Dos maneras de entender el mitin
Cartesiano Mas, previsible Montilla: la formaci¨®n de cada uno ha modelado su discurso
En el mitin se crece Mas y disminuye Montilla. La coyuntura marca el damero favoreciendo al primero. El candidato de CiU ha podido arrebatarle a los socialistas, que concentran en estos momentos la tajada mayor del poder auton¨®mico y municipal en Catalu?a, la idea del cambio, otrora bander¨ªn de enganche de la izquierda. La respuesta ha sido despechada, precipitada y pol¨ªticamente inv¨¢lida, am¨¦n de ser un mal chiste: "Artur Mas de lo mismo". En la situaci¨®n actual, si algo se identifica con "lo mismo" es el Gobierno tripartito, que lleva siete a?os mandando. Pero m¨¢s all¨¢ de la coyuntura, existen razones biogr¨¢ficas para que la percepci¨®n de c¨®mo uno y otro afrontan el mitin sea tan opuesta.
Mas ha optado por una campa?a 'light', sin ataques; Montilla insiste en la poca fiabilidad de su oponente
Fij¨¦monos en Mas. A los 1.300 seguidores que llenan el pabell¨®n de Premi¨¤ de Mar en el cuarto de hora justo que ha anunciado que durar¨ªa su intervenci¨®n, y efectivamente lo hace, comunica una sola idea: que su gente no entre al trapo de las descalificaciones de los adversarios. "A cada desprecio responderemos con una propuesta, a cada ridiculizaci¨®n, con un proyecto, a cada piel de pl¨¢tano que nos pongan en el camino, con una sonrisa". La sonrisa: esa es la consigna de estas elecciones y as¨ª lo recoge el logo de la coalici¨®n, dos ojos y una nariz formados por las siglas y debajo una boca sonriente, de emotic¨®n de m¨®vil. Los nacionalistas ten¨ªan d¨¦ficit de simpat¨ªa y Artur Mas, con el viento a favor de las encuestas, se apresta a corregirlo: nada de notarios para certificar que no pactar¨¢ con el PP, ni de v¨ªdeos agresivos como los de 2003. Mejor una campa?a light, tranquila, en positivo, sin excesivos compromisos.
Es su territorio predilecto. Este hombre de educaci¨®n francesa aprendi¨® a argumentar sin necesidad de levantar la voz.
Mas lleg¨® tarde a la pol¨ªtica, se afili¨® a Converg¨¨ncia Democr¨¤tica en 1987, pero ni siquiera en ese momento estaba convencido de que acabar¨ªa dedic¨¢ndose a ella en cuerpo y alma. Se licenci¨® en Econ¨®micas y sus primeros contactos con la Administraci¨®n p¨²blica llegaron por ese lado, como t¨¦cnico del departamento de Comercio de la Generalitat. Poco despu¨¦s ejerci¨® de concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, pero no fue hasta 1993, cuando qued¨® al frente de la oposici¨®n municipal, que opt¨® por la dedicaci¨®n pol¨ªtica en exclusiva. A partir de ah¨ª su ascenso no conoce meandros y mucho menos retrocesos. Elegido diputado en 1995, ese mismo a?o ocupa la Consejer¨ªa de Pol¨ªtica Territorial, luego la de Econom¨ªa (1997), luego la de Presidencia (2001), con el t¨ªtulo de conseller en cap, y al a?o siguiente es nombrado candidato a la Presidencia, que disputa a Maragall en las elecciones de 2003 y a Montilla en las de 2006 (46 diputados en 2003; 48 en 2006), pero sin conseguir que la aritm¨¦tica parlamentaria cayera de su parte, lo que le ha llevado en los ¨²ltimos siete a?os a lo que ¨¦l llama "la traves¨ªa del desierto". Empez¨® muy enfadado esa traves¨ªa. Ahora considera que le ha proporcionado una cura de humildad ¨²til. Sigue sin despejar la inc¨®gnita de qu¨¦ har¨¢ si a la tercera no fuera la vencida: es un marco te¨®rico que ha expulsado de su cabeza. En todo caso, hasta el d¨ªa 29 de noviembre.
Observemos ahora a Montilla frente a los 1.600 seguidores que llenan el polideportivo de Badalona, situado en el barrio de Llefi¨¤, que el PP ha tomado como paradigma de los conflictos causados por la inmigraci¨®n. Con traje oscuro, camisa blanca y corbata a rayas, se le ve encogido en ese ambiente, m¨¢s a¨²n cuando toma la palabra Felipe Gonz¨¢lez, su¨¦ter oscuro de pico y camisa sport, para soltar un hilvanado discurso de casi 45 minutos sobre la crisis y los ajustes necesarios. Por cierto, sin ninguna referencia a las elecciones catalanas.
Ante un llenapistas como ¨¦l, Montilla parece como si optara por la actitud del fajador empe?ado en lanzar mensajes directos al h¨ªgado del contrincante: "Mas no es de fiar porque puede pactar tanto con el PP como con Esquerra Republicana", etc¨¦tera. Acaba con una coda convencional: "El reto que os propongo es posible y necesario. Con vosotros podremos ganar este combate". Aplausos de cortes¨ªa. La gran ovaci¨®n, por supuesto, se la lleva Felipe, por cierto, sin casi referirse a las elecciones catalanas.
?Por qu¨¦ Montilla se muestra tan poco exultante en los m¨ªtines? Porque no es su formato, como no lo es el hemiciclo. Es hombre de silencios: suele citar un proverbio chino que reza: "No rompas el silencio si no es para mejorarlo". Escuchar y pasar a la acci¨®n es su divisa.
Ha tenido una formaci¨®n acad¨¦mica deficitaria. En 1971, cuando la familia se traslad¨® de Puente Genil (C¨®rdoba) a Sant Joan Desp¨ª, interrumpi¨® el bachillerato y se puso a trabajar en una empresa de artes gr¨¢ficas. Retom¨® los estudios un a?o despu¨¦s, en el instituto de Cornell¨¤, y los complet¨® superando el examen de selectividad. Posteriormente se matricul¨® en Econ¨®micas, pero abandon¨®, como m¨¢s tarde hizo tambi¨¦n con Derecho.
Debe su formaci¨®n pol¨ªtica a la militancia en partidos de la izquierda. En los tiempos del instituto, con apenas 17 a?os, se incorpor¨® al PCE(i), de influencia mao¨ªsta, y de ah¨ª pas¨® al PSUC, en 1974. Cuatro a?os m¨¢s tarde arrib¨® al PSC. Curiosamente, de su paso por la clandestinidad, un signo que le distingue claramente de Mas, habla relativamente poco en el libro Descubriendo a Montilla (RBA), de Gabriel Pernau, recientemente publicado. Decididamente, la ¨¦pica no es su fuerte.
A partir de su ingreso en las filas socialistas empieza a tener cargos en las administraciones cada vez m¨¢s relevantes. En 1985 accede a la alcald¨ªa de Cornell¨¤, donde permanecer¨¢ durante los 19 a?os siguientes, revalidando el cargo en cinco elecciones. En 1994 es nombrado secretario de organizaci¨®n del partido. En 2000 pasa a ser primer secretario y tres a?os m¨¢s tarde, presidente de la Diputaci¨®n de Barcelona. En 2004, tras haber encabezado la lista socialista al Congreso de los Diputados, es nombrado por Zapatero ministro de Industria, responsabilidad que mantiene hasta 2006. El 24 de noviembre de ese a?o es investido president de la Generalitat de Catalu?a.
Cuesta creerle, pero Montilla insiste en que no ha ido detr¨¢s de los cargos, sino que han sido las circunstancias las que le han llevado a ellos. En todo caso habr¨¢ que convenir que es en extremo habilidoso para estar en el lugar adecuado en el momento oportuno.
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