Kapuscinski: ?literatura o periodismo?
Meses despu¨¦s de su publicaci¨®n, la biograf¨ªa de Ryszard Kapuscinski (Pinsk, 1932-Varsovia, 2007) todav¨ªa se exhibe en los escaparates de las librer¨ªas de Varsovia. El libro se ha convertido en un r¨¦cord y no solo de ventas. Es dif¨ªcil dar con gente en la capital polaca que no sepa qui¨¦n fue Kapuscinski. Muchos no ven con buenos ojos su activa militancia en la Polonia Popular dejando de lado si nos cont¨® toda la verdad en sus libros y reportajes. El tercer punto de discordia lo ha puesto Alicja, pediatra y viuda del periodista, que no parece nada contenta con que se haya aireado el pasado mujeriego de su esposo. De hecho ya prepara una tercera demanda -perdi¨® las dos anteriores- contra Artur Domoslawski, autor del libro, que ha debutado con esta biograf¨ªa en el g¨¦nero y se confiesa harto: "Una y no m¨¢s".
Kapuscinski non fiction
Artur Domoslawski
Traducci¨®n de Francisco Javier Villaverde Gonz¨¢lez y Agata Orzeszek
Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores Barcelona, 2010
640 p¨¢ginas. 27,50 euros
Desde luego supo crear su propia leyenda. Monaguillo antes de la entrada de los rusos, miembro activo de las juventudes comunistas despu¨¦s, poeta..., Kapuscinski sol¨ªa implicarse en todo lo que le rodeaba. No era un tipo pasivo. "Jam¨¢s de los jamases se debe abandonar una pasi¨®n", dec¨ªa el creador del reportaje literario polaco. Libros como El emperador o El Sha eran y siguen siendo magn¨ªficos, pero ahora sabemos que "coloreaba" sus reportajes y que utilizaba licencias po¨¦ticas desde que empez¨® a redactar reportajes para completar algunos textos. Todo eso se desprende de la lectura de las m¨¢s de seiscientas p¨¢ginas de Kapuscinski non fiction, un trabajo exhaustivo de tres a?os, elaborado sin ¨¢nimo inquisitivo, desde el cari?o y el respeto, a base de entrevistas y testimonios de m¨¢s de un centenar de personajes. El reportero de Gazeta Wyborcza a?ade que "desde el principio quiso ser un gran escritor y experiment¨® con las formas hasta acabar por cruzar la frontera que separa el periodismo de la ficci¨®n, aunque pose¨ªa el talento de capturar el esp¨ªritu del lugar". Kapuscinski no pasaba lo que los americanos denominan el fact chucking. Expertos en Etiop¨ªa le reprochan algunas de sus afirmaciones sobre Haile Selassie -parece que el perrito del emperador no se orinaba en los zapatos de los cortesanos- y la editora norteamericana no sac¨® realmente nada en claro cuando trat¨® de chequear para su publicaci¨®n en Estados Unidos si algunos de los testigos ten¨ªan nombre y apellido, pero el libro no ha perdido su valor. El problema es d¨®nde colocar a Kapuscinski en las estanter¨ªas: ?literatura o periodismo?
Al margen de los datos puramente biogr¨¢ficos, Kapuscinski non fiction desvela c¨®mo se viv¨ªa en su pa¨ªs en los a?os de la Polonia Popular donde todo pertenec¨ªa al Estado y c¨®mo un grupo de sindicalistas, apoyados por el papa Juan Pablo II, fueron capaces de tumbar al r¨¦gimen. Para explicar lo ocurrido en esos a?os los polacos suelen contar en tono ir¨®nico que dentro del campo de concentraci¨®n que fue el comunismo, ellos ocupaban el barrac¨®n m¨¢s divertido porque dentro de su pa¨ªs exist¨ªa cierta libertad de expresi¨®n cultural. Sin ella no hubieran sido posibles personajes como Szymborska, Wajda, Kieslowski y el propio Kapuscinski.
Educado en la cultura bolchevique, Kapuscinski no estaba acostumbrado a la cr¨ªtica: "?Pero qu¨¦ desgraciado! ?C¨®mo se puede escribir eso?", argumentaba ante las acusaciones, aunque jam¨¢s contest¨® a ninguna opini¨®n contraria a su trabajo. Claro que en Polonia casi todos le adoraban y solo al final de su vida surgieron las primeras voces discordantes. En el ambiente pol¨ªtico de revanchismo que se vivi¨® en la d¨¦cada de los noventa, donde cualquier cargo p¨²blico era investigado para descubrir su pasado comunista por el reci¨¦n creado Instituto de Memoria Nacional donde se guardaban los documentos de la polic¨ªa secreta, Kapuscinski vivi¨® con verdadero enojo que se revisara su pasado. "?Qu¨¦ tipo de verdad es esa?", protesta su bi¨®grafo. "Polonia era una dictadura y la mayor parte de la gente participaba en el sistema, pero ¨¦l nunca ocult¨® sus ideas ni cuando estaba a favor ni cuando se puso en contra". Sobre su colaboraci¨®n con el espionaje de su pa¨ªs, Kapuscinski en ocasiones pasaba, por el mismo procedimiento por el que enviaba las cr¨®nicas, informes sobre pa¨ªses como Kenia, Chile, Etiop¨ªa o Angola que le¨ªan un c¨ªrculo limitado y la c¨²pula del partido. Al pasarlos, simplemente advert¨ªa de que no eran para publicarse y, al menos un par de veces, esos textos se publicaron por error ocasion¨¢ndole no pocos problemas.
Bi¨®grafo y autor se conocieron en la redacci¨®n de Gazeta Wyborcza, donde trabajaban ambos. Un art¨ªculo sobre Colombia llam¨® la atenci¨®n del maestro y pidi¨® conocerle. Aquella conversaci¨®n se alarg¨® nueve a?os durante los que se hicieron inseparables. "Compart¨ªamos una manera de ver las cosas, nunca pens¨¦ mientras viv¨ªa que acabar¨ªa escribiendo sobre su vida".
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