'El Principito' contra el talib¨¢n
Las tropas espa?olas reparten el libro de Saint-Exup¨¦ry en Afganist¨¢n por iniciativa de una coleccionista
Los militares espa?oles desplegados en Afganist¨¢n jam¨¢s pensaron que har¨ªan algo parecido. Ni les prepararon ni les advirtieron sobre ello. No era peligroso, pero s¨ª inusual: han estado repartiendo libros, ejemplares de El Principito de Antoine de Saint-Exup¨¦ry traducidos al dari, un dialecto del farsi hablado en ese pa¨ªs.
No fue idea del Ministerio de Defensa, sino de una mujer llamada Fuencisla Gozalo, procuradora de profesi¨®n, que desde hace a?os colecciona ejemplares de esta obra en todos los idiomas del mundo. Lo tiene en 200 lenguas. Buscando nuevas incorporaciones para su librer¨ªa descubri¨® la triste historia de un traductor afgano llamado Ghulam Sakhi Ghairat, hoy director de la Escuela Diplom¨¢tica de Kabul, que en 1977 hizo una peque?a edici¨®n del libro en dari. "No lleg¨® a venderse nunca y la conserv¨® en cajas en su casa", le cont¨® a la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n. Hasta que durante la guerra, bombardearon su vivienda. Todo ardi¨®. "?l salv¨® la vida porque estaba en Nueva York", a?adi¨®.
Un grupo de 30 amigos financi¨® la traducci¨®n al dari de 5.000 ejemplares
"El d¨ªa de mi cumplea?os le ped¨ª a mis amigos que, en lugar de hacerme un regalo, me ayudaran a financiar una edici¨®n de El Principito en dari para repartirlo entre las mujeres y los ni?os afganos", cuenta Fuencisla. Sus amigos colaboraron para aportar 2.500 euros con los que financiar una tirada de 5.000 ejemplares de la traducci¨®n de Sakhi.
"Para repartirlos pens¨¦ que pod¨ªa ayudarnos nuestro Ej¨¦rcito", explica, "y le envi¨¦ una carta a la ministra". "Badghis es una provincia muy necesitada, y si no constituye un peligro para nuestros soldados creo que ser¨ªa bueno que se encargasen de su reparto en escuelas, bibliotecas, entre las mujeres y los ni?os", dec¨ªa la misiva.
El Ministerio de Defensa le contest¨® que le parec¨ªa una excelente idea y que se pon¨ªan manos a la obra. Fuencisla no quiso perd¨¦rselo y viaj¨® a Afganist¨¢n para ver con sus propios ojos a mujeres y ni?os paseando con su ejemplar. "Ning¨²n ni?o hab¨ªa podido leer El Principito. Ahora s¨ª. Podr¨¢n aprender los valores que ense?a el libro: honestidad, lealtad, amistad. El traductor me dijo que lo m¨¢s importante para garantizar la seguridad en el futuro, para que los ni?os no terminen en campos de entrenamiento talibanes, es la educaci¨®n".
El ejemplar lleva una dedicatoria a Fuencisla -"esperamos que, est¨¦ donde est¨¦, su coraz¨®n lata siempre con el de millones de ni?os afganos"-, pero ella no se qued¨® satisfecha y, una vez en Kabul, se reuni¨® con el viceministro de Educaci¨®n. "Si nos dan un d¨®lar, nosotros llevaremos l¨¢pices. Si nos dan m¨¢s, podemos construir escuelas o colegios. Necesitamos 6.000. Gestionen ustedes el dinero, elijan ustedes a los constructores, y nosotros les regalaremos el terreno", les dijo el pol¨ªtico afgano. Y Fuencisla Gozalo ya no pudo dejar de pensar en la posibilidad de construir un colegio en Kabul.
A los pocos d¨ªas se celebr¨® una segunda reuni¨®n en la Agregadur¨ªa de Defensa, a la que asisti¨® la diputada Homaira Haqmal, profesora de Derecho en la Universidad de Kabul; el coronel Luis Herruzo; y el brigada Jos¨¦ Manuel Nogales. Todos se entusiasmaron con el proyecto: decidieron crear la Fundaci¨®n Cometa para reunir fondos. Fuencisla es la presidenta; el coronel Herruzo, el vicepresidente. La idea es que en el colegio se empl¨¦e a mujeres y se eduque a los ni?os en la igualdad. La segunda lengua de la escuela ser¨ªa el espa?ol.
En la exposici¨®n del proyecto, Fuencisla cita un extracto de la obra Taliban, de Ahmed Rashid, que dice lo siguiente: "Los ni?os se pasaban el d¨ªa estudiando el Cor¨¢n, las ense?anzas del profeta Mahoma y los principios fundamentales de la ley isl¨¢mica interpretada por unos profesores que casi eran analfabetos. Aquellos estudiantes de las madrazas wahabies eran los discapacitados, los inquietos, los desempleados o los humildes. Admiraban la guerra porque era la ¨²nica ocupaci¨®n a la que ten¨ªan posibilidad de adaptarse. La simple creencia en un islam mesi¨¢nico y puritano que les hab¨ªan inculcado a la fuerza unos simples mul¨¢s rurales era el ¨²nico sost¨¦n con en el que pod¨ªan contar para dar sentido a sus vidas".
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