La crisis llena de libros los almacenes

Ha llegado tarde, pero quiz¨¢ por eso mismo el batacazo ha sido m¨¢s contundente. Hasta agosto, el sector editorial no hab¨ªa notado seriamente los estragos de la crisis. Editores, libreros, distribuidores y autores capeaban el temporal sin grandes bajones de ventas, aunque con los dedos cruzados. Pero al fin lleg¨® el verano de su descontento y las editoriales empezaron a recibir en sus almacenes la devoluci¨®n masiva de ejemplares no vendidos en librer¨ªas. En un volumen que fuentes del sector no dudan de calificar de "hist¨®rico".

Las cifras son tozudas. Las tiendas fueron las primeras en detectar el baj¨®n (los s¨ªntomas m¨¢s tempranos ya los sintieron los libreros hace un a?o). Las ventas han ca¨ªdo un 10% (de 945 millones facturados en 2009 a 845 en el mismo periodo de 2010).

Hasta este verano el sector no hab¨ªa notado el rev¨¦s en toda su crudeza

Este a?o no se ha producido a¨²n ning¨²n milagro de cifras millonarias

Toldado: "Hay un desequilibrio entre lo que se produce y lo que se vende"

Es posible que la rebaja del precio medio anime el sector en Navidad

El rev¨¦s econ¨®mico tiene relaci¨®n directa con la cifra de las devoluciones, un inmejorable s¨ªntoma de lo que le sucede a un enfermo, el sector del libro, nada imaginario. Las editoriales dejan los ejemplares en dep¨®sito. Estos descansan tres meses en las mesas o estanter¨ªas. Y si no se les da salida, se devuelven. Los libreros cuentan con m¨¢rgenes tan estrechos (de un 30% en el caso de los establecimientos tradicionales) que arriesgan poco. Cuando vence el plazo del dep¨®sito, los comerciantes acaban comprando, si lo consideran buena idea, unos ejemplares para dejar definitivamente en su fondo. Pero este verano nadie ha querido jug¨¢rsela m¨¢s de la cuenta y se ha producido una devoluci¨®n masiva.

Aunque nadie lo ha medido, lo cierto es que la respuesta de los libreros ha sido "en gran parte psicol¨®gica", dicen los editores. Se impone la reorganizaci¨®n del almac¨¦n. ?La raz¨®n? Un claro baj¨®n en las ventas que oscila entre un 7% y un 34% para algunas editoriales, seg¨²n fuentes del sector y el medidor del mercado utilizado por la mayor¨ªa, el Nielsen. Hay excepciones, como en todo, pero no son ninguno de los tres grandes grupos editoriales -Planeta, Santillana y Random House-. Las alarmas, no cuesta imaginarlo, se han encendido.

A las ca¨ªdas de ingresos de editoriales y librer¨ªas, se suma la pertinaz pirater¨ªa, que, lenta pero segura, hace mella en el sector del libro, como lo demuestran las cifras del segundo Observatorio de pirater¨ªa y h¨¢bitos de consumo de contenidos digitales, elaborado por la consultora estadounidense IDC a instancias de la Coalici¨®n de Creadores de Industrias y Contenidos. Los datos hablan de descargas "ilegales" de contenidos que han hecho perder al sector 400 millones de euros (el doble que el a?o anterior).

"Hasta ahora, el mercado se hab¨ªa comportado de manera plana", afirma Armando Collazos, del Grupo Santillana. Algunos fen¨®menos editoriales hab¨ªan salvado las cuentas. Muchos dec¨ªan que el libro era un producto refugio para el ocio y que los estragos de Internet en otros sectores no afectaban dram¨¢ticamente al sector. Adem¨¢s, los lectores devoraban fen¨®menos como el Millenium (Destino) de Stieg Larsson o Crep¨²sculo (Alfaguara), de Stephenie Meyer.

Este a?o no se ha producido ning¨²n milagro de ventas. Salvo por El tiempo entre costuras (Planeta), de Mar¨ªa Due?as, publicado por Temas de Hoy (Planeta). Un gran m¨¦rito editorial para una autora desconocida, pero que no llega a las cifras millonarias de los dos anteriores. Eso tambi¨¦n ha enfriado el mercado, seg¨²n el diagn¨®stico de Collazos o Nuria Cabut¨ª, consejera delegada de Random House Mondadori. El vuelo remontar¨¢ a buen seguro en el ¨²ltimo tramo del a?o con lo nuevo del Nobel Vargas Llosa (Alfaguara), Almudena Grandes (Tusquets) y Ken Follett (Plaza y Jan¨¦s). Pero el annus horribilis para el gremio parece sellado.

Es posible que la rebaja del precio medio de los libros -un euro en un a?o- tambi¨¦n anime un poco el sector con vistas a la Navidad. Aunque hay h¨¢bitos que la crisis quiz¨¢ haya cambiado para siempre: los lectores abandonan las librer¨ªas tradicionales (las ventas han decrecido un 16%) para comprar en las cadenas de supermercados (han aumentado sus ventas un 1%) y, en menor medida, en las grandes cadenas de ocio y libro (tipo Fnac), cuyas ventas solo han ca¨ªdo un 3%.

Ignacio Toldado, encargado de compras de la cadena francesa, cree que hay razones para la preocupaci¨®n -"Los editores tienen motivos para estar inquietos"-, aunque ve cierta l¨®gica en todo esto -"Exist¨ªa un desequilibrio enorme entre lo que se produce y lo que se vende. Es normal que el mercado haya ajustado las cosas"-. Sea como sea, la norma que dice que el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil se lleva la peor parte se cumple aqu¨ª tambi¨¦n: "La t¨®nica es de ca¨ªda sobre ca¨ªda. Desde 2008 hemos sufrido un 20%. Pero este a?o ha afectado psicol¨®gicamente m¨¢s que nunca, aunque la moral del librero es de resistencia, la crisis ha calado", admite Fernando Valverde, presidente de la Cegal, la asociaci¨®n que representa al sector comerciante.

A la hora de buscar consuelo, esta novela tampoco tiene un final feliz. Cuando la tormenta financiera comenz¨® a arreciar, el libro de bolsillo parec¨ªa un buen salvavidas. Pero no se contaba entonces con la dif¨ªcil relaci¨®n del lector espa?ol con el peque?o formato. Un medio cuyo mensaje nunca lleg¨® a cuajar, a diferencia de los pa¨ªses anglosajones, Alemania o Francia.

Ni siquiera la necesidad de apretarse el cintur¨®n lo ha hecho remontar ahora, para sorpresa del sector. El mercado de bolsillo ha ca¨ªdo un 7%, aseguran editores y libreros. "Cre¨ªamos seriamente que el bolsillo ser¨ªa un refugio para la crisis, pero no ha sido as¨ª y nos ha sorprendido. Ah¨ª vemos claramente que hay una crisis", asegura Nuria Cabut¨ª, de la editorial Random House.