"Soy m¨¦dica y no s¨¦ negar a mi hija una hamburguesa"
Su responsabilidad como directora del departamento de Medicina Interna del Hospital Real y presidenta de la Asociaci¨®n contra la Diabetes impresionar¨ªa en cualquier contexto. En Om¨¢n, esa tarjeta de presentaci¨®n testimonia adem¨¢s el largo camino recorrido por el pa¨ªs y, en particular, por sus mujeres, desde la llegada al poder del sult¨¢n Qab¨²s hace 40 a?os. Cuando en 1968 Noor bint Bader bin Saif al Busaidi naci¨® en Mascate, las puertas de esa capital a¨²n se cerraban al caer la noche, el f¨²tbol y las gafas de sol estaban prohibidos y el ¨²nico lugar para las oman¨ªes era el hogar.
"Pertenezco a la primera promoci¨®n que se gradu¨® en el pa¨ªs, luego hice mi residencia como m¨¦dica internista en EE UU y me especialic¨¦ en diabetes y endocrinolog¨ªa", resume. "La mujer oman¨ª es muy fuerte y el Gobierno nos respalda", quita importancia.
Es jefa de medicina interna en Om¨¢n y testimonio del avance de la mujer
Sonar¨ªa a propaganda oficial si no fuera porque el pa¨ªs cuenta con tres ministras, tres embajadoras (entre ellas la jefa de la misi¨®n en EE UU) y numerosas altas funcionarias. Adem¨¢s, las oman¨ªes tambi¨¦n est¨¢n presentes en el sector privado. La Oman Economic Review de este mes dedica su portada a "las m¨¢s poderosas en los negocios": 20 oman¨ªes que incluyen desde la responsable del gas en una compa?¨ªa de hidrocarburos hasta la presidenta de un banco, pasando por mujeres que dirigen departamentos de recursos humanos, empresas de IT o la divisi¨®n nacional de una aerol¨ªnea. Eso en una poblaci¨®n de apenas dos millones y tradici¨®n patriarcal.
Noor al Busaidi admite que al principio hubo resistencia por parte de algunas familias. "Aceptaban que sus hijas fueran a la escuela, pero luego las sacaban para casarlas", declara. Poco a poco, sin embargo, ejemplos como el suyo han hecho que las propias chicas quisieran acabar sus estudios, y no solo en carreras consideradas adecuadas como la ense?anza y la sanidad, sino en todos los campos. Adem¨¢s, se?ala, "pesa el factor econ¨®mico; ya no basta con un salario para llevar a los ni?os a una buena escuela y poder irse de vacaciones en verano". Igual que en el resto del mundo.
Y como en el resto del mundo, el punto d¨¦bil es la implicaci¨®n masculina. "No le voy a decir que los maridos cocinan, salvo que alguno lo haga por afici¨®n. Nuestra incorporaci¨®n al trabajo ha sido posible porque tenemos ayuda en casa, empleadas que se encargan de limpiar, lavar y planchar... Los hombres tal vez echan una mano con los ni?os". Lo importante es que no hay trabas legales. "Si una mujer es lista, ambiciosa y quiere aprender, puede conseguir lo que se proponga, no hay l¨ªmites", asegura. Tal vez, pero la realidad se muestra reticente. Algunas a¨²n se cubren la cara en p¨²blico, y la sociedad sigue primando su papel de madres y esposas.
La periodista hubiera querido almorzar con la doctora Noor, pero el Ministerio de Informaci¨®n no ha entendido ese punto y hay que conformarse con un t¨¦ en una de las salas del hospital. Al ser un centro de referencia, aqu¨ª ve a mujeres de todo el pa¨ªs. Por eso, puesta a detectar problemas, pide m¨¢s apoyo para las de las zonas rurales. "Cada vez hay m¨¢s casos de obesidad porque no tienen gimnasios femeninos". Y luego est¨¢ la plaga de la comida basura. "Hay que luchar contra ella, pero es muy dif¨ªcil porque las empresas son muy poderosas, y yo misma, cuando mi hija me pide una hamburguesa, a veces no s¨¦ decir que no".
![Noor al Busaidi lucha contra la creciente obesidad.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/D72EVONVF56RJGBE7SO5YRSFXU.jpg?auth=54138f0847206d6fdeeb74d7f622b4c71343e9a5c0422f168d50c35c3ce65770&width=414)
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