
Los vecinos de Carabanchel ped¨ªan el hospital que les hab¨ªan prometido, pero Esperanza replic¨® que si no ten¨ªan bastante con un nuevo centro y achac¨® la demora del hospital al perverso Rubalcaba: "Pero si no me da el terreno Rubalcaba", se lamentaba, paleta en mano, la desolada presidenta entre un coro de abucheos. Se le olvid¨® decirles que el hospital, con Rubalcaba o sin Rubalcaba, no va a construirse nunca en esa zona desde que se firm¨® el convenio para el uso civil del antiguo hospital militar de Madrid, el G¨®mez Ulla. Olvido justificado por la apretada agenda presidencial marcada por el departamento creativo de G¨¹rtel que inclu¨ªa actos imprescindibles como la presentaci¨®n en sociedad o puesta de casco de 174 nuevos bomberos que dentro de poco estar¨¢n manifest¨¢ndose junto a sus compa?eros para exigir mejores condiciones de trabajo. La ceremonia le cost¨® al erario comunitario la cifra de 50.000 euros troceados en ocho facturas a repartir entre las firmas entramadas. Buceando en la lista de actos intermediados por las empresas pantalla de la trama aparecen numerosos casos de contabilidad recreativa: 58.758 euros, ni uno m¨¢s ni uno menos, por la entrega de los premios a la tolerancia Ra¨²l Rivero, 34; 408 por la firma del Convenio de colaboraci¨®n para la promoci¨®n de la igualdad, 17.772 por el acto "Gracias a todos" de agradecimiento a los m¨¦dicos, que se los merecen todos para compensar los desmanes que el Gobierno comunitario perpetra sobre la sanidad p¨²blica. El calendario de festejos que se menciona es el de 2005, a?o de vacas gordas y cuentas engordadas. Entre los flecos de las contrataciones de ese a?o figuran propinillas como los 12.000 euros invertidos en la visita de un entrenador estadounidense de baloncesto universitario a un campamento escolar, o los 3.252 que cost¨® una ol¨ªmpica visita de Gallard¨®n a un acto organizado por la Consejer¨ªa de Cultura y Deportes, tanto monta, monta tanto.
La desbordante creatividad de los intermediarios de G¨¹rtel ha creado suculentos beneficios para el gremio de fabricantes de alfombras rojas, carpas y lonas, para las empresas de grabaci¨®n, sonori-zaci¨®n, iluminaci¨®n y construcci¨®n de decorados ef¨ªmeros, para las florister¨ªas y para las firmas que se dedican a la contrataci¨®n de azafatas y guardas de seguridad. No se puede suprimir de un plumazo este vivero de empleo como pretenden hacer los jueces, no se puede dejar en la calle, por ejemplo, a los adaptadores de atriles, un oficio en alza desde que Esperanza Aguirre pag¨® a Correa 10.000 euros por la adaptaci¨®n del atril de Presidencia, que no debe ser un atril cualquiera sino una obra de arte excelsa y merecedora de toda clase de arreglos y composturas.
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