Leer la vida
Anjel Lertxundi (Orio, Guip¨²zcoa, 1948) es uno de los grandes referentes de la literatura en lengua vasca. Una literatura en la que los cl¨¢sicos, en lugar de llamarse Cervantes, Quevedo o G¨®ngora, viven en nuestro pueblo o en nuestra manzana y se llaman Atxaga, Saizarbitoria o, justamente, Anjel Lertxundi. Con Vida y otras dudas (Eskarmentuaren paperak en su primera edici¨®n en euskera), el escritor de Orio afincado en Zarautz ha obtenido el Premio Nacional de Ensayo.
No podemos decir que Vida y otras dudas sea un ensayo can¨®nico, si es que en un g¨¦nero fronterizo como el ensayo puede hablarse de c¨¢nones. Es un cuaderno de notas, esbozos, fragmentos y propuestas felizmente h¨ªbrido. Y en ese sentido, precisamente, se trata de un texto fiel al esp¨ªritu original del ensayo, sin erudiciones, ferreter¨ªa acad¨¦mica ni pensamiento estanco. El ensayo como tentativa y probatura. Tambi¨¦n como experiencia. "Este es un libro de buena fe, lector", avisaba Montaigne en el p¨®rtico de sus Ensayos, y lo mismo podr¨ªa hacer Lertxundi, que encabeza su libro con una larga cita de Czeslaw Milosz que termina diciendo: "Existir significa ser-entre. No puedes existir por ti solo. Tienes que ser-entre con el resto de las cosas. Esta hoja de papel existe porque existe todo lo dem¨¢s".
Este libro, el libro de Lertxundi, existe porque lleva cuarenta a?os inventando, narrando, intentando colocar un espejo (antes m¨¢s stendhaliano que ahora, seg¨²n confesi¨®n propia) ante la realidad compleja del pa¨ªs de los vascos y ante su propia vida. Cuarenta a?os han pasado desde que public¨® su primer libro y decidi¨® hacerlo en una lengua (entonces) sin prestigio literario y social. Sobre el euskera reflexiona en su ensayo con serena pasi¨®n e inteligencia. Lertxundi nos transmite la alegr¨ªa de la lengua. La tarea de escribir en un idioma todav¨ªa no curtido. Y nos habla tambi¨¦n de los riesgos que corre la lengua, sobre todo el de la burocratizaci¨®n. Es preocupante, escribe, "que el modelo de lenguaje adoptado por la Administraci¨®n se haya extendido a otros ¨¢mbitos: los medios de comunicaci¨®n y las organizaciones escolares tienden a imitar ese lenguaje impostado, incluso cuando se expresan oralmente. Todo ello en perjuicio de la naturalidad". La naturalidad en el uso de la lengua es uno de los empe?os y preocupaciones de un escritor reconocido como gran estilista del euskera. Y tambi¨¦n refiri¨¦ndose al idioma podemos leer: "Hablamos lenguas, no La Lengua. El instrumento de comunicaci¨®n que estoy utilizando en este texto y momento no es una abstracci¨®n, una idea, un s¨ªmbolo. Es una lengua entre otras muchas lenguas. La que era m¨ªa y la que, por muchas razones, un d¨ªa ya lejano decid¨ª que seguir¨ªa si¨¦ndolo en los sucesivos. Mi principal instrumento de comunicaci¨®n. Eso es. M¨¢s que eso, no; pero tampoco menos. Son muchos los seres humanos; muchas las historias y las lenguas; muchos los mundos y realidades. Todas ellas se escriben con min¨²scula. Me dan miedo quienes escriben euskera, hombre o historia con may¨²scula".
En Vida y otras dudas el ensayo se injerta de ficci¨®n, como en Magris, Coetzee o Sebald. Lertxundi reconoce que para ¨¦l "la principal manera de entender las cosas es narrarlas". De ese modo recurre en ocasiones a la ficci¨®n y de ese modo puede, por ejemplo, hablarnos de la muerte (ese fen¨®meno meteorol¨®gico com¨²nmente ignorado) con verdadera precisi¨®n po¨¦tica. Pero se define, ante todo, como un gran lector. Y Vida y otras dudas es tambi¨¦n eso, la autobiograf¨ªa de un lector atento: "La lectura es el primer paso de la escritura, todos somos autores de los libros que leemos". Apoyado en su l¨¢piz, el escritor dialoga con Gombrowicz, Julio Ram¨®n Ribeyro, Steiner o Joseph Roth. Subraya coincidencia y anota divergencias.
Lertxundi escribe y se escribe en las p¨¢ginas de este libro f¨¦rtil y estimulante. Y el retrato que traza de s¨ª mismo no es de ning¨²n modo complaciente. No hay pose. Uno recuerda aquella definici¨®n de la poes¨ªa que dio Gabriel Ferrater: "El retrato moral de un hombre ordinario". El retrato moral de Lertxundi transmite honestidad al recordar, por ejemplo, aquel mundo cerrado del franquismo que le toc¨® vivir, en el que "ca¨ªmos en la trampa del esquema blanco o negro, con nosotros o contra nosotros. Leal o traidor, fusiles o cadenas. ?ramos (o nos convertimos en) dogm¨¢ticos. Y no nos d¨¢bamos cuenta de que cuarenta a?os de dictadura nos hab¨ªan inoculado g¨¦rmenes totalitarios".
El lector en espa?ol, gracias a la esmerada traducci¨®n de Jorge Gim¨¦nez Bech, puede acceder gracias a Vida y otras dudas al retrato literario y moral de un gran escritor vasco. Un escritor que, cuando la resignaci¨®n llama a su puerta, recurre a una frase del Cuaderno de Rilke: "He hecho algo contra el miedo. He permanecido sentado toda la noche, y he escrito".
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