Reconversi¨®n en vez de despidos
Escasean los planes de reindustrializaci¨®n que minimizan el efecto de los ERE
Primeros alivios, al menos moment¨¢neos. Mejoran las cifras del paro y, sobre todo, las de expedientes de regulaci¨®n de empleo (ERE). Las reestructuraciones afectan en lo que va de a?o a la mitad de personas que en 2009 y, seg¨²n el director general de Trabajo, Jos¨¦ Luis Villar, los ERE de suspensi¨®n de actividad se han reducido en esa misma proporci¨®n, sobre todo para los trabajadores incluidos en estos expedientes temporales por primera vez, pues los que repiten bajan solo el 6%.
Para Villar es un dato positivo el hecho de que del medio mill¨®n de personas (fundamentalmente del sector industrial) que pasaron por suspensiones de empleo el a?o pasado, son poco m¨¢s de 40.000 los que vieron c¨®mo finalmente se extinguieron sus contratos, tal y como manifest¨® en el seminario sobre reestructuraciones de empresas organizado esta semana por la Fundaci¨®n 1? de Mayo, donde se present¨® un estudio sobre los planes sociales que acompa?an a los ERE. Unos planes que, en opini¨®n del director de Trabajo, "quiz¨¢ sea conveniente impulsar en el desarrollo de la reforma laboral para atenuar el efecto del expediente".
El plan social debe ir m¨¢s all¨¢ de las indemnizaciones, ser preventivo
Ram¨®n G¨®rriz, secretario de acci¨®n sindical de CC OO, no conf¨ªa en los planes de acompa?amiento social de la reforma. De hecho, considera "que son un subterfugio para eliminar los planes de viabilidad necesarios hasta ahora. Se ha debilitado la negociaci¨®n colectiva, la tutela judicial y la administrativa", sentencia.
Y es que estos programas, cuyo fin no es otro que minimizar el efecto del despido colectivo (y que son de obligado cumplimiento para las empresas de m¨¢s de 50 trabajadores que presenten un expediente), raramente recogen otras medidas que no sean las puramente econ¨®micas; es decir, las prejubilaciones y las indemnizaciones de los empleados despedidos. En vez de contemplar medidas preventivas, o recolocaciones, o planes de formaci¨®n o de autoempleo, como en otros pa¨ªses y como recomienda la Fundaci¨®n 1? de Mayo.
"En Espa?a, el proceso est¨¢ viciado", declara Marcos Huergo, director de la oficina de Barcelona de la consultora de recursos humanos MOA BPI Group. "El 80% de los ERE se aprueba con acuerdo de empresarios y trabajadores, con lo que la autoridad laboral los valida aunque las causas no est¨¦n probadas o el plan social se canjee por una indemnizaci¨®n m¨¢s elevada para los trabajadores afectados. La empresa tiene un presupuesto en el que prev¨¦ el montante de las prejubilaciones, luego el de las indemnizaciones y, si queda dinero, el resto del plan social", explica Huergo, para quien deber¨ªan ser procesos independientes, en lugar de transferirse recursos de unos a otros.
Como representante de una firma de origen franc¨¦s, este experto en reestructuraciones defiende la legislaci¨®n gala, que exige planes sociales y de recolocaci¨®n para aprobar los ERE. Y va m¨¢s all¨¢ cuando los despidos afectan al tejido social del lugar, imponiendo el desarrollo de programas de reindustrializaci¨®n. Algo similar a lo que hace Alemania, a?ade G¨®rriz, pues son pa¨ªses donde existe una "negociaci¨®n constante con los sindicatos".
En Espa?a, los planes de reindustrializaci¨®n (mediante los cuales se sustituye a la empresa que cierra una f¨¢brica por otras para que no se destruya la econom¨ªa local, y se le transfieren los trabajadores afectados por el cierre) no son demasiado habituales y, cuando existen, los protagonizan las multinacionales, especialmente las francesas. V¨¦ase los casos de Michelin (en Aranda de Duero y Lasarte) o de Danone (en el valle de Ultzama, en Navarra).
Pero tambi¨¦n las hay japonesas, americanas o suecas, como puedan ser Sony (en Viladecavalls, Barcelona), TRW (en Orkoien, Navarra) o Sara Lee (en Almansa, Albacete) y Electrolux (en Alcal¨¢ de Henares, Madrid), respectivamente. Y espa?olas, como Gamesa. A principios de este a?o, la empresa productora de aerogeneradores decidi¨® cerrar su primera planta, situada en Alsasua (Navarra), donde trabajaban 150 personas, por no adecuarse a sus necesidades de fabricaci¨®n.
Entonces, explica la compa?¨ªa, puso en marcha un plan de reindustrializaci¨®n que consist¨ªa, por un lado, en recolocar a los empleados afectados en otras plantas propias (71 han sido reubicados) y, por otro, en buscar, junto al Gobierno de Navarra, una empresa que pudiese instalar una nueva actividad en la f¨¢brica para minimizar el impacto social del cierre de Alsasua, una localidad industrial muy afectada por la crisis.
Precisamente esta semana Gamesa ha presentado el nuevo proyecto industrial que desarrollar¨¢ su proveedor Fluitecnik (fabricante de m¨®dulos fotovoltaicos) en esa planta, donde se incorporar¨¢n al trabajo 46 de los trabajadores despedidos. Fluitecnik se ha comprometido a invertir 2,2 millones de euros en la renovaci¨®n y desarrollo de la f¨¢brica, a?aden fuentes de Gamesa, que aseguran que la compa?¨ªa es la segunda empleadora de Navarra.
No se est¨¢n viendo en Espa?a m¨¢s procesos de este tipo que antes porque, tanto para Huergo como para G¨®rriz, es m¨¢s f¨¢cil despedir y pagar (sobre todo, con los despidos objetivos de 20 d¨ªas facilitados por la reforma laboral) que desarrollar planes sociales o de reindustrializaci¨®n. Y as¨ª hasta la pr¨®xima crisis.
El ejemplo franc¨¦s
Francia es un ejemplo en la protecci¨®n de su industria y los trabajadores afectados por el despido colectivo. La ley obliga a las empresas a desarrollar planes sociales y de reindustrializaci¨®n, que son muy vigilados por las autoridades, seg¨²n el consejero delegado de MOA BPI Group en Espa?a, Claude Viala. El coste de este tipo de despidos oscila entre 70.000 y 100.000 euros por persona en Francia y, en Espa?a, entre 50.000 y 70.000 euros; eso s¨ª, a?ade, en nuestro territorio ese presupuesto va b¨¢sicamente a pagar las indemnizaciones y, en el vecino, al conjunto del plan social.
Por eso multinacionales como Michelin, conscientes de sus obligaciones y de su responsabilidad social, trasladan el modelo al resto de pa¨ªses en que est¨¢ presente, seg¨²n F¨¦lix Sanchidri¨¢n, director de la Fundaci¨®n Michelin Desarrollo, que se puso en marcha tras la reconversi¨®n de su planta de Aranda de Duero (Burgos). Con un capital de partida de 3,5 millones de euros, la fundaci¨®n se dedica a captar proyectos empresariales para llevar a las zonas donde est¨¢ implantada (en Espa?a, ?lava, Guip¨²zcoa, Valladolid y Burgos) junto a las autoridades econ¨®micas del lugar. "Para pagar la deuda moral que ten¨ªamos con Aranda desarrollamos un nuevo pol¨ªgono industrial con un promotor local, al que se han trasladado cinco de los proyectos empresariales seleccionados, que han generado m¨¢s de 400 empleos, que financiamos con 9.000 euros cada uno", explica. En Lasarte (Guip¨²zcoa), donde el ERE afect¨® a 500 trabajadores, la reindustrializaci¨®n va m¨¢s lenta; pero tiene comprometidos 150 empleos y proyectado un nuevo pol¨ªgono, agrega.
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