Santos disfraces
Me parece acertada esta recomendaci¨®n de la Conferencia Episcopal para disfrazarse de santo en la fiesta de Todos los Santos. Ya est¨¢ bien de tanta moda extranjerizante y b¨¢rbara del Halloween, llena de brujas, demonios y zombis terror¨ªficos. Esta reconversi¨®n, nunca mejor dicho, nos devolver¨¢ las tradiciones y volveremos a nuestros or¨ªgenes, algo que tambi¨¦n es necesario en los tiempos que vivimos.
Claro que, bien pensado, tambi¨¦n puede plantearnos alg¨²n que otro problema. Supongamos, por ejemplo, que a alguien se le ocurre disfrazarse de Santiago matamoros y salir de juerga por la noche. Pues bien, all¨¢ cada uno, pero puede resultar un poco violento, casi dir¨ªa xen¨®fobo para los momentos actuales. A cambio, disfrazarse de Santo Tom¨¢s Moro ser¨ªa muy adecuado como s¨ªmbolo de los que van contra el tr¨¢fico de influencias. O sea, que hay de todo, pero debemos elegir disfraz con mucha prudencia.
Ya puestos, se me ocurre que todos esos pol¨ªticos que sufren acusaciones en la actualidad podr¨ªan disfrazarse de San Dimas, el buen ladr¨®n crucificado y arrepentido, al menos los pol¨ªticos que dimiten, porque dimitir es algo muy parecido al arrepentimiento. Todos los dem¨¢s, los que no dimiten, podr¨ªan ir de Gestas, el otro, el que est¨¢ a la izquierda, el malo. Realmente tengo que reconocer que los santos disfraces que nos aconseja la Conferencia Episcopal estimulan la imaginaci¨®n para los malos pensamientos, es m¨¢s prudente frenarla y dejar a cada uno sus propias fantas¨ªas.
Preguntar sobre el precio de un caf¨¦, el paro, los impuestos o los inmigrantes, son preguntas bastante sosas para un pol¨ªtico porque ya sabemos m¨¢s o menos lo que va a contestar. ?Se imaginan preguntarle de qu¨¦ santo se disfrazar¨ªa la noche de Halloween? Esto estar¨ªa bien, ser¨ªa mejor que cualquier test de personalidad. Podemos imaginar de qu¨¦ ir¨ªa Zapatero, pero mejor no decirlo, o especular sobre la contestaci¨®n de Bono o de Blanco, y no digamos nada de la preferencia de Camps o del propio Rajoy, con esa barba tan beatifica que le adorna. Todo un tratado de hagiograf¨ªa pol¨ªtica.
Los ciudadanos podr¨ªamos disfrazarnos de Santa Mar¨ªa Goretti, siempre perseguidos en nuestra inocencia por alg¨²n lascivo Serenelli que se obsesiona con nuestro sueldo, jubilaci¨®n o multas de tr¨¢fico, un perverso fetichista que se excita con nuestra desgracia. Solamente la inocencia de un santo puede explicar la situaci¨®n en que nos est¨¢n dejando.
En definitiva, despu¨¦s de pensarlo mucho, no le veo muchas ventajas a la recomendaci¨®n de los santos disfraces. Al fin y al cabo, el Halloween pagano tiene poco significado por estas tierras cat¨®licas y, a veces, para divertirse es mejor hacerlo sin intenci¨®n ni sentido. Utilizar las tradiciones y la historia para disfrazarse no es divertido, es lo que hacemos a diario y, adem¨¢s, como sabe todo el mundo, las carga el diablo.
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