La hormiga que cre¨ªa ser cigarra
La gran ventaja de Berlanga es que quienes le conocieron y trataron le quisieron por lo que fue y por lo que no fue, por lo que crey¨® ser y por lo que no crey¨® ser. En resumen: por sus contradicciones.
Quiso ser arquitecto y acab¨® en el cine. Quiso realizar un gesto heroico alist¨¢ndose en la Divisi¨®n Azul para salvar de la pena de muerte a su padre y fue el primer divisionario en coger purgaciones. Naturalmente, nunca dispar¨® un tiro.
Se consideraba un gran vago y realiz¨® 17 largometrajes, varios cortometrajes y algunas series de televisi¨®n; fue actor en, por lo menos, cinco pel¨ªculas; dirigi¨® una colecci¨®n de literatura er¨®tica; presidi¨® la Filmoteca y la Academia del Cine, dio conferencias, charlas, public¨® art¨ªculos, particip¨® en numerosos jurados internacionales y se meti¨® de lleno en un descomunal tinglado que llaman la Ciudad de la Luz. No par¨® de trabajar.
Pacifista declarado, toda su vida fue una guerra continua: contra la censura, contra los productores y actores, contra el fisco, contra los moralistas, con los derechos de autor y contra la tecnolog¨ªa m¨¢s elemental (en cierta ocasi¨®n contempl¨¦ los denodados e in¨²tiles esfuerzos del realizador para apagar un despertador digital japon¨¦s que le hab¨ªan regalado hac¨ªa semanas y que sonaba cada d¨ªa a las cinco de la madrugada).
Entre sus grandes aficiones figuraba en lugar destacado el seguir d¨ªa a d¨ªa y apasionadamente el Tour de Francia. Quiz¨¢ radicaba ah¨ª su admiraci¨®n por el pintor, escultor y fot¨®grafo maldito Pierre Molinier quien, entre otras muchas cosas, ide¨® una especie de bicicleta est¨¢tica con la que autosodomizarse al ritmo que marcara su pedaleo.
De Berlanga se puede decir de todo, desde glorificarlo a maldecirlo, pero mal que les pese los que mejor le definieron fueron los censores cinematogr¨¢ficos, quienes en 1969 afirmaron con rotundidad: "Consideramos la filmograf¨ªa de Luis G. Berlanga como altamente inadecuada para su exhibici¨®n en cines espa?oles. Su falta de patriotismo es alarmante y rebosa comunismo, masoner¨ªa y libertinaje, todos impropios de esta regia naci¨®n, una, grande, libre, cat¨®lica, apost¨®lica y romana". Cuarenta y dos a?os despu¨¦s, a¨²n hay fundadas sospechas de que el comunicado lo redact¨® el propio realizador.
Se?alemos para finalizar su mayor contradicci¨®n: ¨¦l, que se consideraba un individualista radical, se convirti¨® en el gran maestro del colectivo del cine espa?ol.
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