Ave Madrid-Valencia: un buen espejo
El pasado 13 de octubre se present¨® en el club de encuentro Manuel Broseta de Valencia el estudio del Centro de Estudios Econ¨®micos Tomillo sobre El impacto econ¨®mico de la l¨ªnea de Alta Velocidad Madrid-Valencia, encargado por el Ministerio de Fomento. Avanzar¨¦ mi opini¨®n sobre el tema, despu¨¦s de leer, ver y o¨ªr. El AVE no es la panacea, ni un agente demon¨ªaco (aunque se ha llegado a sugerir que era el responsable del "racionamiento" de recursos para la investigaci¨®n en la universidad), ni un regalo de Reyes. Es una potente infraestructura ferroviaria que adem¨¢s del fuerte impacto econ¨®mico en t¨¦rminos de inversi¨®n y empleo (tanto en la fase de construcci¨®n ya finalizada como en el periodo posterior a la puesta en servicio), sit¨²a las ciudades origen y destino en el mapa (las paradas intermedias tienen, en comparaci¨®n, beneficios insignificantes), conlleva importantes beneficios medioambientales, genera (seg¨²n los m¨¦ritos de cada cual) oportunidades de negocio que pueden ayudar a reactivar la econom¨ªa, permite importantes ahorros de tiempo y ganancias de productividad y genera otros impactos indirectos positivos en el ¨¢mbito de la tecnolog¨ªa y la reputaci¨®n. Adem¨¢s, en nuestro caso, tiene un importante impacto en la actividad portuaria y servicios log¨ªsticos conexos gracias a la liberaci¨®n de la l¨ªnea Madrid-Albacete-Valencia, aunque si el crecimiento se desplaza -como parece l¨®gico- a Puerto de Sagunto (n¨²meros, por favor), igual hay que pensar en un ramal complementario.
El AVE no es la panacea, ni un agente demon¨ªaco, ni un regalo de Reyes
No volver¨¦ a explicar los contenidos del estudio (bastante divulgados) porque prefiero dedicar estas l¨ªneas a la foto de familia. Tan solo apuntar¨¦ que algunas dudas expresadas -entre otros extremos- sobre las estimaciones de demanda, las mejoras de productividad por ahorro de tiempo o la amortizaci¨®n de la infraestructura deber¨¢n esperar, razonablemente, a disponer del estudio pormenorizado y no solo de las conclusiones presentadas y, por supuesto, a la prueba del ocho que no es otra que el seguimiento de los resultados obtenidos a partir de la puesta en funcionamiento en un horizonte necesariamente de medio plazo (cinco o seis a?os). Wait and see.
De todas formas, es muy importante que las dudas tengan fundamento y sean fruto de un trabajo profesional concienzudo, sin partir de un escepticismo gen¨¦rico ni tratando con el mismo argumentario el tema del AVE que la f¨®rmula 1, la Copa del Am¨¦rica, la visita del Papa o Terra M¨ªtica. La euforia y la intoxicaci¨®n tienen un ant¨ªdoto: datos y argumentos. La demanda es o deber¨ªa ser objetivable. Y los impactos, medibles. Por supuesto que hay que comprobar las predicciones, pero atribuir al proyecto virtudes (un coste econ¨®mico, social y medioambiental desproporcionado) exige muchas m¨¢s pruebas que las aportadas. En cuanto a si se podr¨¢ amortizar la infraestructura o no, demasiados flancos d¨¦biles por parte de la objeci¨®n. Las cifras avalan un importante excedente de explotaci¨®n (lo cual permitir¨ªa amortizar sin problemas la inversi¨®n incluso sin imputar las externalidades positivas) y conviene recordar que las infraestructuras viarias nadie las amortiza. El AVE Madrid-Valencia ser¨¢ rentable y lo ser¨ªa a¨²n m¨¢s si estuviera resuelto el Arco Mediterr¨¢neo por aquello de las econom¨ªas de red.
Vayamos a la foto de familia o al juego de espejos. La opini¨®n es libre pero, sin datos precisos, la demagogia acecha. Argumentar (como si hiciera falta) la importancia del AVE a Madrid porque Madrid y Valencia son econom¨ªas complementarias mientras que con Barcelona o Catalu?a competimos exigir¨ªa poner encima de la mesa las balanzas comerciales interregionales para no correr tanto riesgo. Adem¨¢s, ?desde cu¨¢ndo la competencia es mala?
Tampoco se puede matar al mensajero. Como indica el estudio, las oportunidades de negocio que abre al AVE en Valencia se centran en sectores como hosteler¨ªa, restauraci¨®n, transporte, turismo, oferta cultural, etc. En definitiva, servicios a una clientela creciente proveniente de Madrid en un 81%, ?ojo! por motivos de negocios y no de ocio. Las encuestas permiten prever un incremento sustancial de las relaciones entre empresas de Madrid y Valencia y su correspondiente reflejo en el incremento de viajes de negocio en el AVE. M¨¢s de uno puede pensar que estas oportunidades de negocio acent¨²an nuestro car¨¢cter subalterno y dependiente. Vayamos por partes. La conexi¨®n de dos masas cr¨ªticas importantes pero de diferente dimensi¨®n hace cre¨ªble que el polo m¨¢s desarrollado (Madrid) obtenga m¨¢s ventajas en t¨¦rminos de cuota de mercado, aunque hay que profundizar en el detalle de las transacciones. Que el aumento de visitantes refuerce una especializaci¨®n econ¨®mica valenciana no deseable o perfectible no es culpa del AVE sino, en su caso, de la pol¨ªtica econ¨®mica de nuestros votados gobernantes que han apostado por lo que han apostado. Claro que hab¨ªa otros caminos. El corolario es preguntarse si adem¨¢s del incremento en Valencia del gasto derivado del AVE, podemos o no conquistar mercados en el ¨¢rea de Madrid y cu¨¢les.
Pasando a otro fotograma, la opci¨®n cr¨ªtica subraya el tema del coste de oportunidad y defiende que se podr¨ªa haber optado (costes y beneficios explicitados, please) por una opci¨®n de velocidad alta en lugar de alta velocidad, con lo que hubi¨¦ramos modernizado toda la red y nos habr¨ªa sobrado dinero para ferrocarriles regionales y metropolitanos. Empezando por el final, los ferrocarriles regionales y metropolitanos (como la educaci¨®n y otras muchas demandas sociales b¨¢sicas) son competencia del Gobierno regional y si la realidad no es satisfactoria, la pregunta es d¨®nde, en qu¨¦ y porqu¨¦ se ha invertido en las ¨¦pocas de bonanza. Una ¨²ltima nota de color: el AVE es elitista, es decir, para ricos. No sab¨ªa que este pa¨ªs nadara en la abundancia, a tenor de las previsiones de demanda.
Habr¨ªa m¨¢s clich¨¦s e ideas prefijadas que comentar pero Rita y Camps, Camps y Rita piden paso. Como dec¨ªa Adolf Beltran. ?De qu¨¦ se r¨ªen y felicitan? ?Es por mala conciencia? Pap¨¢ Estado les ha tra¨ªdo un tren para Reyes y encima no solo se hacen la foto sino que quieren apuntarse no s¨¦ qu¨¦ tanto. Y, como siempre, no les da apuro que se les vean las verg¨¹enzas. Sin ir m¨¢s lejos, el pasado 21 de octubre Rita Barber¨¢ improvis¨® una reuni¨®n con el sector de la hosteler¨ªa para analizar las "posibilidades" que abr¨ªa el AVE. A buenas horas mangas verdes. Hace ya muchos meses que la ciudad deber¨ªa haber finalizado un plan coherente de actividades a fomentar o reorganizar. ?O no sab¨ªa que avanzaban las v¨ªas?
He dejado intencionadamente para el final la reflexi¨®n geoestrat¨¦gica y la composici¨®n de la foto final. Ser¨ªa est¨²pido no reconocer las innumerables piedras en el camino puestas al Arco Mediterr¨¢neo y el retraso que llevamos (pongamos una d¨¦cada) en dotar al mismo tanto de un tren de alta velocidad (?a hora y media de Madrid y a tres horas de Barcelona!) como de una infraestructura adecuada para las mercanc¨ªas (el proyecto Ferrmed). Retraso que ha colaborado en el refuerzo de la capitalidad de Madrid frente a su sempiterna competidora, Barcelona. Y es obvio que a Valencia y a los valencianos (independientemente de nuestra demostrada escasa vocaci¨®n identitaria) nos interesan tanto nuestras comunicaciones tradicionales sur-norte como nuestra vinculaci¨®n con Madrid. Por ambos caminos, el resto de Espa?a y Europa.
Tampoco el AVE Madrid-Valencia tiene la culpa. Pero quiz¨¢ s¨ª los que han provocado tan ins¨®lito retraso. Aqu¨ª se dan la mano la estrategia centr¨ªpeta de todos los Gobiernos de la democracia sin distinci¨®n de colores, el inter¨¦s pol¨ªtico de casi todos nuestros gobernantes en alejarnos de las malas influencias de Barcelona y, por ¨²ltimo, una clase empresarial dominante -que no dirigente- sumisa hasta el esperpento con la clase pol¨ªtica y que acompa?a (o incita) a la sociedad valenciana a su perpetua somnolencia digestiva que tanta atenci¨®n llamara a Joan Fuster. Hace bien poco que pol¨ªticos y empresarios valencianos reivindican (con la boca peque?a) el Arco Mediterr¨¢neo. Unos pocos llevamos d¨¦cadas predicando en el desierto.
Las hemerotecas existen, desgraciadamente para algunos. Y nos ser¨ªa tremendamente f¨¢cil recordar hitos de este consenso de facto (no necesariamente consciente ni maquiav¨¦lico). Desde las declaraciones de Benigno Blanco exponiendo la filosof¨ªa de Cascos (aunque todo empez¨® con el Madrid-Sevilla y su deriva hacia el AVE para todos relegando lo m¨¢s prioritario y pintando algunas l¨ªneas muy discutibles), hasta la numantina defensa del fant¨¢stico eje de la prosperidad Madrid-Valencia-Palma de Mallorca utilizado como contrapropuesta a la regi¨®n euromediterr¨¢nea. Y as¨ª podr¨ªamos seguir hasta el aburrimiento del lector. Claro que Barcelona nunca ha dado precisamente grandes ejemplos de liderazgo y solidaridad, con las necesarias y justas excepciones.
Total, demasiados juicios a priori, demasiada ceremonia de la confusi¨®n, una escasez alarmante de estudios de evaluaci¨®n de las pol¨ªticas (?a qu¨¦ nos dedicamos -y me incluyo- en Econom¨ªa Aplicada?) y una habitual falta de difusi¨®n seria a la ciudadan¨ªa de los costes y beneficios de las opciones que se toman. Siempre, claro est¨¢, con las excepciones de rigor. Combustible per a falles.
Josep Sorribes es profesor de la Universitat de Val¨¨ncia.
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