Las opciones de Jap¨®n
Las actuales tensiones entre China y Jap¨®n han hecho que se vuelva a hablar de lo mucho que este ¨²ltimo pa¨ªs ha ca¨ªdo desde sus a?os de gloria en la d¨¦cada de los ochenta. En 2010, la econom¨ªa china super¨® a la de Jap¨®n en tama?o total, aunque solo es una sexta parte de su tama?o desde el punto de vista de la renta por habitante. En 1988, ocho de las 10 empresas m¨¢s importantes del mundo por su capitalizaci¨®n en el mercado eran japonesas; hoy ninguna lo es.
Pero, pese a sus recientes resultados, Jap¨®n conserva unos recursos de poder impresionantes. Su econom¨ªa ocupa el tercer puesto de las econom¨ªas nacionales por su tama?o y cuenta con industrias avanzadas y las fuerzas militares no at¨®micas mejor equipadas de los pa¨ªses asi¨¢ticos. Hace solo dos d¨¦cadas, muchos americanos tem¨ªan verse superados despu¨¦s de que la renta japonesa por habitante superara la de Estados Unidos. Se publicaron libros que predec¨ªan un bloque del Pac¨ªfico encabezado por Jap¨®n y que excluir¨ªa a EE UU, e incluso una posible guerra entre los dos pa¨ªses. El futur¨®logo Herman Kahn pronostic¨® que Jap¨®n llegar¨ªa a ser una superpotencia nuclear y que la transici¨®n en cuanto a su papel ser¨ªa como "el cambio habido en los asuntos europeos y mundiales en el decenio de 1870 por el ascenso de Prusia".
El peligro principal es su tendencia a encerrarse en s¨ª mismo. Ser¨ªa una p¨¦rdida para el mundo
Esas opiniones extrapolaban una impresionante ejecutoria japonesa. Sin embargo, en la actualidad sirven de ¨²til recordatorio del peligro de las proyecciones lineales basadas en aumentos r¨¢pidos de los recursos de poder. En v¨ªsperas de la II Guerra Mundial, Jap¨®n contaba con el 5% de la producci¨®n industrial del mundo. Despu¨¦s de quedar devastado, no recuper¨® ese nivel hasta 1964. De 1950 a 1974, la tasa media de crecimiento anual ascendi¨® a un 10% y en la d¨¦cada de los ochenta ocupaba el segundo puesto por tama?o de las econom¨ªas nacionales del mundo, con el 15% de la producci¨®n mundial. Jap¨®n lleg¨® a ser tambi¨¦n el mayor acreedor y el mayor donante de ayuda exterior. Su tecnolog¨ªa era aproximadamente igual a la de EE UU e incluso ligeramente m¨¢s adelantada en algunas manufacturas. Jap¨®n se arm¨® solo ligeramente (pues limit¨® los gastos militares al 1% del PNB) y se centr¨® en el crecimiento econ¨®mico.
Aquella no fue la primera vez que Jap¨®n se reinvent¨® a s¨ª mismo. Hace un siglo y medio, fue el primer pa¨ªs no occidental que se adapt¨® a la mundializaci¨®n. Tras siglos de aislamiento, la restauraci¨®n Meiji eligi¨® selectivamente modelos del resto del mundo y, 50 a?os despu¨¦s, el pa¨ªs hab¨ªa llegado a ser lo bastante fuerte para derrotar a una gran potencia europea en la guerra ruso-japonesa.
?Puede reinventarse de nuevo a s¨ª mismo Jap¨®n? En 2000, una comisi¨®n creada por el primer ministro sobre las metas en el siglo XXI pidi¨® eso precisamente. Poco ha habido al respecto. Dados el estancamiento econ¨®mico, las deficiencias del sistema pol¨ªtico, el envejecimiento de la poblaci¨®n y la resistencia a la inmigraci¨®n, el cambio fundamental no resultar¨¢ f¨¢cil. Pero Jap¨®n sigue conservando un nivel de vida elevado, una mano de obra muy especializada y una sociedad estable, aparte de encabezar algunos sectores tecnol¨®gicos y manufactureros. Adem¨¢s, su cultura, su ayuda internacional al desarrollo y su apoyo a las instituciones internacionales le granjean recursos de poder blando, es decir, atractivo.
Pero no parece probable que un Jap¨®n revitalizado llegue, en una o dos d¨¦cadas, a ser un aspirante a la primac¨ªa mundial econ¨®mica o militarmente, como se predijo. El pa¨ªs, que tiene aproximadamente el tama?o de California, nunca tendr¨¢ la escala geogr¨¢fica o demogr¨¢fica de China o de EE UU y su poder blando resulta socavado por actitudes y pol¨ªticas etnoc¨¦ntricas. Algunos pol¨ªticos japoneses hablan de revisar el art¨ªculo 9 de la Constituci¨®n, que limita sus fuerzas a la autodefensa y algunos han hablado de armamento nuclear. Las dos opciones parecen imprudentes e improbables ahora.
En cambio, si Jap¨®n se aliara con China, sus recursos combinados constituir¨ªan una coalici¨®n potente. En 2006, China pas¨® a ser el mayor socio comercial de Jap¨®n y el nuevo Gobierno del Partido Democr¨¢tico del Jap¨®n en 2009 se propuso mejorar las relaciones bilaterales. Pero una alianza tambi¨¦n parece improbable. No solo no se han cerrado las heridas del decenio de 1930, sino que, adem¨¢s, China y Jap¨®n tienen concepciones encontradas del lugar id¨®neo que corresponde a Jap¨®n en Asia y en el mundo. Por ejemplo, China ha bloqueado los intentos de Jap¨®n de llegar a ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
En el muy improbable caso de que EE UU se retirara de la regi¨®n de Asia Oriental, Jap¨®n podr¨ªa subirse al carro chino, pero es m¨¢s probable que mantenga su alianza con EE UU para preservar su independencia de China.
El peligro principal para el Jap¨®n actual es su tendencia a encerrarse en s¨ª mismo, en lugar de llegar a ser una potencia civil mundial que haga realidad su gran capacidad para producir bienes p¨²blicos mundiales. Por ejemplo, el presupuesto de Jap¨®n para ayuda ha disminuido y solo la mitad de los estudiantes japoneses estudian en el extranjero en comparaci¨®n con los que lo hac¨ªan hace d¨¦cadas. Un Jap¨®n que se encerrara en s¨ª mismo ser¨ªa una p¨¦rdida para todo el mundo.
Joseph Nye, ex secretario adjunto de Defensa de Estados Unidos, es profesor en la Universidad de Harvard. ? Project Syndicate, 2010. Traducido por Carlos Manzano.
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