El gol del fantasma
Carvalho logra su segundo tanto en Liga tras coger por sorpresa a la defensa rival
Hay entrenadores que nunca toman medidas irracionales. Se ajustan a la l¨®gica aristot¨¦lica. Procuran el equilibrio perpetuo. Lo expresan en los planteamientos, en los cambios, y en ciertas decisiones de sus jugadores. Sus equipos son un reflejo de esa vocaci¨®n de orden. No es el caso del Madrid actual.
El equipo de Mourinho es un conjunto de apariencias enga?osas. Sobre plano, todo parece armado con un rigor que no admite vacilaciones. El centro del campo es una cuadr¨ªcula que se dividen Xabi por la izquierda y Khedira por la derecha. Los centrales son Pepe por la derecha y Carvalho por la izquierda. Pepe es el impulsivo, el apasionado, y Carvalho el met¨®dico, el fr¨ªo calculador del que no se esperan medidas extraordinarias. Y as¨ª sucesivamente. Pero resulta que ayer Carvalho dej¨® su puesto. Se olvid¨® de Ag¨¹ero, al que abandon¨® contra las presuntas ¨®rdenes t¨¢cticas, y se aventur¨® en territorio desconocido. ?l fue hacia lo inesperado y el Atl¨¦tico no lo esper¨®. Cuando se present¨® en el ¨¢rea contraria, el joven David de Gea le mir¨® con la perplejidad con que un ni?o que abre la puerta de casa se encuentra ante un espectro. Fue gol. El primero. El que hizo del derbi otro acontecimiento doloroso para el Atl¨¦tico.
"Carvalho es muy necesario en un equipo tan joven como el nuestro", explicaba un directivo del Madrid en estos d¨ªas, considerando que la edad media de la plantilla ronda los 25 a?os. "Tiene una experiencia, una madurez, que nos viene muy bien". Ricardo Alberto Carvalho Silveira naci¨® hace 32 a?os en Amarante, uno de esos pueblos envueltos en la bruma del norte de Portugal. Desde que ingres¨® en el primer equipo del Oporto, ya superada la adolescencia, result¨® dif¨ªcil determinar su edad. Carvalho podr¨ªa pasar por un mercante de vinos espirituosos, pero es futbolista. Su aspecto gentil y delicado esconde un defensa capaz de mellar una tibia con precisi¨®n de cirujano. Su fama de central cerebral camufla un iluminado capaz de abandonar la trinchera, descuidar sus deberes esenciales, y lanzarse a una empresa con pron¨®stico incierto. Si los estrategas del Madrid esperan una imprudencia de alguien, la esperan de todos antes que de Carvalho. Ayer Carvalho les volvi¨® a demostrar que puede hacer cosas tan inesperadas como el m¨¢s artista.
Corr¨ªa el minuto 13 y el Atl¨¦tico reculaba cuando el Madrid dirigi¨® una jugada por el eje del medio campo. Reyes choc¨® con Alonso, la pelota le cay¨® a Di Mar¨ªa, que intent¨® filtrar un pase, rebot¨® en Ujfalusi y cay¨® en la frontal del ¨¢rea. Por ah¨ª apareci¨® Carvalho como un fantasma. Ujfalusi y Dom¨ªnguez estaban a cargo de esa zona, pero vigilaban a Higua¨ªn y Cristiano. No contemplaban la posibilidad de que un central adversario se les descolgara por esos contornos. Mucho menos el hombre del Madrid que ten¨ªa asignada la misi¨®n de marcar a Ag¨¹ero. Eso hab¨ªa estado haciendo Carvalho en los diez minutos del arranque: impedir que Ag¨¹ero se girase, hostigarlo, y anticiparse cada vez que pod¨ªa. Hab¨ªa hecho bien esa labor. Igual de bien concluy¨® la jugada cuando se vio ante De Gea. Sacudi¨® la red de un derechazo y lo celebr¨® con una sonrisa discreta, como un caballero de Trasosmontes.
Fue el gol del fantasma. El segundo gol que mete Carvalho en esta Liga en circunstancias parecidas. Hizo lo mismo ante Osasuna, en el d¨ªa del debut del Madrid en el Bernab¨¦u en este campeonato y el tanto vali¨® tres puntos. Fue otro caso extra?o, en el que ¨¦l, central izquierdo, apareci¨® por la derecha, por el carril del ocho despu¨¦s de trazar una diagonal de 100 metros, y remat¨® una maniobra que sorprendi¨® a la defensa de Ricardo. ?l lo explic¨® despu¨¦s, y su aclaraci¨®n result¨® tan enigm¨¢tica como los sucesos que refer¨ªa: "Fue un impulso".
Nadie lo esper¨® esa tarde. Nadie lo espero ayer por la noche. Cuando sus rivales le vieron ya era tarde hasta para un ataque de p¨¢nico.
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