Washington, ¨²ltima parada del Tea Party
Los ultraconservadores aspiran a una treintena de esca?os
La meta final no consta en el gran mapa de Estados Unidos impreso sobre los autobuses del Tea Party Express. M¨¢s de 5.000 kil¨®metros despu¨¦s, de costa a costa, el ¨²ltimo alto tras dos semanas de larga carretera ser¨¢ hoy en Concord (New Hampshire). Una vez m¨¢s -y habr¨¢n sido 28 ciudades en casi 20 Estados de la Uni¨®n-, sus l¨ªderes llamar¨¢n a la movilizaci¨®n ciudadana "contra el socialismo". Pero la parada simb¨®lica, el alto metaf¨®rico estar¨¢ todav¨ªa a un d¨ªa vista.
Donde pretende desembarcar el Tea Party es en Washington.
Los se?ores pueden pasar a tomar el t¨¦ porque est¨¢ listo para ser servido. Tras casi dos a?os de bulliciosa cocci¨®n, el movimiento est¨¢ a punto de llevarse a la boca la apetecible taza con el simb¨®lico brebaje que lleg¨® de ultramar y que en los pasados meses se ha vuelto a poner de moda. Nunca antes -exceptuando Boston en 1773- beber t¨¦ fue tan de patriotas, incluso a costa de sacrificar al americano caf¨¦. "Vamos a barrer Washington", proclam¨® esta semana el candidato al Senado por Kentucky, Rand Paul. Confirman los entusiastas seguidores del crecido pol¨ªtico (cuyas declaraciones sobre las leyes antisegregaci¨®n superan a la palabra pol¨¦mica) que lo que est¨¢ a punto de suceder es un tsunami pol¨ªtico nunca visto antes. "A partir del martes vamos a ver otra forma de hacer las cosas, otra forma de ejercer la pol¨ªtica". ?Cu¨¢l? No saben, no contestan. Otra.
Una vez en el Capitolio se ver¨¢ hasta d¨®nde quieren llevar su agenda
Es lo que la candidata del partido del t¨¦ al Senado por Delaware -ajena a la masturbaci¨®n, pero cercana a la ignorancia-, Christine O'Donnell, ha definido de la siguiente manera citando err¨®neamente al presidente Thomas Jefferson: "Cuando el pueblo teme al Gobierno, es tiran¨ªa; cuando el Gobierno teme al pueblo, eso es libertad". "D¨¦mosle al pueblo lo que quiere", proclama la aspirante O'Donnell. "?Tiembla, Washington!", amenaza Ryan Sutton, presente en el mitin de Misuri.
"Llega el Tea Party y vamos a mover las estructuras".
La tarea prometida por el movimiento que surgi¨® del miedo es tit¨¢nica, aunque para el grupo sea tan simple como "reducir el tama?o del Gobierno y desterrar los impuestos". "TEA, ?sabe lo que eso significa", pregunta a la reportera un hombre de mediana edad y corta estatura. "Taxed Enough Already (ya nos han gravado con bastante impuestos), eso significa", informa. "Ya estamos hartos y no vamos a aguantar m¨¢s". Siglas o significados aparte, la gran pregunta que solo tendr¨¢ respuesta a partir del martes, si los candidatos con la etiqueta del Partido Republicano pero el ideario del Tea Party llegan al Capitolio de la naci¨®n, ser¨¢ cu¨¢nto de su agenda pol¨ªtica pueden -o quieren, una vez instalados- poner en pr¨¢ctica. Porque una cosa es la ideolog¨ªa y otra la concreci¨®n de programas.
?C¨®mo va el partido del t¨¦ a controlar el d¨¦ficit, que llega al bill¨®n de d¨®lares? ?C¨®mo va a manejar la ayuda m¨¦dica a mayores -Medicare- que tanto denuesta pero de la que viven muchos de sus simpatizantes, iron¨ªas no aceptadas de la vida? ?C¨®mo va a recuperar el pa¨ªs que parece que alguien les ha robado?
Con la posibilidad de colocar hasta nueve senadores y cerca de 20 legisladores en Washington, al Tea Party le llegar¨¢, a partir de ma?ana, la hora de enfrentarse a la responsabilidad del Gobierno. La fantas¨ªa deber¨¢ concretarse en realidad. Ser¨¢ entonces cuando se comprobar¨¢ si, como algunos analistas pol¨ªticos aventuran, el Partido del Elefante se bebe al Partido del T¨¦ o de si, por el contrario, tiene que algo que decir ante las elecciones de 2012.
Ser¨¢ a partir del desembarco en Washington el d¨ªa 2 de noviembre -si sucede- cuando se vea si el movimiento ha sido solo flor de un d¨ªa.
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