El siglo sin due?o
Asia ha concentrado esta semana todas las miradas confirmando su papel central en el nuevo casting mundial. Con los vaqueros de la caballer¨ªa republicana entrando en el fuerte dem¨®crata de Washington, Obama, vapuleado pol¨ªticamente, ha optado por la huida exterior, donde a¨²n mantiene reservas de reconocimiento. Pero su gira oriental, diez largos d¨ªas, que le ha llevado desde India hasta Jap¨®n, pasando por Indonesia y Corea del Sur, supone la admisi¨®n m¨¢s clara hasta ahora de que el siglo XXI ya no es americano. Puede que todav¨ªa sea pronto para calificarlo como asi¨¢tico, pero en este continente se encuentran los actores que lo van a definir. La presidencia de Obama est¨¢ resultando la l¨ªnea divisoria tras la que aparece el ascenso de los otros. La suma cero es imposible y la subida de los ya emergidos, como China o India, y de los emergentes, se produce a costa de Estados Unidos. Presidente de EE UU busca socio estrat¨¦gico para continuar dirigiendo el mundo en sociedad limitada. Aporta experiencia anterior, tecnolog¨ªa punta, fuerza militar de primer orden, con recursos menguantes que hacen discutible su mantenimiento, situaci¨®n geogr¨¢fica estrat¨¦gica, buena demograf¨ªa, creatividad, enorme d¨¦ficit con econom¨ªa flexible de primer nivel aunque renqueante. Necesito urgentemente crear empleos y exportar m¨¢s para mantener el sue?o americano. Soy tolerante y creo en el di¨¢logo con el mundo musulm¨¢n.
La gira asi¨¢tica de Obama supone la admisi¨®n m¨¢s clara hasta ahora de que el siglo XXI ya no es americano
Este podr¨ªa ser el anuncio del viaje de Obama. Nada m¨¢s iniciarlo afirm¨® que la relaci¨®n de EE UU con India, primera democracia del mundo con 1.200 millones de habitantes, definir¨¢ el siglo XXI. El analista indio K. Subrahmanyam respond¨ªa sugerentemente al anuncio: "Estados Unidos necesita un socio, Europa est¨¢ envejeciendo, Jap¨®n est¨¢ envejeciendo y China va a envejecer. Las ¨²nicas naciones importantes que no envejecer¨¢n, al menos en los pr¨®ximos 30 a?os, son EE UU e India". En la primavera de 2009, en su primer viaje asi¨¢tico, el primer presidente americano del Pac¨ªfico, seg¨²n su propia definici¨®n, dijo textualmente: "La relaci¨®n de Estados Unidos con China definir¨¢ el siglo XXI". ?En qu¨¦ quedamos? Ya admit¨ªa la incapacidad de EE UU de soportar un nuevo siglo americano. Comenz¨® a hablarse de Chim¨¦rica. Obama ha combinado en su gira varias cosas. En primer lugar, la b¨²squeda de empleos en EE UU. Ha logrado contratos sustanciosos para los aviones Boeing que podr¨ªan traducirse en 50.000 puestos de trabajo. Una defensa contra quienes le critican por desembarcar en India, el pa¨ªs al que externaliza la econom¨ªa norteamericana export¨¢ndole puestos de trabajo. La IBM tiene trabajando en India m¨¢s del doble de personal que en EE UU. Pa¨ªs que ya no compite solo con sus manufacturas sino tambi¨¦n con trabajos inteligentes, retando a EE UU en innovaci¨®n. El viaje tambi¨¦n puede verse como una oportunidad de garantizar la influencia norteamericana sobre una Asia, que no es ¨²nica, y que observa con recelo el ascenso de China y sus reclamaciones territoriales en su extranjero pr¨®ximo, mientras teme la p¨¦rdida de espacio estrat¨¦gico de Washington en la regi¨®n. Y, por ¨²ltimo, visita las cuatro democracias m¨¢s importantes del continente y env¨ªa un mensaje a Pek¨ªn, desde Indonesia: "La prosperidad sin libertad es otra forma de pobreza". No quiere que se entienda como un intento de aislar a China, y Obama asegura que no busca contenerla. Desafortunada expresi¨®n nacida en el inicio de la guerra fr¨ªa e inaplicable hoy. ?Es posible y deseable que China crezca y que, al tiempo, EE UU contin¨²e siendo poderosa e influyente en Asia? ?Se trata de cambiar el consenso de Pek¨ªn: capitalismo de estado sin democracia, por el consenso de Bombay: econom¨ªa de mercado y libertades individuales? Un cierto estupor estrat¨¦gico domina la pol¨ªtica de Estados Unidos. Pero como en el extraordinario cuento twitter del autor guatemalteco Augusto Monterroso, cuando Obama regrese a Washington y despierte, el dinosaurio chino, m¨¢s bien drag¨®n, todav¨ªa estar¨¢ all¨ª. Para comprender mejor la concurrencia simult¨¢nea, por primera vez en la historia, de tres grandes poderes en Asia: China, India y Jap¨®n, resulta ¨²til la lectura del libro del ex director de The Economist, Bill Emmott, Rivals, How the power struggle between China, India and Japan will shape our next decade (Penguin).
La frustrante cumbre del G-20 en Se¨²l fotograf¨ªa el traslado del centro de gravedad de la influencia econ¨®mica y pol¨ªtica hacia Asia, y la p¨¦rdida de peso y autoridad de EE UU, contestada a la vez por europeos y asi¨¢ticos. Fue Washington quien empuj¨® a los emergentes, reconociendo que las viejas naciones industrializadas no pod¨ªan resolver los problemas por si solas. Ahora, los Bric est¨¢n en la silla del conductor. Y Europa, cada vez m¨¢s alemana, absorbida por evitar una nueva crisis de la deuda, no act¨²a como un todo. Bordea la irrelevancia. fgbasterra@gmail.com
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