Terrorismo expr¨¦s
Occidente debe reforzar sus pol¨ªticas frente a las nuevas y sofisticadas amenazas de Al Qaeda
Al Qaeda est¨¢ probablemente desesperada por no haber podido reeditar el atentado de las Torres Gemelas de septiembre de 2001 y experimenta incesantemente con nuevos m¨¦todos terroristas, que aterran por su simplicidad, la distancia desde la que se operan y la fragilidad de los pa¨ªses a partir de los que se act¨²a.
El pasado fin de semana, sendos aviones procedentes de Sanaa, capital de Yemen, fueron interceptados en Dubai (Emiratos ?rabes Unidos) y Londres, ambos con una carga de explosivos camuflada como material de oficina con destino a una sinagoga de Chicago, aunque eso no descarta que el prop¨®sito fuera detonar los artilugios en vuelo. Los servicios de seguridad tanto occidentales como de pa¨ªses del Golfo acusan a Al Qaeda.
Esta nueva vuelta de tuerca en el proceder del terrorismo internacional pone en juego variables cada vez m¨¢s sofisticadas. Una compa?¨ªa de transporte postal, un paquete de la apariencia m¨¢s inocua y unas oficinas en un pa¨ªs como Yemen, de estructuras estatales debil¨ªsimas, infiltradas por el islamismo criminal, e incluso un cierto apoyo entre la opini¨®n p¨²blica. Y en el caso del combate al terrorismo, todo lo que se deje de hacer para sofocarlo en el propio lugar en el que nazca la intentona es ya una ventaja concedida a los asesinos yihadistas.
?Cu¨¢l puede ser la respuesta de Occidente a esta nueva complejidad de la amenaza? Inicialmente ha de ser de orden pol¨ªtico, econ¨®mico y diplom¨¢tico, por m¨¢s que su eficacia resulte en ocasiones discutible. Sanaa se apresur¨® a anunciar la detenci¨®n de una estudiante de Ingenier¨ªa -que, sin embargo, fue posteriormente puesta en libertad-, y los servicios de informaci¨®n sospechan que el fabricante del explosivo es Ibrahim Hassan al-Asiri, uno de los jefes de Al Qaeda en la zona, acusado de atentar sin ¨¦xito contra el pr¨ªncipe saud¨ª Mohamed Bin Nayef.
Y en segundo t¨¦rmino, solo queda extremar las medidas de control sobre pasajeros -lo que puede obligar al menos en ciertos trayectos al registro personal de pies a cabeza- y, a m¨¢s largo plazo, inversi¨®n en una tecnolog¨ªa cada vez m¨¢s sofisticada que permita detectar la presencia de cualquier instrumento, objeto o material susceptible de ser utilizado por los terroristas para sus fines. Todo ello redundar¨¢ en mayores incomodidades para el viajero, pero esa es la realidad a la que hoy en d¨ªa nos enfrentamos.
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