Jimi, ¨ªntimo; Hendrix, in¨¦dito

Jimi Hendrix, en su apartamento de Greenwich Village, Nueva York. En alg¨²n momento de la primavera de 1970, pocos meses antes de su muerte. Est¨¢ tocando una canci¨®n con su guitarra ac¨²stica, un tema con un cierto ramalazo beatle. Canta suave y sutil, tira de falsete, destila melancol¨ªa. S¨ª, es ¨¦l, el hombre de las guitarras furibundas y salvajes, el maestro del acople, el que quem¨® su guitarra en el legendario festival de Monterrey, el hombre que revolucion¨® la forma de tocar la guitarra el¨¦ctrica a finales de los sesenta. La grabaci¨®n, que ¨¦l mismo realiz¨® en su casa, desnuda un registro que apenas cultiv¨®. Un registro que tal vez hubiera desarrollado y nos hubiera descubierto a otro Jimi Hendrix de no producirse aquella fat¨ªdica combinaci¨®n de vino y pastillas para dormir que se lo llev¨® el 18 de septiembre de 1970. Suddenly november morning (de pronto una ma?ana de noviembre) es el t¨ªtulo de la joya. Cuatro minutos y doce segundos de un Hendrix nunca escuchado, plenamente reconocible, pero desconocido.

"De sus sue?os salieron muchas ideas que plasmaba en sus canciones", dice la hermana, Janie Hendrix

"Es una de mis favoritas", confiesa por tel¨¦fono Janie Hendrix, hermanastra peque?a del creador de Purple Haze, desde alg¨²n sitio cercano a su hotel en Pensilvania. "Mi primera guitarra fue la ac¨²stica de Jimi. Me encanta esa canci¨®n desenchufada, tan c¨¢lida; su guitarra parece la brocha de un pintor".

Suddenly november morning es la ¨²ltima canci¨®n del ¨²ltimo CD de la biograf¨ªa musical que esta semana se edita en Estados Unidos (la que viene en Espa?a): West Coast Seattle Boy: The Jimi Hendrix Anthology. Una edici¨®n de lujo plagada de grabaciones in¨¦ditas. Cuatro CD que recorren la trayectoria de uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos (si no el mejor, t¨ªtulo que le otorg¨® la revista Rolling Stone); desde sus inicios como m¨²sico acompa?ante de bandas de rythm & soul y de artistas como Little Richard hasta sus ¨²ltimas grabaciones caseras, esas que no llegaron a ver la luz. El lanzamiento incluye un documental producido por su hermana Janie, que ha revuelto el desv¨¢n familiar para sacar a la luz cartas y letras manuscritas de su hermano. Todo este material in¨¦dito emerge ahora que se cumplen 40 a?os de la muerte del genio de Seattle.

Jimi Hendrix fue muy prol¨ªfico. Un enfermo de la m¨²sica que iba a todas partes con su mesa de cuatro pistas para grabar sus ideas all¨¢ donde se le ocurrieran.

Atrapar las ideas al vuelo, en cuanto se presentan.

"?l sol¨ªa decirme que siempre tuviera un bol¨ªgrafo al lado de la cama. 'Qui¨¦n sabe lo que puedes so?ar esta noche, mejor tener un bol¨ªgrafo a mano al despertar', me dec¨ªa. De sus sue?os salieron muchas de esas visiones que flotaban en su mente, ideas que plasmaba en sus canciones. Desde entonces tengo un bol¨ªgrafo junto a la cama".

Janie, de 49 a?os, escuch¨® aquellas palabras de boca de su hermanastro cuando apenas ten¨ªa seis a?os. No convivi¨® demasiado con ¨¦l. Hendrix muri¨® cuando ella ten¨ªa nueve a?os. De hecho, fueron breves intervalos a lo largo de cuatro a?os lo que pudo disfrutar de su hermano. Los cuatro a?os m¨¢s activos, los de las interminables giras, los cuatro a?os en que grab¨® tres discos junto a Noel Redding y Mitch Mitchell, bajista y guitarrista de The Jimi Hendrix Experience, m¨ªtica formaci¨®n que cambi¨® el rumbo del rock y la psicodelia de finales de los sesenta.

Los padres de Hendrix se divorciaron cuando ¨¦l ten¨ªa apenas nueve a?os. Su madre era aficionada a la bebida. Acab¨® desarrollando un c¨¢ncer de h¨ªgado que se la llev¨® por delante en 1958, cuando Jimi ten¨ªa 15 a?os. Ese mismo a?o, Jimi se compr¨® su primera guitarra. Le cost¨® cinco d¨®lares.

El padre, Al Hendrix, un hombre muy estricto seg¨²n le describe su propia hija, rehizo su vida con otra mujer, con la que tuvo a Janie, actual directora general de Experience Hendrix, la empresa que gestiona el legado del autor de The wind cries Mary. De sus doce empleados, la mitad son de la familia.

Janie Hendrix se hizo con el control del legado de su hermanastro en 1995, tras no pocas batallas. Por un lado, las trifulcas con Leon, hermano peque?o de Hendrix que fue desheredado por su padre en el ¨²ltimo testamento que realiz¨®, el que otorgaba todo el control a Janie. "Lamentablemente, ya no tenemos relaci¨®n con ¨¦l", confiesa Janie. "Leon es un adicto. Creo que toca en un grupo".

Por otro, las maniobras del abogado, que intent¨® poner a la venta el cat¨¢logo del artista por 80 millones de d¨®lares, seg¨²n cuenta Janie.

Los rifirrafes ya son historia. Janie Hendrix dirige tranquila los designios del legado del guitarrista que ense?¨® al mundo c¨®mo se hace un solo de guitarra con los dientes o con el instrumento a la espalda. Cuentan con 110 canciones. "Es incre¨ªble que desarrollara semejante cat¨¢logo en tan solo cuatro a?os. Est¨¢ claro que durante esos cuatro a?os no hizo otra cosa que trabajar".

La antolog¨ªa, que est¨¢ a punto de salir al mercado, es el preludio de una nueva y larga serie de ediciones que aparecer¨¢n en los pr¨®ximos diez a?os. Lo dice Janie y lo confirma por tel¨¦fono desde su alto despacho en Madison Avenue, en Nueva York, Adam Block, de Sony Legacy. "Hay mucho m¨¢s material, de alta calidad. Todav¨ªa estoy en la fase de alucinar con lo que hay", dice sin ambages.

Experience Hendrix y Sony llegaron a un acuerdo a principios de a?o para explotar las grabaciones in¨¦ditas de Hendrix, que naci¨® Johnny Allen y luego fue rebautizado como James Marshall. Proyectan ir editando poco a poco ese material que est¨¢ atesorado en una c¨¢mara de seguridad de tres metros cuadrados en California.

La pol¨¦mica est¨¢ servida en cuando la caja salga al mercado, como suele ocurrir en estos casos. Los habr¨¢ que piensen que la edici¨®n ofrece una oportunidad de ver maravillosos momentos en bruto del guitarrista de Seattle. Otros, sin embargo, probablemente critiquen el lanzamiento por editar retales. Retales con los que, eso s¨ª, m¨¢s de uno hoy se har¨ªa un se?or traje. Y diga lo que diga la cr¨ªtica, siempre planear¨¢ la sombra de la duda: ?habr¨ªa querido Hendrix que se publicaran hoy grabaciones suyas, algunas de las cuales ¨¦l no quiso publicar en vida?

West Coast Seattle Boy... recorre cronol¨®gicamente seis a?os de vida musical de Hendrix. Desde sus d¨ªas como guitarrista acompa?ante de los Isley Brothers o Little Richard hasta las ¨²ltimas grabaciones que realiz¨® en su apartamento de Greenwich Village, en Nueva York. Hay versiones alternativas de sus cl¨¢sicos, grandes desparrames de local de ensayo, org¨ªas guitarreras en el estudio, colaboraciones de m¨²sicos que pasaban por ah¨ª e ¨ªntimas grabaciones caseras.

Momentos sublimes, hay unos cuantos. Entre ellos, la grabaci¨®n en 1968, en la habitaci¨®n de un hotel de Nueva York, de Tears of rage, un tema de Bob Dylan.

Albert Grossman, m¨¢nager de Dylan, le hab¨ªa pasado a Hendrix una cinta con canciones in¨¦ditas del autor de Blowin' in the wind. Hendrix admiraba a Dylan. Lleg¨® a escribir, negro sobre blanco, que siempre flip¨® con "los huevos" que le echaba aquel t¨ªo que, sin complejos, cantaba desafinado.

Acompa?ado por su amigo Paul Caruso a la arm¨®nica y los coros, Hendrix se entrega a una c¨¢lida e hipn¨®tica versi¨®n de Tears of rage.

Los cuatro CD recorren el viaje musical de ese tipo que en el escenario miraba a c¨¢mara y mov¨ªa la punta de la lengua al ritmo de sus solos de guitarra, el que simulaba maniobras amorosas con ese instrumento (musical) que manejaba con la soltura del malabarista; hasta llegar a esa sorprendente grabaci¨®n de Suddenly november morning.

En su ¨²ltima etapa, Hendrix andaba obsesionado con encontrar un nuevo sonido. Se deshizo de su bajista brit¨¢nico. Llam¨® a su amigo Billy Cox para sustituirlo. Plane¨® grabar algo con Miles Davis. Quer¨ªa incorporar vientos y teclados a sus temas.

"En el momento en que sienta que no tengo nada que ofrecer musicalmente ser¨¢ cuando no me encontrar¨¢n en el planeta. No s¨¦ si vivir¨¦ hasta los 28, pero me han ocurrido tantas cosas maravillosas en los ¨²ltimos tres a?os que el mundo no me debe nada", escribi¨® meses antes de fallecer ahogado en su propio v¨®mito.

Hendrix muri¨® a los 27 a?os. S¨ª, a los 27 a?os. Como Jim Morrison, Brian Jones, Janis Joplin y Kurt Cobain. Todos ellos mitos pertenecientes al llamado Club de los 27, h¨¦roes musicales que murieron j¨®venes, en extra?as circunstancias, cuando estaban en la cima.