Educaci¨®n
La educaci¨®n es sin duda alguna el factor m¨¢s decisivo para el desarrollo de los pueblos. Tambi¨¦n es el medio m¨¢s importante que tienen las personas para realizarse como seres humanos, si es que este concepto tiene todav¨ªa alg¨²n significado preciso en los tiempos que corren.
Pero conviene recordar que la educaci¨®n no hace milagros. Ni cambia los modelos productivos de la noche a la ma?ana, como algunos est¨¢n empe?ados en demostrar, ni convierte en seres inteligentes y ponderados a esa incontable cohorte de personajes est¨²pidos que pululan por todos los rincones de la Historia sin distinci¨®n de raza, sexo o ubicaci¨®n geogr¨¢fica.
Es muy probable que sea la constataci¨®n de este ¨²ltimo hecho lo que explique el por qu¨¦ escritores y cient¨ªficos de toda solvencia hayan albergado tantas dudas acerca del supuesto poder ben¨¦fico que la educaci¨®n tiene sobre el comportamiento humano. Alejandro Dumas, sin ir m¨¢s lejos, ya lo desmitific¨® en su d¨ªa con una frase bastante c¨¦lebre, nunca suficientemente valorada: no llego a comprender, dec¨ªa, por qu¨¦ siendo los ni?os tan inteligentes, los adultos son tan tontos; debe ser fruto de la educaci¨®n. O sea, m¨¢s o menos, lo que usted piensa muchas veces pero no se atreve a expresar en voz alta por temor a las represalias.
Pero Dumas no estaba solo en esto, el dramaturgo Moli¨¨re, casi dos siglos antes, ya hab¨ªa expuesto su conocida tesis, seg¨²n la cual puede demostrarse que "un tonto ilustrado es m¨¢s tonto que un tonto ignorante"; cosa, por otra parte, que todos hemos tenido ocasi¨®n de comprobar al escuchar a alguno de esos escritores profusamente premiados vertiendo todo tipo de improperios mis¨®ginos o xen¨®fobos en las televisiones basura que ¨²ltimamente proliferan por el solar patrio.
Anatole France, sin embargo, planteaba el asunto desde otra perspectiva. Para ¨¦l, la educaci¨®n ten¨ªa muy poco que ver con el aprendizaje. "Entonces, como no estudiaba nada, aprend¨ªa mucho", sol¨ªa decir refiri¨¦ndose a su ni?ez. Una tesis, por cierto, perfectamente extrapolable al joven Darwin, cuya experiencia viajera a bordo del Beagle fue mucho m¨¢s beneficiosa para la Humanidad que todos esos enjundiosos estudios eclesi¨¢sticos en Cambridge adonde su padre le envi¨® para que fuera "debidamente educado".
O sea, que sin restar un ¨¢pice de importancia a la educaci¨®n, a la postre cada uno es cada uno y acaba siendo producto de sus circunstancias, anhelos, prejuicios y miserias. La opini¨®n expresada en su d¨ªa por la Congregaci¨®n Romana en el auto contra Galileo es la demostraci¨®n m¨¢s palpable de que esto que digo es cierto: "La doctrina de que la Tierra ni es el centro del universo, ni est¨¢ inm¨®vil, sino que se mueve, incluso con una rotaci¨®n diaria, es absurda y falsa, tanto filos¨®fica, como teol¨®gicamente, y es, cuando menos, un error de fe" (textual). Teniendo en cuenta que todos sus componentes (los de la Congregaci¨®n) ten¨ªan estudios muy avanzados para su ¨¦poca, no me digan que la cosa no es para preocuparse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.