Theodore Sorensen, tras las palabras de Kennedy
Este estratega cre¨® los discursos del m¨ªtico presidente
Detr¨¢s de todo gran presidente hay un gran escritor. Alguien que materializa las palabras adecuadas para el momento preciso, un estratega capaz de traducir lo que desea decir el pol¨ªtico para volverlo de inter¨¦s a los o¨ªdos de los ciudadanos que le votar¨¢n. Ese fue el papel de Theodore Sorensen, el de conocer hasta tal punto el pensamiento de John Fitzgerald Kennedy que supo hacer para ¨¦l los mejores discursos, las mejores frases, las palabras que le llevaron a la Casa Blanca. El creador de la m¨¢xima "No pienses en lo que tu pa¨ªs puede hacer por ti, sino en lo que t¨² puedes hacer por tu pa¨ªs" muri¨® el 31 de octubre en Manhattan, a los 82 a?os, v¨ªctima de un infarto.
Theodore Chaikin Sorensen naci¨® en Lincoln, Nebraska, el 8 de mayo de 1928. Su padre era un abogado republicano que lleg¨® a fiscal general de ese Estado; su madre, una trabajadora social, pacifista y feminista, como recuerdan los diarios estadounidenses The New York Times o Los Angeles Times. De origen medio dan¨¦s, medio ruso, medio jud¨ªo, sus padres le educaron en la fe unitarista, que predica la no violencia.
"JFK me confi¨® secretos que habr¨ªan podido arruinar su carrera", dijo
Sorensen estudi¨® Derecho en la Universidad de Nebraska y al terminar, en julio de 1951, con 23 a?os, cogi¨® un tren y se fue a Washington. No conoc¨ªa a nadie, no ten¨ªa contactos, ni un solo n¨²mero de tel¨¦fono. Pero se las arregl¨® de tal forma que 18 meses despu¨¦s, tras haber trabajado como empleado de la futura Concejal¨ªa de Salud y Servicios Sociales de la capital, le contrat¨® el flamante nuevo senador dem¨®crata de Massachusetts John F. Kennedy.
Sorensen qued¨® subyugado por el pol¨ªtico. "Era mi h¨¦roe", admiti¨® en su autobiograf¨ªa, publicada en 2008, Counselor, a life at the edge of the history (Consejero, una vida en el filo de la historia). "Era joven, guapo, lleno de glamour, rico, un h¨¦roe de guerra, un graduado de Harvard", record¨® en una entrevista. Cuando comenzaron a trabajar juntos, ten¨ªan en com¨²n aquella juventud y los ideales pol¨ªticos. Y con esos mimbres se teji¨® algo m¨¢s que una colaboraci¨®n.
Sorensen construy¨®, es cierto, no solo los m¨¢s famosos discursos de Kennedy, sino que le asesor¨® en momentos cruciales de su presidencia, como la proclamaci¨®n del Acta de los Derechos Civiles, la decisi¨®n de viajar a la Luna o la crisis de los misiles. Sorensen redact¨® la carta que Kennedy envi¨® a Nikita Jruschev, en la que indicaba que la colocaci¨®n de misiles nucleares rusos en Cuba pod¨ªa terminar en una guerra.
Tambi¨¦n colabor¨® de forma m¨¢s que activa -algunos aseguran que fue el escritor negro- en el libro por el que Kennedy gan¨® un Premio Pulitzer, Profiles on Courage (Perfiles de coraje), una recopilaci¨®n de actos hist¨®ricos de arrojo y valent¨ªa en el Senado norteamericano.
Su relaci¨®n se bas¨®, sobre todo, en la confianza. "JFK me introdujo en su c¨ªrculo m¨¢s cercano", record¨®, "me confi¨® secretos que habr¨ªan podido arruinar su carrera pol¨ªtica, su imagen p¨²blica y, quiz¨¢s, acabar con su matrimonio".
Cuando Kennedy fue asesinado en Dallas, el 22 de noviembre de 1963, Sorensen se sumi¨® en la tristeza y la desesperaci¨®n. De hecho, siempre busc¨® su estela en candidatos dem¨®cratas, y posteriormente presidentes, como Bill Clinton o Barack Obama.
Intent¨® volver a la pol¨ªtica para ocupar el puesto de senador que dej¨® vacante el otro Kennedy asesinado, Robert. "Ten¨ªa que hacer algo para continuar con los valores pol¨ªticos de aquella familia", afirm¨®.
Antes de dedicarse a trabajar como abogado para una importante firma de Nueva York, con la que represent¨® a Nelson Mandela o a Anuar el Sadat, tuvo un ¨²ltimo encuentro con la pol¨ªtica. Jimmy Carter le nombr¨® director de la CIA. Pero dimiti¨®. Muchas voces se hab¨ªan alzado contra ¨¦l mientras el Senado estudiaba su nombramiento para ratificarlo. Entre otras cosas, por declararse objetor de conciencia antes de la guerra de Corea. "No sab¨ªa", dijo entonces, "que para ser director de la CIA tuviera que matar a nadie".
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