La bah¨ªa m¨¢s t¨®xica del Mediterr¨¢neo
Entre 1957 y 1990, una mina sepult¨® la rada murciana de Portm¨¢n con metales pesados - Retirar el 10% de los desechos costar¨ªa 120 millones y no hay presupuesto
Manuel se arrodilla sobre la arena negra y toma un poco en las manos. "Mire c¨®mo brilla. Es el mineral que queda". Y se?ala los destellos que emanan aqu¨ª y all¨¢. Pasea por la playa de Portm¨¢n (La Uni¨®n, Murcia), lo que fue una majestuosa bah¨ªa, puerto natural usado desde la ¨¦poca de los romanos, es hoy el mayor vertedero de residuos mineros al aire libre de Espa?a. Los desechos de 33 a?os de la mina en la que Manuel trabaj¨® como palista saturaron la rada (hasta 14 metros de profundidad) y arrasaron 12 kil¨®metros mar adentro. Es posiblemente el mayor desastre ambiental del Mediterr¨¢neo y, 20 a?os despu¨¦s de que cesaran los vertidos, la bah¨ªa sigue aterrada y sin soluci¨®n a la vista.
Es un desastre ambiental similar al de Aznalc¨®llar pero sin soluci¨®n
"?Que se arreglase el 'Prestige' y eso siga igual!", se queja un ex trabajador
Santiago Guill¨¦n, ingeniero t¨¦cnico de minas jubilado del Ayuntamiento de La Uni¨®n, sabe que cuesta entender c¨®mo se ha llegado a esta situaci¨®n. "En 1957 la empresa francesa Pe?arroya pidi¨® instalar aqu¨ª uno de los lavaderos de flotaci¨®n m¨¢s grandes del mundo", cuenta en un c¨¦ntrico caf¨¦ de La Uni¨®n, "ciudad minera y flamenca". Las minas, de plata, oro, blenda, pirita..., hab¨ªan sido explotadas desde los romanos. Pero lo de Pe?arroya era otra cosa. "Un monstruo", como define Santiago al lavadero, bautizado como Roberto.
Como las vetas eran malas, la empresa pas¨® a volar enormes cantidades de tierra y en el lavadero a tratarla con productos qu¨ªmicos para separar los minerales. Una ¨ªnfima parte era valiosa. El resto, la tierra mezclada con los reactivos y restos de plomo, zinc, cadmio, una especie de lodo parduzco, se vert¨ªa a la bah¨ªa. "Tiraban 40.000 toneladas al d¨ªa al Mediterr¨¢neo", se escandaliza Santiago.
Casi cada mes hab¨ªa que mover "el chorro", como llamaban al tubo por el que sal¨ªa el vertido mar adentro, pues ya se hab¨ªa comido el mar. Los pescadores, los ¨²nicos que se quejaron, fueron compensados con 25.000 pesetas y un punto de amarre en Cabo de Palos, unos kil¨®metros al este.
El Ayuntamiento de La Uni¨®n empez¨® un contencioso contra el vertido, pero contra el permiso franquista no tuvo nada que hacer. El Supremo fall¨® que "el inter¨¦s nacional" de la explotaci¨®n de la mina, de la que sal¨ªan el 20% de la plata de la Pen¨ªnsula y el 70% del plomo, era superior al del Ayuntamiento a proteger su bah¨ªa. As¨ª, uno de los mayores atentados ecol¨®gicos del Mediterr¨¢neo sigui¨® a la vista de todos hasta 1990. El alcalde de La Uni¨®n, el popular Francisco Bernab¨¦, define el lavadero como "el Auschwitz del medio ambiente". El Ayuntamiento est¨¢ en un bello edificio modernista, herencia de la rica ciudad que fue La Uni¨®n.
Luis Mart¨ªnez, ex presidente del comit¨¦ de empresa de Pe?arroya y mec¨¢nico en la explotaci¨®n durante 25 a?os, pide comprensi¨®n: "En aquel momento no se ve¨ªa la gravedad. La mina daba 400 empleos y nadie se quejaba. Era de la banca Rothschild, ganaron fortunas y nadie les pidi¨® cuentas". Mart¨ªnez, que entr¨® en la mina en 1965, no encuentra explicaci¨®n a que la situaci¨®n no haya cambiado en dos d¨¦cadas: "Que se haya arreglado el Prestige y el vertido de Aznalc¨®llar y esto siga igual... Se cerraron los chorros sin pensar en las consecuencias", afirma sobre la desprotecci¨®n en la que quedaron los trabajadores y las vanas promesas de recolocaci¨®n.
En 1989, cuando Greenpeace ya se hab¨ªa encadenado a los chorros, Pe?arroya vendi¨® la sierra entera, seis millones de metros cuadrados, a un precio ¨ªnfimo: una peseta el metro cuadrado. Mart¨ªnez explica la operaci¨®n: "Espa?a estaba ya en la Comunidad Europea. Ellos vieron que tendr¨ªan problemas con el principio de quien contamina paga; as¨ª que vendieron". Compr¨® Portm¨¢n Golf, de un promotor de la zona, que esperaba construir alg¨²n d¨ªa all¨ª. El temor de Pe?arroya eran injustificado: en 1993 la justicia les absolvi¨® de delito ecol¨®gico porque el vertido se hab¨ªa realizado con permiso.
La miner¨ªa sin control ambiental es riqueza unos a?os y una carga durante generaciones. As¨ª ocurri¨® en Aznalc¨®llar y en el vertido de Hungr¨ªa. Pedro Ba?os, profesor de la Universidad de Murcia y autor de un libro sobre Portm¨¢n, dice que los materiales pesados en la arena "son relativamente inertes" y que no es un riesgo que la gente del pueblo se ba?e all¨ª.
La Administraci¨®n ha presentado tres planes de recuperaci¨®n de Portm¨¢n. Uno con Cristina Narbona como secretaria de Estado de Medio Ambiente, otro con el Gobierno de Aznar y un tercero con Narbona de ministra. El ¨²ltimo proyecto, presupuestado en 120 millones, trataba de retirar un 10% de los 58 millones de toneladas de residuos -que ocupan 35 millones de metros c¨²bicos, como 35 veces el Bernab¨¦u, por seis millones que se vertieron en Aznalc¨®llar-. Su objetivo es recuperar la l¨¢mina de agua en mitad de la bah¨ªa (solo en apariencia, no en profundidad). Fue anunciado en 2006 y sigue en tramitaci¨®n.
El plan est¨¢ pendiente de declaraci¨®n de impacto ambiental, de que la Universidad de Murcia concluya un estudio pionero sobre c¨®mo retirar metales pesados mediante calizas y de que la Comunidad de Murcia y el Ministerio de Fomento renuncien al puerto de contenedores de El Gorguel, a solo 700 metros. Francisca Baraza, jefa de la demarcaci¨®n de Costas de Murcia, de Medio Ambiente, admite que ambos proyectos son incompatibles: "No tiene sentido gastar 120 millones si al lado va a haber un macropuerto". Quedan muchos flecos, como que el due?o del terreno ponga dinero o compense con suelo al Gobierno. Portman Golf no ha querido hablar para este reportaje.
Mientras, la bah¨ªa romana de Portus Magnus es un chiste de mal gusto. En el antiguo club n¨¢utico, los puntos de amarre dan a tierra firme. Una placa en la pared reza: "Este es el club m¨¢s modesto de todo el gran litoral, que espera ese presupuesto para que el mar pueda entrar".
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