Nadie frena al peque?o M¨¢rquez

"Pap¨¢, escribe una carta a los reyes que quiero una moto de gasolina, de las de hacer saltos". Era la s¨²plica de una promesa del motociclismo. Aunque, entonces, ni siquiera su padre, Juli¨¤ M¨¢rquez, pod¨ªa adivinar de lo que ser¨ªa capaz aquel retaco que con cuatro a?os pidi¨® a los reyes magos una moto de verdad. Ni siquiera sab¨ªa montar en bici sin las ruedecitas supletorias. "Entre un amigo m¨ªo, que es mec¨¢nico, y yo, le montamos unas ruedas laterales en la moto, mucho m¨¢s fuertes que las de las bicicletas, porque si no se romp¨ªan". Marc M¨¢rquez puede ganar hoy (11:00 hotas, TVE) el Mundial de 125cc a los 17 a?os. Le sobra con ser octavo, y saldr¨¢ desde la pole.

Juli¨¤, a quien todo el mundo conoce en Cervera, una peque?a localidad leridana de unos 9.000 habitantes, se llevaba al peque?o M¨¢rquez a rodar por caminos de tierra o al campo de un amigo: le pon¨ªa cuatro piedras a modo de conos y le marcaba una ruta. "Algo sencillo, simplemente para que supiera dar gas y frenar. Empezamos como si todo aquello fuera un juego. Particip¨® en una carrera y como le gust¨® participamos en m¨¢s. As¨ª nos pas¨¢bamos los fines de semana. Hay gente que se va a la playa, nosotros nos ¨ªbamos de carreras".

"Pap¨¢, escribe a los Reyes Magos que quiero una moto de gasolina"

M¨¢rquez es el ejemplo perfecto de la precocidad. Tanto que el presidente de la Federaci¨®n Catalana de Motociclismo, ?ngel Viladoms, no se perdi¨® ni una sola de sus carreras entre los seis y los 12 a?os de edad: "Estaba asustado. Era muy r¨¢pido pero tambi¨¦n muy peque?o, y me habr¨ªan cortado el cuello si se llega a hacer da?o", dice. Empez¨® practicando enduro y motocross. A los 13 ya era tres veces campe¨®n de Catalu?a, en motocross y en velocidad. A pesar de que compet¨ªa con ni?os hasta tres y cuatro a?os mayores que ¨¦l. Cuando se subi¨® a la Conti de 50cc en el a?o 2000, no tocaba con los pies a tierra: "hac¨ªa la salida apoyado sobre un pie, iba saltando de un lado de la moto al otro para cambiar de direcci¨®n", recuerda su padre. Cuando pas¨® de los circuitos de karting a los grandes, le pidieron calma: qued¨® segundo en la primera carrera. Y gan¨® todas las dem¨¢s. "Los mec¨¢nicos le tiraban hasta la pizarra. Le ped¨ªan que aflojara el ritmo para que no se cargara el motor", recuerda su padre. "?Qu¨¦ has hecho, qu¨¦ no has visto la pizarra?", le dec¨ªan; "S¨ª, pero es que quer¨ªa ver a cu¨¢ntos pilotos era capaz de doblar hoy. Es que si no, me aburro", contestaba ¨¦l.

Y cuando cambi¨® la moto de 50cc por la de 125cc del campeonato catal¨¢n, tuvieron incluso que recortarle el dep¨®sito porque no llegaba al manillar. La primera vez que se subi¨® a aquella moto le prepararon una configuraci¨®n totalmente est¨¢ndar, para que le costara hacerla rodar r¨¢pido y le avisaron: "cuidado, que esto corre mucho". En su primera vuelta la puso a 195km/h en la recta. "Me pensaba que estas motos corr¨ªan m¨¢s", respondi¨® ¨¦l. "Soy un piloto decidido que cuando ve el hueco intenta meter la moto", se define ¨¦l. Hoy hace m¨¢s o menos el mismo caso a las pizarras. O a las desesperadas llamadas a la calma que le hace Emilio Alzamora, su representante y valedor desde los 11 a?os.